"A Vélez Blanco llegaron los libros de Copérnico antes que a Europa"

Madrileño con sangre meiga en las venas, el historiador Fernando Jesús Bouza estará desde el día 27 en Vélez Blanco, como ponente en un curso que lleva por título La música del Bicentenario. Del Antiguo Régimen a la sociedad liberal. En el mismo podrá referirse a los libros de los marqueses de Vélez, una dedicación que, tal y como ha señalado, "ha hecho que me enamore de un municipio como Vélez Blanco que podré conocer".

-¿Qué supone participar en los cursos de verano de la UAL?

-Una satisfacción enorme. Este curso ha alcanzado mucho prestigio en toda España.

-¿Qué tiene que decir acerca de la música del Barroco, una de las temáticas del curso?

-Que existen grupos y personas que están realizando grabaciones importantes y analizando archivos catedralicios y nacionales que son cada vez más exigentes. Estamos recuperando música muy interesante.

-Pero usted hablará de la colección de libros de los marqueses de Vélez desde el siglo XVI...

-Sí. He sido invitado para eso. Mi acercamiento a la historia de la música es sólo periférico.

-Imagino que existe relación con el castillo de Vélez Blanco...

-Este maravilloso castillo tenía una de las bibliotecas más importantes de la España renacentista en la que he podido contabilizar más de 1.000 ejemplares manuscritos e impresos de obras importantes. Todo esto forma un conjunto de libros que para la historia de España tiene mucho relieve.

-¿Se podría resaltar alguno de manera especial o la historia es similar para todos ellos?

-Los libros que conocemos es a través de inventarios de la época, pero sobre todo con una suerte enorme ya que Felipe II adquirió 400 ejemplares de esta biblioteca para destinarlos a la biblioteca de El Escorial, una de las más importantes del mundo.

-¿Cuántos libros podían llegar a tener los marqueses?

-Reunieron algunos manuscritos valiosos pero especialmente impresos que van desde autores clásicos a más modernas. Destacar que lo que más me ha sorprendido es la magnífica colección de ejemplares de ciencia. Por ejemplo, el gran tratado copernicano sobre las evoluciones del orden celestial, estaba en la biblioteca del tercer marqués de los Vélez.

-¿Aficionado a la astronomía?

-Pienso que sí, ya que también tenía una importante colección de instrumentos astronómicos. Además anotaba en los márgenes de los libros, donde se pueden ver signos de álgebra, matemática o astronomía y en los ejemplares que están en El Escorial se puede ver que realmente eran unos interesados por la cultura y que leían muchísimo.

-¿Ha visto algo en las anotaciones que le haya llamado la atención?

-El que anoten en los márgenes lo primero que muestra es que leían los libros. También había nobles que tenían los libros por aparentar. Fíjese la cultura de este personaje que anotaba en griego...

-¿Cúal era el nombre de este tercer marqués?

-Pedro Fajardo y Córdoba.

-De hecho, los ciudadanos de Vélez Blanco llaman al castillo como el de los Fajardos...

-Sí, claro, era el apellido familiar.

-¿En qué fase de trabajo se encuentra ahora?

-Pues estoy intentando reunir el mayor número de noticias sobre los libros de los inventarios, para recuperar el mayor número de ejemplares vinculados a este marquesado en el siglo XVI.

-Si comparamos con demás familias nobles de la misma época en España, ¿dónde quedarían los Fajardo?

-Es una familia que ha demostrado un interés muy notable. Hay otros que tuvieron más libros que los marqueses de los Vélez pero entre la nobleza hay que destacar el uso tan personal que se daba a los libros.

-¿Era leer una moda?

-Se había puesto de moda entre los nobles leer sobre todo tratados de astronomía pero no es lo mismo. Pedro Fajardo ha demostrado que realmente leía los libros. Había incluso temas modernos para la época.

-Imagino que estará deseando llegar a Vélez Blanco...

-Siempre he tenido desde pequeño una relación especial con Vélez y los Fajardo. Mi familia procede de Ortigueira (Galicia) del que los Fajardo eran originarios. Mi interés siempre ha sido especial. Aunque el interés por los libros llegó más tarde... de niño me interesaba más jugar a la pelota.