Vecinos de un edificio de Aguadulce salvan a un bebé de un incendio

Un guardia civil, herido leve al sofocar las llamas · El fuego devastó la vivienda de una familia rumana

El balancín del bebé fue de los pocos objetos que se salvó de las llamas.
El balancín del bebé fue de los pocos objetos que se salvó de las llamas.
I. M. G. / Aguadulce

05 de agosto 2009 - 01:00

El guardia civil del cuartel de Vícar, Juan Horacio Gálvez, tuvo que ser ingresado en el hospital del Poniente debido a la intoxicación de humo que le afectó cuando intentaba apagar el incendio que destrozó el apartamento 7 A del edificio Géminis II de Aguadulce, una torre de 14 plantas repleta de veraneantes, dejando sin vivienda a una mujer rumana, su bebé de apenas cuatro meses y su madre, la abuela del pequeño. Todavía no eran las doce de la noche cuando los vecinos vieron cómo la abuela volvía a casa tras dar una vuelta por el Paseo Marítimo con el pequeño. También volvían a casa del trabajo la madre y su hermano. Pocos minutos después unas 300 personas eran desalojadas del edificio, con 84 apartamentos habitados, debido al fuego, cuyo origen todavía se desconoce. Las víctimas rumanas, cuyo pequeño apartamento fue devorado casi totalmente por las llamas, eran alojadas por un hermano en Vícar. El único herido en el siniestro fue el guardia civil, que vive en la planta inferior y se presentó inmediatamente tras escuchar los gritos de auxilio de la abuela del pequeño, que salió al rellano de la escalera para avisar a los vecinos.

Según relata el portero de la finca, Manuel Hidalgo, "sobre las 11.30 de la noche salió la vecina con el bebé en los brazos gritando fuego. Acudieron los vecinos, que rescataron al pequeño y a la abuela y los llevaron a la calle. Intentaron apagar el fuego con los extintores y en ese momento resultó intoxicado el guardia civil. Luego llegaron los bomberos, pero el piso ya se había quemado. Son rumanos, pero una gente estupenda, ojalá hubiera españoles como ellos", recordaba el portero.

En relación al origen del fuego, Manuel Hidalgo afirma que "los especialistas todavía no se lo explican. Dicen que no había nada enchufado, que no se veía ninguna causa inicialmente. Se sabe en qué habitación empezó, pero todavía no hay causas exactas".

Fueron los vecinos de la misma planta los primeros en acudir en ayuda de la familia. "Estamos que no nos creemos todavía lo que vimos", aseguraba María Isabel, que vive en la misma planta que el apartamento siniestrado. Junto su marido fueron los primeros en auxiliar a los rumanos. "El fuego me da pánico y no atinaba al ver el humo a salir ni por un lado, ni por otro, ni a meterme en casa. Te quedas paralizado, pese a que tenemos escalera de incendios aquí mismo. No sé lo que me pasó. Estaba la abuela con el bebé y cogí al niño y me lo llevé a la calle corriendo. Mi marido, mi hermano, que llamó a los bomberos, y yo estábamos cenando y de pronto sentimos golpes muy grandes y pensamos que había gente encerrada en el ascensor. Al salir vimos el humo, mi marido cogió a la abuela y yo al bebé, mientras mi hermano iba por la escalera avisando del fuego y llamó a los bomberos. El crío estaba desnudo, imagino que iba a acostarse, mi marido se quitó la camiseta y le tapamos. Estuvimos en la puerta de la calle hasta que la madre nos encontró".

El suegro del guardia civil Juan Benavente, quien recordaba que "estábamos cinco en casa: mi hija, Juan Horacio, mi nieto, mi mujer y yo. Sentimos unos golpes, pensamos que alguien se había quedado encerrado en el ascensor y al salir vimos que había explosiones en el piso de arriba. Comenzamos a evacuar a la gente y a sacar extintores. Juan Horacio fue quien peor lo pasó porque estaba con tres o cuatro extintores, había mucho humo y se intoxicó. Se lo llevaron en una ambulancia porque no podía respirar".

Los vecinos permanecieron hasta casi las dos de la mañana en la plaza del edificio hasta que las autoridades les permitieron volver a sus casas.

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