Vivencias de una misión en Bangladesh
El misionero Javeriano de Manos Unidas, Benjamín Gómez, relata su experiencia en el país asiático y da testimonio de los proyectos ejecutados con el dinero de la ONG
Una persona que dé testimonio de que la solidaridad llega al destino. Benjamín Gómez, misionero Javeriano en Bangladesh, cuenta su vivencia en este país asiático y cómo los donativos de Manos Unidos se han empleado con eficacia y con un buen fin.
El misionero explica que la evangelización "no se hace de una forma directa, ni convirtiendo a nadie. Hay que hacerlo desde la presencia y el trabajo religioso con la población bengalí. Estamos en una zona tribal e indígena".
Benjamín Gómez asegura que es una experiencia vital y que los poblados acaban por saber que el misionero va a colaborar con la población: "Siempre he tenido muy buena acogida, nunca rechazado. Es importante hablar la lengua porque si no lo haces, no te metes en su cultura. Es como volver años atrás. Se encuentran en el sistema de las castas, la mano de obra es muy barata, el nivel de sueldos está por los suelos".
La sanidad también es uno de los servicios donde las clases también tienen un peso importante. Pero el misionero mostró a su familia la situación que estaba viviendo allí: "No soportaron ver tanta pobreza cuando los llevé a ciertas zonas".
El misionero explica que "nosotros compartimos proyectos con Manos Unidas. Entre algunos de los proyectos se encuentran las 21 escuelas de primaria, un high school, y un hospital con equipos de cirugía. Se han operado a niños con malformaciones y otros problemas. Vienen médicos españoles para cooperar gratuitamente. También se han realizado otros proyectos como tres orfanatos y dos puentes, uno de ellos lo tenemos en curso".
Benjamín Gómez apunta que la principal intención es que cada proyecto sea autogestionado. El misionero señala algunos de los próximos: "El sueldo de maestro no lo cubren y no tienen el título. Queremos formar al profesorado. Otra de las infraestructuras que queremos hacer es un junior school".
El misionero dice que cuando llega al poblado es necesario ir con las ideas claras: "No tenemos que imponer nuestra religión, pero no tenemos que ocultar nuestra identidad cristiana.
Benjamín Gómez tiene clara su vocación: "Ojalá pueda pasar toda mi vida allí, ubicado en algún país del mundo y venir cada tres años a España".
El misionero afirma que la crisis se está viviendo en muchos países "y se ha cortado por todas partes, muchas ONGs se han visto obligadas a cerrar. Aquí se puede comer y en otros sitios no, por este motivo tenemos que poner todos de nuestra parte. Un pequeño gesto puede hacer mucho para reducir las injusticias y las desigualdades".
De esta forma, el misionero Javeriano de Manos Unidas demostró que la solidaridad hacia los demás es posible y él es el mejor ejemplo para demostrar que se puede ayudar. Un año más, Manos Unidas demuestra que su dinero está bien empleado en sus destinos.
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