Historia de la feria

Virgen del Mar (II): Depositada en Santo Domingo

  • Hombre rudo y curtido, Andrés de Jaén la depositó en el segundo cuerpo del torreón -su primer camarín- por miedo a que fuese profanada. La tarea se le hizo liviana después de “invocar a la Señora

Virgen del Mar (II): Depositada en Santo Domingo

Virgen del Mar (II): Depositada en Santo Domingo / D.A.

Andrés de Jaén, hombre rudo y curtido, la depositó en el segundo cuerpo del torreón -su primer “camarín”- por miedo a que fuese profanada. Pese a su dificultad, afirmaba que después de “invocar a la Señora” su peso le resultó liviano. Raudo se llegó a la Iglesia Mayor a contar la buena nueva. Allí el deán y cuerpo catedralicio no le prestó oídos y nuestro hombre, de regreso a Torre García, se detuvo cariacontecido en el convento de los Dominicos, donde le acogieron con interés y creyeron su historia.

Acompañado de cuatro personas -dos de ellos mozos provistos de lanzas-, el prior lo acompañó al lugar indicado y pudo contemplar la magnífica bellísima escultura de traza bizantina. Con alegría desbordante, emprendieron el regreso a la ciudad. La declaración del vigía no deja lugar a dudas sobre las vicisitudes que padecieron durante el regreso... “Aunque mucha violencia le fue hecha en el camino por parte del Deán y Cabildo, que enviaron un Clérigo y un alguacil a ser la quitar, media legua de aquel cabo de el Alquián; y en la Ciudad probaron, y forcejearon nuevamente “. Avisados de que en la Puerta del Mar se había congregado una gran muchedumbre (en procesión) con ánimo de arrebatársela, el prior optó, prudentemente, por acceder a través de la Puerta de Purchena (debe tratarse de un error de transcripción por la Puerta del Sol o de la Vega). Desde allí, a un tiro de piedra, estaba el convento y por la tapia o un portichuelo la mula que cabalgaba penetró en el interior, llevando aquel en brazos a la Virgen y el Niño cubiertos con un fino lienzo y la capa de un mozo de la escolta.

 

Vida de San Indalecio Ilustrada, Pascual Orbaneja, 1699 Vida de San Indalecio Ilustrada, Pascual Orbaneja, 1699

Vida de San Indalecio Ilustrada, Pascual Orbaneja, 1699 / D.A.

Pleito con el Cabildo

Habida cuenta de que el cabildo seguía empecinado en llevarse a la catedral la imagen que antes había rechazado, la comunidad dominica facultó al prior Juan de Baena a que impetrara el auxilio del arzobispo de Granada. Fernando de Talavera se encontraba por aquellas calendas en visita pastoral a la granadina Ugíjar. Enterado del contencioso “mandó muy libremente su Señoría escribir una carta en que mandaba al Deán que oviese paciencia, y que no molestasen al Prior ni al Convento sobre ello, y que el Convento gozase de su donación”. El mandato fue atendido con premura, ya que al presentarle la carta “el Deán la recibió y obedeció, besándola y poniéndosela encima de la cabeza en señal de acatamiento”.

Ello justifica que la Virgen del Mar (siglos después co-Patrona junto a San Indalecio) reciba culto en la iglesia conventual de la Orden de Predicadores; aunque por diversas circunstancias en ocasiones la seo catedralicia le ha cobijado y dado amparo. En aquellas calendas del XVI la diócesis de San Indalecio se hallaba vacante. Por dispensa regia, el obispo nombrado, Juan de Ortega, nunca viajó a Almería. En su lugar fue regida por sus sobrinos Sancho y Francisco de Ortega; este repetidamente deán y gobernador eclesiástico.

Lo sustancial del relato está recogido en un acta, desaparecida, de la que tomó notas Gabriel Pascual y Orbaneja para un libro de larguísimo título: “Vida de San Indalecio y Almería ilustrada en su antigüedad, origen y grandeza. Tesoro escondido de la perla más hermosa. Historial discurso de su primer Obispo y Prelado Apóstol de Andalucía, San Indalecio”. El libro, primero de los impresos en Almería, corrió a cargo de Antonio López Hidalgo, en el año de 1609; siendo editado a expensas de José de Orbaneja, hermano del deán ya fallecido. Del amplio número de historiadores eclesiásticos, Joaquín Delgado O.P. es, a mi juicio, el más fiable y exhaustivo, siendo su obra <Santa María del Mar>, un título referencial.

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