24 de agosto. Los Coloraos

Almería

El coronel Javier Soriano, subdelegado de Defensa en Almería, es el orador en el acto en honor a los Coloraos de este año

24 de agosto. Los Coloraos
24 de agosto. Los Coloraos / Rafael González
Javier Soriano Trujillo

Almería, 24 de agosto 2021 - 08:00

El reinado de Fernando VII (1814-1833) resultó muy convulso y complejo, con tres periodos muy definidos: de sexenio absolutista (1814-1820), trienio liberal (1820) y la década ominosa (1823-1833), con dos fuerzas rivales enfrentadas, los absolutistas y los constitucionales (defensores de la Constitución de 1812).

Los hechos que los almerienses conmemoramos el 24 de agosto, conocidos popularmente por “los Coloraos”, se produjeron en 1824, en los inicios de la década ominosa, que fue el segundo periodo absolutista del Rey Fernando VII, al liquidar el trienio liberal gracias a la intervención militar del Ejército francés al mando de Luis Antonio de Borbón, Duque de Angulema, contingente militar conocido como “los Cien Mil Hijos de San Luis”.

La liquidación del trienio liberal dio lugar a una diáspora de constitucionales, muchos de los cuales recalaron en Gibraltar, que se convirtió en base de operaciones contra los absolutistas, apoyados por los británicos y donde la masonería inglesa jugó un papel esencial.

En este marco histórico, se produjo la expedición a Almería de los Coloraos. Y para resumir en el espacio de este artículo estos hechos, qué mejor que recurrir al Padre Jose Ángel Tapia Garrido, quien fuera cronista oficial de la ciudad de Almería, y quien en su obra “Breve historia de Almería” (1972) nos los ha sintetizado perfectamente. Así nos lo narra en su libro:

Los constitucionales refugiados en Gibraltar realizan varios desembarcos en el litoral desde Tarifa a Almería, unos fracasan, otros logran establecer cabezas de desembarco, que no pueden consolidarse, y los que caen en manos de los realistas son fusilados con arreglo al decreto del 20 de agosto. Es el caso de los que en Almería se conocen por los “Coloraos” por el color de las casacas que vestían.

Fusilamiento de los Coloraos el 24 de agosto de 1824
Fusilamiento de los Coloraos el 24 de agosto de 1824 / D.A.

Los constitucionales almerienses se pusieron de acuerdo con los de Gibraltar y les ofrecieron su apoyo y la ayuda de los contrabandistas del Río y de Marchena, si venían a desembarcar. Los contrabandistas estaban bien organizados desde Viator hasta Alboloduy; a primeros de agosto la partida del Chato había logrado desembarcar en la playa de San Miguel un alijo muy importante, del que los guardias del Resguardo les quitaron la mitad cerca de Viator. La conspiración de los constitucionales trascendió a los realistas, que con los del Resguardo prepararon sigilosamente la defensa de Almería.

Monumento a Los coloraos
Monumento a Los coloraos / Rafael González

El 13 de agosto a las tres de la mañana entran en el puerto un bergantín y un falucho, en los que venían 50 hombres al mando del Capitán de Cazadores Pablo Iglesias. Cambian con sus cómplices de la ciudad la señal convenida de cohetes e intentan desembarcar; pero los baluartes de San Luis y de la Trinidad abren fuego y acuden a defender las murallas los voluntarios realistas, los guardias del Resguardo, los marinos de la comandancia y el batallón de Inválidos de la guarnición.

Hasta las seis de la mañana se cambian disparos de cañón los barcos y los baluartes, que logran averiar al falucho. Los constitucionales se corren a Levante, desembarcan en la playa del Alquián y se internan por el rio hasta Huécija, donde el vecino José Pascual ha reunido voluntarios y contrabandistas, con los que logran componer una tropa de 200 hombres.

Al día siguiente bajan a Almería, atacan las murallas por el cerro de San Cristobal y por la puerta del Sol, son rechazados y se retiran perseguidos por los realistas a Benahadux, donde se dispersan. Los realistas apresan 90, de los que 30 son expedicionarios y los otros voluntarios de la comarca, los traen a Almería y encierran a los primeros en la sacristía de la Iglesia de San Juan.

El tribunal militar que los juzgó, estaba formado por el Juez don Juan Justo de Escalante, el Gobernador Pírez y el Comandante de Marina don Antonio Ibarra.

Fueron condenados a carreras de baquetas, castigo que se cumplió la tarde del 28 en la calle de San Juan, Francisco Navarrete, de 14 años de edad, José Gavarrino, hijo del cónsul ingles de Gibarltar, y José Rodriguez, vecino de aquella plaza.

25 fueron condenados a muerte y ejecutados en Almería y uno en Madrid. La relación de los ejecutados en Almería se conservó en las actas del Sagrario hasta 1936, que fue destruido su archivo. Según estas actas, el 24 de agosto por la mañana fueron fusilados en los desmontes que había entre el Cuartel de La Misericordia y el reducto 22 condenados.

El 24 de septiembre fue fusilado en el cementerio de Belén otro de los condenados.

Pablo Iglesias, organizador de la expedición, que había sido regidor de Madrid y Jefe de la Milicia Nacional, logró escapar el 14 de agosto a Baza, donde fue apresado y conducido a Madrid, donde lo ahorcaron el 25 de agosto del año siguiente con el Teniente de Caballería Antonio Santos.

Hasta aquí, los hechos, de los que tendré el honor de hablar en el Salón de Plenos del Cabildo municipal, al haber sido designado este año orador del acto conmemorativo. En una entrevista para un medio local apuntaba algunas ideas de mi pregón, siendo plenamente consciente del debate que puedan generar. En esta entrevista afirmaba mi desacuerdo con los himnos de la Marsellesa y de Riego, cuyas razones para ello expondré ante el Cabildo municipal y almerienses en general que estén dispuestos a escuchar ideas diferentes a las habituales. Así mismo, calificaba a los Coloraos como aventureros y otros abjetivos, que también razonaré. Si prescindimos de visiones ideológicas (subjetivas) y centramos el asunto de la expedición como una operación militar encubierta, estoy convencido de que estaremos todos de acuerdo con los adjetivos que he empleado.

Como soy militar y me encuentro en la situación administrativa de reserva, en las mismas condiciones que los militares en activo, tengo mis derechos fundamentales limitados por la propia Constitución y leyes que regulan la administración militar, de lo que estoy totalmente de acuerdo, pues es lo que juré ante nuestra Bandera al ingresar en la Academia General Militar (Zaragoza). Por ello, mantendré la neutralidad política que se me exige y centraré mis palabras en los hechos históricos contrastados, intentando ser lo más objetivo posible, lo que me resultará en algunos momentos difícil, porque a veces el corazón me nubla la razón, y me dejo llevar por él.

Tras 42 años de servicio en Unidades de Infantería y Estados Mayores de nuestro Ejército, para este veterano Soldado es un honor haber sido invitado a ser el orador en el acto conmemorativo del 197 aniversario del fusilamiento de los Coloraos. Hubiera sido también un honor haber mandado tan bravos y osados Soldados como lo fueron los Coloraos.

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