Un almeriense en la final del VI Concurso Cocinero del Año

Cristóbal Muñoz ha conseguido a sus 24 años estar entre los ocho mejores chefs de la temporada Para este joven, las claves del éxito son "la paciencia, la constancia y la ilusión diaria"

Un almeriense en la final del VI Concurso Cocinero del Año
Un almeriense en la final del VI Concurso Cocinero del Año
María Á. Cueto

23 de noviembre 2015 - 01:00

Cristóbal Muñoz es un joven natural de Lubrín, Almería, que a sus 24 años puede decir que ha visto cumplido su sueño de estar entre los ocho finalistas del Concurso Mejor Cocinero del Año. Comenzó a interesarse por la cocina a través de su familia. "Empecé en este maravilloso mundo de la mano de mi abuela y mi madre. Desde pequeño las había visto cocinar y ellas me supieron transmitir esa magia que tiene la cocina. Sin embargo, no me lo había llegado a plantear como una opción profesional", cuenta.

Pero la vida da muchas vueltas, y cuando Cristóbal terminó su carrera universitaria, decidió ocupar su tiempo aprendiendo más sobre el mundo de la cocina. "Me apunté a la Escuela de Cocina de Almería, simplemente par aprender un poco más sobre algo que me gustaba, solo como algo temporal... Y aquí estoy. Me enganchó como no me había podido imaginar", explica. Al final, la cocina se ha convertido en su vida, y es que 'sarna con gusto no pica'. Pues, como explica el joven, "estoy enamorado de este mundo, es algo que no se puede explicar con palabras. Cada día me gusta más la profesión a la que me dedico, el hecho de ir a trabajar no supone un peso para mí, porque es algo que me apasiona".

Sus primeros pasos como profesional fueron en el negocio familiar, junto a sus padres. Pero tras matricularse en la Escuela de Hostelería, todo cambió para Cristóbal. "Encontré trabajo en un pequeño restaurante de Almería, en el que estaba encargado de preparar el menú diario y los eventos de los fines de semana. Después, en verano, me fui a Logroño en busca de nuevas experiencias y comencé a trabajar en el Restaurante Tondeluna (de Francis Paniego, dos estrellas Michelín)".

Al regresar a su ciudad natal, se le presentó una oportunidad de abrir un restaurante, Sofichic, con un equipo nuevo. "Fue un proyecto muy enriquecedor para mí", recuerda el joven. Su siguiente paso fue un stage en Calima (Dani García, dos estrellas Michelín) en Marbella, y como Cristóbal es una de esas personas que saben que con trabajo y esfuerzo duro puedes lograr tus metas, a la vez, se preparó para el premio Promesas de la Alta Cocina Le Cordon Bleu de Madrid. "Conseguí llegar a la fase final del concurso y gané el primer premio del certamen nacional. Gracias a eso, una de las escuelas de artes culinarias más prestigiosas del mundo me abrió sus puertas y decidió darme una oportunidad para trabajar con ellos. Desde entonces, trabajo junto a un excelente equipo y he seguido creciendo dentro de la empresa hasta conseguir mi puesto actual como Sous-Chef de Producción en la Escuela".

En cuanto a estar entre los ocho mejores cocineros del año, supone un gran paso para el joven. "Al final hay que darse cuenta de que es un simple número, porque lo cierto es que dentro de este mundo hay una gran cantidad de profesionales que lo hacen bien cada día. Pero conseguir este pase a la final me insufló la fuerza y energía que buscaba cuando decidí presentarme a este concurso", cuenta. "Estar entre los finalistas es para mí no solo la prueba de que el esfuerzo diario tiene recompensa, sino una motivación más para seguir trabajando y superándome a diario", añade.

Para él, las claves del éxito en la cocina son "tener paciencia y constancia, ya que esta profesión es una carrera de fondo. Esas, junto con la ilusión diaria, son los ingredientes necesarios".

Para este joven, el apoyo incondicional de su familia es una de las grandes motivaciones que le empujar a seguir adelante. "Desde el principio me apoyaron de una manera muy especial. Sobre todo mi madre y mi novia, que están muy orgullosas de lo que hago y disfrutan viéndome hacer lo que realmente me apasiona", explica.

En cuanto al futuro, Cristóbal tiene muchos retos por delante. "El más grande sería tener mi propio restaurante y hacer que los clientes disfruten de mi cocina tanto como yo lo hago", cuenta.

Una joven promesa de la tierra a la que habrá que seguirle la pista, porque Cristóbal Muñoz promete y mucho.

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