Con la iglesia hemos topado

Topares contra el Obispado por la propiedad del salón social

  • El pasado día 1 de enero el cura no acudió a misa “ante el temor de que algo pudiera ocurrir teniendo en cuenta el ambiente de crispación que había”

Reunión de los vecinos el día dos de enero tras la misa con el vicario general de Almería

Reunión de los vecinos el día dos de enero tras la misa con el vicario general de Almería

No es nada nuevo que la Iglesia española viene desde hace años poniendo a su nombre propiedades inmobiliarias, fincas, terrenos, solares, locales... que pertenecían a los pueblos o que, en todo caso, nunca se registraron. La mayoría de las veces lo ha hecho de forma callada y silenciosa, sin avisar y amparada por los artículos 206 y 304 de la Ley y el Reglamento Hipotecario. Al parecer, los obispos pueden emitir certificaciones de dominio como si fueran funcionarios públicos. Este privilegio se agrandó en el año 1998, cuando el Gobierno de entonces (Partido Popular de José María Aznar) suprimió el artículo 5 del reglamento citado, que impedía la misma práctica sobre edificios de culto, iglesias, catedrales o ermitas. Desde aquel año, también pueden inscribir estas propiedades a su nombre.

A eso se llama, en la jerga administrativa, inmatricular. Y es, a priori, lo que parece que ha ocurrido en Topares, una pedanía del municipio de Vélez Blanco de unos 200 habitantes que estos días están de muy mal humor al enterarse de que el Obispado de Almería ha inscrito a su nombre varias propiedades que aseguran son del pueblo. Se trata de varios locales que se disponen alrededor de la iglesia y que llevan años prestando servicios como peluquería, salón social-bar y entidad bancaria de Unicaja, además de un tanatorio.

“Se construyeron con los ahorros que cada uno pudo poner en su momento una vez que se quitó el cementerio que rodeaba a la iglesia. Se hizo con mucho esfuerzo para que Topares, que no tenía nada, tuviera espacios para cuestiones esenciales, entre éstas un salón donde reunirse o hacer actividades como las fiestas, cine, teatro, reuniones, bailes..., siempre ha sido del pueblo y para el disfrute de todos los vecinos, anteriormente denominado Teleclub”, asegura el presidente de la Hermandad de las Ánimas, Alfonso Serrano, que es además quien se ha puesto en contacto con un abogado para que, con la Ley en la mano, se pueda llegar hasta el final y las propiedades sean devueltas al pueblo, en este caso la Hermandad de las Ánimas.

Guardia Civil interviene en Topares al ser llamada por el párroco por la multitud de personas que le esperaban en la puerta de la iglesia el día de Año Nuevo Guardia Civil interviene en Topares al ser llamada por el párroco por la multitud de personas que le esperaban en la puerta de la iglesia el día de Año Nuevo

Guardia Civil interviene en Topares al ser llamada por el párroco por la multitud de personas que le esperaban en la puerta de la iglesia el día de Año Nuevo

Desde el Obispado, el vicario general, Ignacio López, ha explicado a Diario de Almería que estos locales se han inscrito de forma totalmente legal dado que ya en el Catastro constaban como que eran de su propiedad. “La inscripción en el Registro de la Propiedad se llevó a cabo hace años y lo que ahora se ha hecho es simplemente avisar de que hay que regularizar una situación, cuanto menos alegal, dado que la Hermandad de las Ánimas, que por cierto no está registrada como tal en ningún sitio y sin esto es como si no existiera, está cobrando unos alquileres por estos locales sin rendir cuentas a nadie de qué se hace con ese dinero, pese a que aseguran que se invierte en mejoras para el pueblo”.

De esta situación se han enterado los vecinos de Topares después de un burofax que el Obispado envió el pasado verano a los propietarios de los alquileres. A raíz de esto, el presidente de la hermandad que supo de la misiva, sacó una nota simple y comprobó que efectivamente las propiedades estaban todas a nombre del Obispado, una como local comercial y otro como casa religiosa. No daban crédito y califican la acción como “apropiación” o incluso “robo”.

Misa y reunión

El pasado día 1 de enero, día de Año Nuevo, cientos de vecinos esperaban en la calle la hora de inicio de la misa. Una misa que no se llegó a celebrar dado que el cura finalmente no acudió “ante el temor de que algo pudiera ocurrir teniendo en cuenta el ambiente de crispación que había, los insultos recibidos a través de las redes sociales y varias trastadas de mal gusto”. El propio párroco avisó a la Guardia Civil y al vicario general, y aconsejado por ambas autoridades decidió no acudir a celebrar la eucaristía. Sí lo hizo sin embargo al día siguiente, domingo 2 de enero, acompañado del vicario general y también con la presencia de la Guardia Civil en la plaza del pueblo. En un ambiente de tensión pero sin que nadie perdiera las formas en ningún momento (como han asegurado ambas partes), tras la misa, el Ignacio López se dirigió a los feligreses y vecinos para explicar lo que había ocurrido con esa propiedades que son del Obispado. Durante más de dos horas trataron de acercar posturas una y otra parte sin llegar a ningún acuerdo. Será tras la Navidad, en una reunión que se ha acordado llevar a cabo con portavoces de la Hermandad y del Obispado, junto con sus respectivos asesores legales, cuando se intente, por la vía de la palabra, llegar a un entendimiento.

Dos posturas

El conflicto, que ha generado un clima tenso en la pedanía de Topares durante todas las pascuas, no será fácil de resolver dada las distancias entre las partes. Siempre podrán recurrir a los tribunales para que impartan justicia, aunque Obispado y Hermandad aseguran que lo ideal es hablar para llegar a buen puerto. Para la Hermandad, la única vía es que el Obispado devuelva las propiedades a quienes las han gestionado y disfrutado desde que se levantaron, hace ahora 65 años. Insisten en que se les ha arrebatado una propiedad sin previo aviso y de tapadillo. El Obispado, con un ánimo conciliador, como asegura Ignacio López, “en ningún momento quiere quitarle al pueblo los servicios de peluquería, bar o entidad bancaria, que entiende son esenciales. Lo único que se pretende es regularizar una situación que no es legal, por lo que están dispuestos a que la Hermandad, siempre y cuando se registre como tal, con sus estatutos y sus normas, o como Mayordomía que es otra figura más sencilla, pueda gestionar todos estos inmuebles y revertir el beneficio en el mantenimiento de la iglesia o del cementerio. Y si es necesario, para que se queden conformes, se firma un documento en el que nos comprometamos a no vender las propiedades como muchos aseguran que es la intención final del Obispado”.

Mientras llega la hora de ese esperado encuentro, los vecinos, no todos pero sí en su mayoría, han dejado de asistir a misa como muestra de su descontento y para poder escuchar la palabra de Dios prefieren desplazarse hasta el municipio murciano más cercano. Al párroco, que sigue yendo a Topares, le han hecho el vacío. Según el vicario “incluso lo han insultado a través de las redes sociales llamándolo ladrón, le han pinchado las ruedas del coche con una cuchilla de cúter que él mismo encontró junto al neumático y le han volcado las figuras del belén”.

Vecinos en la plaza del pueblo a la espera de que el cura llegara para dar misa y se quedaron sin misa Vecinos en la plaza del pueblo a la espera de que el cura llegara para dar misa y se quedaron sin misa

Vecinos en la plaza del pueblo a la espera de que el cura llegara para dar misa y se quedaron sin misa

Diario de Almería también ha querido contactar con otra figura importante de Topares que aunque no es parte en el conflicto, como alcalde pedáneo sí tiene su opinión al respecto, además de como vecino. Pedro Pérez Hita ha indicado que lo único que quiere es que, independientemente de quien sea el propietario de los locales, que los vecinos puedan seguir disfrutando de ellos como hasta ahora. “Quitarle al pueblo el salón social donde se hacen prácticamente todas las actividades, religiosas, culturales, festivas... es quitarle la vida a Topares. Nadie vendrá si se cierra el bar que da de comer a quienes se acercan a visitarnos, a los trabajadores de alrededor... Desaparecerá”, explica con lágrimas en los ojos y la voz quebrada invadido por el sentimiento.

Pérez Hita insiste en que su deseo es que en la próxima reunión que se va a llevar a cabo, en la que estará él presente, “se llegue a un arreglo y que el pueblo pueda seguir usando los locales como hasta ahora. No hay ningún inconveniente en que sea del pueblo y que la iglesia lo siga usando para lo que necesite, o al contrario. Lo importante es que el pueblo siga teniendo el uso y disfrute como hasta ahora”.

"Sea de quien sea, que lo pueda usar el pueblo"

En este clima conciliador, no obstante, Pedro Pérez sí ha querido expresar su malestar por el hecho de que el Obispado les haya quitado las llaves de la iglesia, a la que antes entraban y salían para arreglarla, limpiarla y mantenerla, o las llaves del cementerio, que hace un año que no pueden entrar y la puerta se está cayendo sin que nadie haga nada...

Este es precisamente el temor que existe entre los vecinos, que pueda ocurrir lo mismo con los locales, que se cierren a cal y canto y no se puedan usar, con lo cual se quedarían sin fiestas por no tener un sitio donde hacerlas.

“¿Por qué no se hace una concesión al Ayuntamiento y que sea éste quien se haga cargo de la gestión de esos locales por un tiempo determinado?” Propone Pedro Pérez, quien cierra la conversación con este periódico con esta premisa: “No quiero ningún conflicto con el Obispado y no quiero, claro está, que mi pueblo pierda lo poco que tiene. Sería la ruina de la pedanía cerrar el local social que ahora es un restaurante; es lo que le da vida y lo que permite a Topares seguir adelante y no caer en el olvido...; dejará de venir la gente”.

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