Los ángeles de la Guardia Civil

No son héroes pero su heroica actuación bien podría servir de guión para una película de ciencia ficción. José Francisco Hernández de Cárdenas y Rafael Álvarez Clayton, dos agentes del puesto principal Roquetas de Mar-Aguadulce, se han convertido en los "ángeles de la Guardia Civil" para José Manuel Barrios, que tras sufrir una muerte súbita mientras conducía y permanecer muerto durante quince minutos, logró volver a vivir (con más ganas si cabe) después de que estos dos efectivos, con arrojo y valentía le practicaran maniobras de reanimación hasta que recuperó el pulso.

Su intervención fue crucial y aseguran que "jamás" han realizado un servicio tan gratificante como este, en el que además de salvar la vida a una persona, su rápida y eficaz actuación ha logrado que la víctima ni siquiera tenga secuelas, como así ha certificado el médico que atendió a la víctima en el hospital Torrecárdenas.

Emocionado José Manuel y también sus salvadores, relatan la "tensa" situación que vivieron el pasado 20 de mayo cuando, de patrulla en Aguadulce, vieron cómo un conductor perdía el control de su vehículo, se cruzaba de carril y de inmediato viandantes hacían gestos pidiendo ayuda porque había un hombre inconsciente en el interior del coche. Rápidamente se acercaron hasta el lugar y al comprobar la gravedad de la situación no dudaron en romper el cristal trasero para sacar el habitáculo del turismo a la víctima. "Le tomé el pulso y al ver que no tenía lo tumbé en la acera y comencé a practicarle las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Mientras tanto, mi compañero Rafael que pasó con otra patrulla por zona rápidamente se fue a avisar a los facultativos sanitarios del centro de salud, que de inmediato se desplazaron también hasta el lugar. Al llegar, Rafael me vio tan agotado de realizar el masaje, en una tremenda situación de estrés, que nos turnamos, bajo la coordinación de los médicos y enfermeros de la ambulancia", relata José Francisco Hernández, quien destaca que "estaba tan cansado que ya no tenía ni aliento".

"Cuando el médico realizó la segunda descarga con el desfibrilador y escuchamos el sonido de que había recuperado el pulso, ese momento fue muy emocionante, indescriptible. La gente que había alrededor comenzó a hacer palmas e incluso a muchos se les saltaron las lágrimas, porque fueron unos quince minutos de tensión máxima, en los que pensábamos que no saldría", explica el agente Rafael Álvarez, que describe este servicio como "uno de los más bonitos y gratificantes de los que ha protagonizado a lo largo de su carrera profesional".

Tremendamente agradecido y casi sin palabras para describir lo que siente, José Manuel Barrios asegura que a partir de ahora tiene dos fechas de cumpleaños, el 20 de mayo (el día del accidente) y el 20 de agosto (fecha de su nacimiento). Aunque no recuerda lo que ocurrió (el primer recuerdo es ya en el hospital), sabe que su vida estuvo durante más de 15 minutos en manos de dos guardias, los que él llama sus "ángeles de la Guardia Civil", que le han salvado la vida y esto es el mejor regalo que puede recibir una persona.

José Manuel Barrios es campeón del mundo de baile de salón. Vive en una pedanía de Níjar y circulaba por Aguadulce porque iba a recoger a una alumna suya para ir a dar clases de baile. Precisamente su buena condición física y psíquica ha sido también clave en su recuperación, como así se lo indicó el doctor.

"Siempre he tenido mucha estima a la Guardia Civil, pues en mi familia hay varios miembros de este cuerpo de seguridad, pero lo que ahora han hecho por mí no tiene precio", subraya José Manuel, al tiempo que se abraza al agente José Francisco Hernández y a Rafael Álvarez, a quienes el pasado fin de semana organizó una comida para agradecerles su buen hacer.

"En nuestro día a día pasamos tragos muy amargos y este servicio ha sido un empujón más en nuestro trabajo", aseguran los guardias, con una sonrisa cómplice que se cruza con la de José Manuel.