Las brujas de los Filabres: el misterio que aún recorre varios pueblos de Almería

En los pueblos de Serón y Bacares, las historias sobre brujas, luces y conjuros forman parte del alma de la Sierra de los Filabres

Almería misteriosa

Montaje en el que una bruja surca Los Filabres de Almería.
Montaje en el que una bruja surca Los Filabres de Almería. / DDA

La Sierra de los Filabres se eleva como una frontera entre el cielo y la tierra, un territorio donde el silencio tiene peso y las sombras parecen moverse con vida propia. Entre los barrancos de Serón, Bacares y Tahal, las noches aún conservan la memoria de un tiempo en el que la superstición y el miedo se mezclaban con la realidad cotidiana. En estos pueblos se hablaba de mujeres que curaban con rezos, de luces que aparecían entre las peñas y de lobas pardas que cruzaban los caminos al caer la tarde.

Aquelarres en Calar Alto

Las leyendas más antiguas sitúan los aquelarres en los altos del Calar Alto, la montaña de 2.168 metros donde hoy se alza el observatorio astronómico más importante del sur de Europa. Antes de los telescopios, los vecinos aseguraban que allí se veían resplandores y círculos de fuego, luces que danzaban entre los pinos en noches sin luna. Algunos lo explicaban como tormentas eléctricas, otros lo atribuían a las “demás” —así se llamaba a las brujas—, mujeres solitarias que conocían el poder de las plantas y los secretos del viento.

En Serón, las historias se entrelazan con su pasado minero. El antiguo poblado de Las Menas, hoy silencioso, es uno de los lugares donde los vecinos aseguran haber visto sombras y escuchado pasos sin dueño. En el entorno del cargadero de Los Canos, se dice que el viento sopla distinto al anochecer, y que en las noches frías se oyen crujidos de madera y un eco metálico que no se apaga hasta el amanecer.

Bacares y Bayarque

Entre Bacares y Bayarque, muchos aseguran haber visto luces misteriosas que se desplazan entre la carretera y los montes. Los mayores cuentan que no hacen ruido, que aparecen de pronto y desaparecen igual de rápido. Algunos las relacionan con faroles de cazadores o reflejos de vehículos lejanos; otros, con presencias antiguas que aún custodian los caminos de la sierra.

No hay constancia de procesos inquisitoriales en los Filabres, pero sí abundan los relatos orales recogidos por investigadores y etnógrafos almerienses. En la zona se hablaba de mujeres que rezaban al revés, que usaban ensalmos para curar o para atraer la lluvia, y que eran respetadas y temidas a partes iguales. En las largas noches de invierno, las familias se reunían junto al fuego para contarlas, y así las historias sobrevivieron generación tras generación.

El paisaje agreste, la soledad y la dureza de la vida en estas montañas alimentaron el mito. La escasez de luz, los ruidos del viento y las distancias entre cortijos crearon el escenario perfecto para que la imaginación hiciera el resto. Con el paso de los siglos, las brujas de los Filabres se convirtieron en parte inseparable del folclore local, símbolo de un mundo donde lo visible y lo invisible aún se confunden.

Romances recogidos por la Diputación de Almería

En los romances populares recogidos por la Diputación de Almería, aparecen referencias a lobas, hechizos y maleficios, y también a una fuerza femenina que domina los elementos. Esas figuras no eran demoníacas, sino protectoras, capaces de defender a los suyos mediante la palabra y el silencio. Eran, en definitiva, la memoria ancestral de la sierra.

Hoy, las rutas que atraviesan el Valle del Almanzora permiten recorrer algunos de estos lugares: el Calar Alto, las antiguas minas, los caminos hacia Bacares o los senderos que bordean Tahal. De día son paisajes de montaña y cielo limpio; de noche, se transforman en escenario de leyendas. Quien se atreve a andar solo por esas veredas jura que el viento todavía susurra nombres que nadie pronuncia.

El misterio de las brujas de los Filabres no pertenece al pasado. Es una parte viva del imaginario almeriense, un recordatorio de que incluso en la era de la luz artificial, aún quedan rincones donde la oscuridad guarda sus propios secretos.

stats