Las acusadas de la muerte del anciano en una residencia declaran que fue trasladado estable
Tribunales
“En ese momento estaba estabilizado (…) incorporado en la camilla, con oxígeno y el saturímetro puesto. Tenía un poco de salivación pero hablaba”, ha dicho una de ellas
Las dos enfermeras para las que la Fiscalía pide dos años de prisión porque presuntamente no adoptaron las medidas sanitarias adecuadas para evitar la muerte de un anciano cuando era trasladado al hospital desde una residencia de mayores de Vícar (Almería) han afirmado que el hombre estaba “estable” y con una saturación “óptima” de oxígeno en sangre.
Así lo han manifestado durante la sesión celebrada esta mañana en la Ciudad de la Justicia de Almería, donde además se ha señalado una segunda sesión no prevista para abordar una pericial médica a propuesta de la defensa de las sanitarias, así como para la declaración de los médicos forenses.
La primera de las enfermeras ha señalado que el anciano sufrió se atragantó el 21 de abril de 2017 mientras comía y una compañera le hizo la maniobra de Heimlich, pasando el hombre a enfermería. “En ese momento estaba estabilizado (…) incorporado en la camilla, con oxígeno y el saturímetro puesto. Tenía un poco de salivación pero hablaba”, ha añadido.
Ha señalado que llamó a una ambulancia del seguro del fallecido para su traslado a una clínica privada y que ésta llegó pasados unos 30-40 minutos, incidiendo en que no acompañó nadie al anciano junto al técnico de emergencias sanitarias -que también se enfrenta a dos años de cárcel por estos hechos- debido a que el familiar con el que contactaron dijo que lo esperarían en la puerta del hospital.
Ha añadido que ese día no había médico en la residencia porque no pasaba consulta, negando en cualquier caso que presentase un cuadro de broncoaspiración, e insistiendo en que éste ya había expulsado el bolo alimenticio.
“Fue la ambulancia que mandaron, no dependía de mí que fuera con un técnico. Llamé a urgencias, conté cómo estaba y ellos decidieron la forma de traslado del paciente. No es mi función decidir cómo se trasladaba”, ha abundado.
La segunda enfermera se ha pronunciado de forma similar, y ha manifestado en diferentes ocasiones que si no se llamó al 061 y sí al seguro del fallecido fue por peticiones en este sentido de la familia, señalando, como su compañera, que ésta era “problemática”.
Con todo, ha añadido que si hubiese sido una situación de “extrema gravedad” se habría llamado al 061, pero que al estar “estable” y “cumpliendo con el deseo” de la familia de no acudir al Hospital de Poniente de El Ejido (Almería), se llamó al seguro.
Ha negado, como la anterior, que el varón presentara cianosis, dificultad respiratoria, reflejo nauseoso, cianosis distal y una saturación del 82 %, aunque la acusación particular ha mostrado en sala un parte escrito por ella en el que se apuntaba que el paciente “continúa” con algunos de estos síntomas, si bien ella ha insistido en que sólo hizo un resumen de todo lo ocurrido previamente y que en ese momento sólo tenía “salivación”.
Por su parte, el técnico acusado ha corroborado la versión de que el hombre estaba consciente y “orientado” y que incluso cooperó para cambiar de camilla, subrayando que cuando acudió a la residencia no sabía ni qué tipo de servicio le esperaría, así como que siguió todas las indicaciones que le dieron.
Ha añadido que preguntó en “reiteradas ocasiones” si no iba a ir nadie con él -según han dicho las enfermeras podría haberlo acompañado un trabajador no sanitario cobrando por este servicio-, pero le dijeron que la familia no había querido.
Sostiene que fue sólo al llegar a la clínica cuando vio que no estaba bien y se encontraba cianótico, destacando que él no podía conducir y controlarlo a la vez, así como que tiene “conocimientos básicos” de atención sanitaria, por lo que de haberlo visto “inconsciente” o en peores circunstancias, habría dicho que llamasen al 061.
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