Almería

La Virgen de Terque

UNO de los casos sociológicos de masas, más destacados ocurrido en la provincia de Almería durante la década de los años cincuenta se produjo en el municipio de Terque. La fecha se sitúa entre finales del año 1955 y principio de 1956. Se trataba de la supuesta aparición de la virgen en una cueva de esta localidad, un extraordinario suceso que provocó una intensa movilización de miles de personas desplazadas en peregrinación y recogimiento, desde la capital y pueblos de la cuenca del Andarax así como de otros puntos de España para vivir personalmente la experiencia. El controvertido tema del fenómeno visionario se mantuvo invariablemente por espacio de unos tres años, hasta que el obispado de Almería ordenó cerrar la cueva zanjando el tema de las apariciones marianas. Pese a que las autoridades municipales quisieron derribarla, curiosamente cada vez que las maquinas excavadoras lo intentaban éstas se estropeaban, finalmente decidieron mantener la cueva. Existen todavía muchas personas devotas, que aseguran que la virgen hizo entonces numerosos milagros entre los que acudían con fe a rezarle.

Según se cuenta, el origen de estas apariciones- actualmente muchas personas vecinas de Terque y de otros pueblos del bajo Andarax creen firmemente en su aparición- se produjo a raíz de que unos desconocidos unas semanas antes, violentando los accesos de la iglesia Parroquial de Alhabia, lograran penetrar en el recinto sagrado, saqueando la iglesia y llevándose una imagen de la virgen del Rosario. Los desconocidos, posiblemente forasteros, pese a que el robo fue denunciado ante la Guardia Civil, lo cierto es que no fueron nunca localizados y la imagen fue hallada bastantes años después.

La historia arrancó una tarde de un domingo de Resurrección de 1955, cuando una maestra de Terque recorría los aledaños del pueblo paseando por el campo con un grupo de niñas y de repente a la altura del paraje de "La Cañada" a unos 200 metros del pueblo, una de las pequeñas se detuvo en seco y separándose unos momentos del resto de sus compañeras comenzó a gritar con pleno alboroto, llena de gozo, de que en la cueva estaba la virgen. Algunas de las pequeñas que se encontraban con ella afirmaron en esos primeros momentos haberla visto también. Esto ocurría casi al atardecer y el sol ya empezaba a declinar por lo que la visibilidad era un tanto escasa por lo que la maestra, una vez calmadas las niñas, ordenó el regreso al pueblo.

Ante la insistencia de las pequeñas y como ya por el pueblo había trascendido el robo de la imagen de la virgen de la Iglesia de Alhabia, la maestra decidió al día siguiente volver nuevamente a la cueva con el mismo grupo de niñas para comprobar si realmente los autores del robo había dejado en la cueva escondida la imagen. En el pueblo, mientras tanto, ya se comentaba "boca a boca" el suceso.

Una vez en el paraje, la maestra y las niñas, tras examinar minuciosamente el interior de la cueva y sus aledaños comprobaron finalmente que allí no había nada, volviéndose para el pueblo. Curiosamente las primeras niñas que alborozadas manifestaron que habían visto a la virgen en el interior de la cueva, posteriormente dijeron que no la veían. Lo cierto, es que la "explosiva" noticia y las contradicciones sobre si la virgen estaba allí o no, corrió como la pólvora por toda la cuenca del río Andarax. Numerosos vecinos y familiares de las niñas comenzaron a reunirse en torno a la cueva, empezando entonces, según ellos a surgir espontáneamente y de manera colectiva las supuestas apariciones.

Hombres y mujeres de todas las edades, jóvenes y niños caían extasiados de rodillas frente a la cueva gritando desaforadamente de que estaban viendo a la virgen, -quizás con menos devoción- pese al natural empeño que ponían en ver su imagen no lograron nada. Entre tanto, los visionarios tampoco se ponían de acuerdo. Mientras para unos, en medio de un gran resplandor, la virgen aparecida representaba a la virgen del Rosario, para otros se trataba de la virgen de Los Dolores, vestida de blanco recubierta con un manto oscuro.

El tema empezó a cobrar fuerza y de forma espontánea comenzaron a llegar hasta Terque vecinos de los municipios de Alhabia, Íllar, Bentarique, Gádor, gente de todos estos pueblos cercanos sucediéndose numerosas escenas de fervor mariano, con ofrendas de flores y rezos del rosario.

Durante esas fechas, todos los días a la salida del sol el paraje de "La Cañada" amanecía poblado por centenares de vecinos ansiosos de ver la virgen. Algunos, en pleno éxtasis, según cuentan, afirmaban que el Señor decía la misa y otros que los ángeles les daban la comunión. Terque y sus apariciones marianas eran noticia en toda España.

En pleno apogeo de las supuestas apariciones, un luctuoso suceso vino a empañar los acontecimientos marianos. Una de las diferentes videntes, una niña de unos catorce años que se había quedado embarazada, mató el hijo al que había dado a luz para ocultar su vergüenza.

El bebé murió destrozado nada más nacer con la cabeza machacada. Para deshacerse del cuerpo lo arrojó por la taza del váter de su domicilio. Cuando se descubrió el tremendo suceso la noticia se propagó de boca en boca. Fueron unas semanas de cierta inquietud hasta que la Guardia Civil, bajo la dirección del juez instructor de Canjáyar detuvo a la menor acusada de un delito de infanticidio.

La joven, estuvo internada por espacio de varios años en el colegio de Las Adoratrices de Almería, hasta su mayoría de edad. La justicia decretó su destierro a Cataluña. Según cuentan algunos vecinos de la localidad, años mas tarde la joven se casó e incluso en ocasiones esporádicas ha vuelto a la localidad ya que aún viven familiares suyos en Terque.

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