Almería

Del alcantarillado a los astros Zidane y Bisbal

  • Se encontró con barrios sin servicios básicos, hizo ciudad y terminó por impulsarla internacionalmente

En una Almería con una generalidad subdesarrollada, un grupo de jóvenes, encabezado por Santiago Martínez Cabrejas, accedía al Gobierno municipal, tras pactar con PCA y PSA, en las que fueron las primeras elecciones democráticas después del franquismo. Comenzaba, en 1979, una etapa dura, que encontró hasta 1987 en Santiago Martínez Cabrejas el líder perfecto: abierto al diálogo y con una honda sensibilidad hacia los problemas sociales. El bastón de mando, que conservó durante doce años -con una legislatura de gobierno exclusivamente socialista-, supo emplearlo en transformar una ciudad, donde muchos barrios y multitud de familias malvivían sin servicios básicos. Sin suministro de agua, sin alcantarillado, sin alumbrado público. Constituyó los servicios sociales comunitarios y modernizó el Ayuntamiento. Son los grandes logros que hicieron, junto a su cercanía, que fuera el alcalde querido.

Sentó las bases del cambio de la atrasada Almería. Santiago Martínez Cabrejas siempre recordaba la dotación de las redes básicas y el encauzamiento de la Rambla, corrigiendo las avenidas de agua y permitiendo que años después fuera urbanizada para disfrute en la actualidad por la ciudadanía, convertida en paseo. La suma de méritos prosigue con la elaboración del primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), donde queda constancia otras de sus grandes preocupaciones que marcarían su segunda etapa como alcalde (1999-2003): la integración de los barrios y la recuperación del centro histórico.

Tras ocho años alejado del Ayuntamiento, el entonces secretario provincial del PSOE, Martín Soler, hizo resurgir su figura frente a Juan Megino, que volvía a repetir candidatura por el Partido Popular. Ya fuera por ese cariño que aún conservaba de la ciudadanía, ya fuera por el castigo electoral al PP derivado del enfado por la remodelación del Paseo, Santiago Martínez Cabrejas sorprendió hasta los propios de su partido, haciéndose de nuevo con el bastón de mando con el apoyo de Izquierda Unida.

La coalición se mantuvo a salvo los cuatro años, en buena parte por el aparentemente frágil Martínez Cabrejas. Sabía dar golpes en la mesa y cuándo, como buen político, darlos, cortando hilos y provocando la ruptura con Soler, que dejaba su cargo de primer teniente de alcalde. Fue parte de las sombras que toda legislatura tiene, como el mediático Audi o la tubería, sin que hayan podido oscurecer una extensa de méritos.

A Santiago Martínez Cabrejas, la ciudad le debe servicios tan normales hoy en día que muchos almerienses ni reparan en ellos. Los quioscos de información al turista y los guías, la carga lateral que facilitó la recogida de la basura, la limpieza diaria, incluida los fines de semana, de las instalaciones deportivas, la temida por los propios comerciantes, que ahora la demandan, peatonalización de calles, el día festivo de San Juan o la el discurso conciliador del Día del Pendón.

Son algunos de los ejemplos de este último mandato en el que Martínez Cabrejas expresó desde su inicio su preocupación por el centro histórico, sobre el que incidió en la necesidad de implicar a la iniciativa privada y otras instituciones para frenar, como decía, "la desertización humana". El Ayuntamiento trajo por su parte el cambio de la Puerta Purchena, la recuperación del tradicional Cañillo de Almería, las primeras iluminaciones de edificios emblemáticos (la Iglesia de Santiago, los conventos de las Puras y las Claras o la plaza Bendicho)... Junto a Diego Cervantes, la compra de la Casa de los Flechas Navales o la de José Ángel Valente, el Centro Cine o la transformación de la plaza de Barcelona y su entorno.

No fue el alcalde de El Corte Inglés ni tampoco del soterramiento, pero Santiago Martínez Cabrejas recuperó iniciativas olvidadas como el Mesón Gitano, la nueva Jefatura de la Policía Local o la construcción del aparcamiento subterráneo de Obispo Orberá, que pudo iniciar con quien fuera su gran apoyo en los últimos años de gobierno, Juan Carlos Pérez Navas. Firmó acuerdos con la Junta de Andalucía para, entre otros proyectos, la rehabilitación del Mercado Central y la dotación del parque Boticario.

Hay, como leen, actuaciones que han cambiado Almería, pero sin duda Santiago Martínez Cabrejas tuvo dos grandes preocupaciones que afrontó con éxito. El desmantelamiento de la Central Térmica de El Zapillo y sus chimeneas, ("el mamotreto"), y la organización de los Juegos Mediterráneos de 2005, en los que supo implicar a la sociedad almeriense y difundir internacionalmente la ciudad con colaboradores de la talla de Zinedine Zidane y David Bisbal. Imborrable de la memoria su entrañable paso por el plató del televisivo concurso.

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