Agua para mi virgen: Almería recupera una antigua Romería con una imagen comprada por vecinos foráneos

La ausencia de agua dejó seco de habitantes a Cuevas de Los Úbedas y a una virgen, La Inmaculada, exiliada a otra parroquia sin que nadie la procesionara. De eso hace más de medio siglo, pero este fin de semana la imagen –una nueva comprada mediante recaudación vecinal – ha desfilado por las calles estrechas donde, en medio de una paisaje semidesértico, han replicado las campanas a modo de un rosario de peticiones hilado por un mismo ruego: agua.

Es la plegaria que vuelven a repetir los actuales vecinos. Muy distintos a los residentes en aquel barrio de la capital almeriense del siglo pasado. Apenas quedan seis familias. “Dos alemanas, dos holandesas y dos inglesas”, explica Aty Soesbergen sobre “el pueblo”, como ellos llaman a este núcleo urbano situado junto a Cuevas de Los Medina y El Acebuche, cerca también de la urbanización turística de El Toyo, dotada de servicios como el de la recogida de neumática de residuos. Al lado y tan diferente.

Al barrio, o al “pueblo”, los ‘guiris’ lo sienten suyo y lejos de invertir en derribos y nuevas edificaciones están procurando conservar la arquitectura, las tradiciones y el entorno natural. Es lo que denominan “zona azul”: “Aquí la vida es mucho más sana”, comenta Aty, productora cinematográfica, que llegó a Almería desde Holanda en 1992.

Ha vivido en el Campo de Tabernas, en Las Negras y en El Toyo, recalando finalmente en Cuevas de los Úbedas, donde está arreglando cortijos y casas cueva. “No somos bichos raros, saben que queremos al pueblo y nos ven arreglándolo. Nos ven pintar y la gente se anima a pintar también sus casas”, explica entusiasta por la creación de una comunidad vecinal que ya celebra sus primeros frutos. Como esta Romería de la Virgen de La Inmaculada, que congregó a más de 160 personas el pasado sábado en “el pueblo”.

Aunque no lo dice abiertamente, Aty es una de las impulsoras en alianza con Pablo, un joven seminarista que se ha ocupado de comprar la nueva imagen. “Las gentes de Cuevas de los Úbedas se dedicaba al esparto, pero la fuente se secó y los vecinos fueron abandonando el pueblo. La Virgen se la quedó una familia de El Alquián”.

El pasado año surgió la idea de recuperarla para resucitar la Romería, como acto de fe y, de igual modo, como símbolo de comunidad vecinal. La falta de acuerdo para rescatar aquella Inmaculada original, animó a este grupo de vecinos a iniciar una cuestación y, el pasado año, por primera vez la Virgen volvía a recorrer las calles del barrio en una etapa que los residentes consolidan.

“Vamos creciendo y queremos seguir haciéndolo”. El pasado sábado, el replique de campanas marcó el amanecer en el “pueblo” con disparos de cohetes, una misa y a las doce, la santa procesión a la que acudieron antiguos vecinos, familiares y amigos. “Este año ha habido banda durante el recorrido, una charanga en la explanada, arroz y los platos que cada uno ha querido traer, una barra de bebidas y comida, una orquesta y fuegos artificiales. Vamos mejorando y creciendo”.

Es justo lo que quieren para Cuevas de Los Úbedas, donde, aun estando en la época de las aplicaciones y la Inteligencia Artificial, los vecinos no cuentan con las redes básicas de agua. No tienen suministro y se abastecen de la que almacenan en los aljibes pese a que sus viviendas cuentan con tuberías. Le han rezado a la Virgen, pero también le reclaman al Ayuntamiento.

“Nos dicen que es muy complicado. Es la respuesta para todo”, lamenta Aty sobre el resto de las peticiones del rosario de déficits del “pueblo”: La poda de la carretera de acceso, la mejora de su asfaltado y la cesión de la antigua escuela como centro vecinal más un “foco en la entrada del pueblo”. No mucho, en opinión de los vecinos, dispuestos a cobrar mayor fuerza mediante la creación de una asociación vecinal con el objetivo prioritario de lograr el milagro del agua.