La Virgen del Carmen de Pescadería cumple hoy 79 años en el barrio
Almería
La talla la esculpió Jesús de Perceval, por encargo del comandante de Marina José Mª Guitián, y se bendijo el 16 de julio de 1944
Al menos medio centenar de enclaves, barrios, anejos y pueblos almerienses tienen a la sagrada imagen de la Virgen del Carmen como Patrona. Sí, la que se celebra hoy. Puede que olvide alguno, pero así, de improviso, me vienen a la cabeza las fiestas de Abrucena, Adra, Aguadulce, Almerimar, Balerma, Benahadux, Bentarique, Cabo de Gata, Cantoria, Cuevas del Almanzora, El Alquián, El Pozo de Los Frailes, El Zapillo, Huécija, Huércal de Almería, Huércal Overa, La Alfoquía, La Cimilla, La Gangosa, La Isleta del Moro, La Portilla, Los Gallardos, Los Zoilos (Serón), Macael, Palomares, Purchena, Río Chico, Roquetas, Saladar y Leche, Santa Fe de Mondújar, Vélez Blanco, Vélez Rubio o Villaricos.
Sin desmerecer al resto, en Pescadería, un barrio de la capital que aún mantiene su tradición marinera, los festejos de julio en honor de la Patrona de los hombres de la mar siempre han gozado de arraigo popular y prestigio.
Fue en 1944 cuando la iglesia parroquial de San Roque acogió por primera vez la talla de la Virgen de Carmen. Es obra del indaliano Jesús Pérez de Perceval del Moral (1915-1985), y se encargó por iniciativa del comandante de Marina, José Mª Guitián Vieito. Costó 8.000 pesetas. El 16 de julio de ese año, a las nueve de la mañana, el obispo de la Diócesis, Enrique Delgado y Gómez (1888-1978), bendijo la imagen en el Altar de la parroquia de San Sebastián y partió en procesión a su lugar de culto.
El desfile estaba compuesto por alumnos y maestros de la Escuela del Pósito e innumerables pescadores con sus familias que quisieron acompañar a la imagen en su histórico traslado. Entre ellos, el patrón mayor de la cofradía de pescadores Pedro Cazorla. También marchaban el párroco, José Sirvent Marín, el obispo, el comandante de Marina, José Mª Guitián Vieito, su segundo, Ricardo Arango, innumerables autoridades de la época y la banda municipal de música.
La imagen bajó el Paseo, la calle Gerona, la calle Real y por el Parque llegó al barrio. A su destino. A la iglesia de los pescadores y marineros, donde se sigue venerando 79 años después. El periodista almeriense “Jove” escribió la crónica de aquel primer desfile procesional así: “En verdad, y sin que pueda considerarse exageración, pocas imágenes de la Virgen del Carmen tan bellas y perfectas, tan marineras e ingrávidas, como la que acaba de salir, airosa y prometedora de las gubias y los pinceles de Perceval”.
El año siguiente fue el primero en celebrarse las fiestas con la talla en el Altar. Hubo misa, con asistencia del obispo y de las primeras autoridades, procesión por las calles del barrio y por los andenes del Puerto, concierto de la banda municipal y un almuerzo en los tinglados del muelle para los 1.500 pescadores y marineros de la flota local.
Con mayor o menor presupuesto, no han dejado de celebrarse las fiestas en honor de la Virgen del Carmen. De la “Reina de Pescadería” como hoy la llaman con devoción sus hermanos y fieles en las redes sociales. Durante los años cuarenta y mitad de los cincuenta del XX, la procesión recorría las calles del barrio y los muelles y el trono era escoltado por miembros de la Marina hasta su regreso al templo.
Consta que en 1955 la procesión terrestre se convirtió también en marítima. En una barca adornada con gallardetes y banderas, la Virgen del Carmen navegó por el interior del puerto acompañada por un sinfín de navíos, veleros y lanchas atestadas de fieles. Dieron varias vueltas a la bahía y regresaron al muelle para proseguir el camino hacia la parroquia. El año siguiente fue el pesquero “El Portugués” el que llevó a la Virgen hasta la bocana del puerto. En fechas posteriores tuvieron ese honor los armadores de los barcos “Antonia Márquez”, “Segunda Venus”, “Amalia”, “Segura Ferrer”, “Nuevo Delfis”, “Santa Marta Virgen”, “Frasquito y Maruja”, “Nuevo Mar Blanco” o “El Secre”.
Impulso en los años ochenta
En los ochenta, un grupo de jóvenes devotos tomó las riendas de la hermandad e impulsó la devoción y popularidad de las fiestas. Cristóbal Acacio Reverte (1948) era el hermano mayor y el querido cura Marino Álvarez Mínguez (1918-2009), el consiliario, que incluso escribía cuartetos dedicados a la Patrona: “Virgen del Carmen / polar del Cielo / soy marinero / en mi barco pesquero / Tú eres el centro/”. Junto a ellos, y entre otros, estaban arrimando el hombro en diferentes momentos Antonio Reyes Ruiz, Salvador Merlo, Carmen Borja Domene, Mariano Benavides Berenguel, Juana Muñoz Montoya, Miguel Martínez Murcia, Dolores Espinosa, Gabriel Ferrer Piedra, Carmen Torres Sierra o Angelita Rubi.
Desde 1987 consiguieron convencer a las empresas y comercios para que aportaran regalos o donativos para engrandecer la fiesta. Y lo hicieron bares, autónomos, tiendas y sociedades estrechamente vinculadas con la mar: “Lozano Cañadas S.A.”; “Efectos Navales Milán”; “Bar Tiburón” de José Quero Martínez; “Mariscos Cayuela”, los asentadores “Gómez y Morato”, “Hermanos Clemente”, Juan Aguilera González, Julián Cazorla Martínez o José Luis Crespo Cayuela; el “Spar” de Juan Maldonado Soler; el exportador de marisco “López y Lijero”; el video-club “El Puerto” de la calle Cordoneros; la confitería “Santa Inés” de la calle Hipócrates, los bares “Cristóbal”, “Picholo”, “Lyon” o la farmacia de la calle Muelle, del boticario Luis Fernández Martínez.
Las aportaciones aumentaron y en 1989 editaron un programa de fiestas de 40 páginas, cuyos 130 ejemplares se repartieron por el barrio. Venían impresos poemas de don Marino, sevillanas escritas a la Virgen del Carmen por José Nieto y María Belmonte Nieto y las fotos de los vecinos más ancianos, Pedro Gómez “Caldo Caliente” y Beatriz Cayuela Escámez, sinceros devotos, a los que se les impuso una medalla. En años posteriores la recibieron Roberto Espinosa Pomares, Manuel Pérez Escánez, Julio Rodríguez Ferrón, Gloria Sevilla Salmerón, Emilio Fresneda López, María López Montoya, José Moya Ramírez o María Murcia Zamora.
Más gente entregó sus donativos: “Lozano Cañadas S.A.”; “Saneamientos El Ancla”; los bares “Pavía”, “Mary” de la calle Remo, “Ferrer”, de la calle Valdivia y “Casa Pedro; “Peluquería Encarni” y “Modas Pandilla” de la calle Rosario; los exportadores “Hijos de Miguel Santander” o Manuel López Jacinto.
Era costumbre, a finales de los ochenta y principios de los noventa, que el obispo de la diócesis, Rosendo Álvarez Gastón (1926-2014), oficiara la misa que precedía a la procesión. Además, desde 1992 se instauró el pregón mariano, siendo Juan Antonio Barrios Fenoy (1958-2021), Juan Aguilera Martínez y José Rafael López Usero los tres primeros exaltadores. Años después tomaron la palabra Diego Sánchez Molina o José Manuel Navarro Ojeda.
Hoy, de nuevo, la imagen de Perceval recorrerá el barrio y navegará por la bahía. Es el símbolo de que la Virgen del Carmen protege a los pescadores, a los marineros, a sus familias y a quienes bautizaron con tan bello nombre. A todos ellos, felicidades.
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