Los animales de compañía, víctimas de las vacaciones

El verano no solo es una época de máxima ocupación hotelera en las costas almerienses, la perrera municipal también suele tener overbooking en estos meses estivales. Las familias, deseosas por marcharse de vacaciones, no saben qué hacer con sus mascotas, optando en muchos casos por la solución más trágica y despiadada: dejarlas tiradas en la calle.

Así nos lo explicaba Carlos Sánchez, concejal de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Almería, durante una de sus múltiples visitas a este centro animal: "Se suele apelar mucho a la crisis económica a la hora de despojarse de la mascota, aunque el no saber qué hacer con el perro durante las vacaciones es también uno de los motivos más comunes que llevan al abandono". "Los dueños deben hacer un análisis de conciencia previo a la adquisición del animal sabiendo y asumiendo la responsabilidad que esto conlleva", continuaba diciendo el edil.

Ana y Juan, una pareja almeriense, así lo han hecho y han acudido a la perrera con el fin de encontrar a ese animal que les llene: "A nosotros nos da igual la raza, lo que importa es el cariño que el perro te transmita", señalaban mientras veían a los distintos canes que llenan la perrera, "el motivo que nos hace venir aquí a elegir a nuestra mascota no es solo el tema económico, sino que nos da mucha pena ver animales en esta situación que tantas ganas tienen de ser adoptados. Nos gusta hacer esta buena acción", concluía la pareja. El de Ana y Juan es solo un ejemplo más de una práctica que cada vez se lleva más a cabo como son las adopciones. Sin embargo, como el propio Carlos Sánchez lamenta "todavía es insuficiente el número de personas que eligen la perrera a la hora de llevarse a su mascota. Desgraciadamente, sigue habiendo más nivel de abandonos que de adopciones".

"Cualquier animal de aquí es totalmente válido", nos decía uno de los veterinarios de la perrera. No es para menos, y es que en cuanto las mascotas son recogidas "son llevadas a consulta, donde se les hace una revisión y comprobamos si sufre alguna patología. Si no es necesario intervenirlas, se les ponen las vacunas pertinentes", comentaba el empleado del centro, "además, si el perro es mayor de seis meses, tiene la obligación de ser esterilizado".

Este centro dispone actualmente de unos 80 perros, 30 gatos y un caballo, aunque la cifra varía día tras día: "Hemos llegado a tener monos y cerdos vietnamitas, ya que esto no es una perrera, sino un centro zoosanitario", aclara Carlos Sánchez.

Los animales que no son recogidos en un periodo de diez o quince días, por norma general, deben ser sacrificados, aunque según el edil "aquí todos suelen estar más tiempo. Tenemos perros y gatos que llevan dos o tres meses con nosotros".

La seguridad es uno de los temas que más preocupa a los empleados de este centro zoosanitario, ya que más de una vez se han producido intentos de robo por parte de personas "que saltan la vaya o rompen una puerta". "Normalmente, a quien quiere adoptar de corazón no le importa pagar una pequeña tasa por el animal ", sostiene el concejal, "la gente que intenta robar generalmente lo que quiere es hacer un mal uso del perro, ya sea usándolo para pelear o vendiéndolo a otros interesados en adquirirlo".

Actualmente, desde el Ayuntamiento se está haciendo un esfuerzo importante para evitar este trágico final en las mascotas de los almerienses: "Todos los años hacemos una campaña contra el abandono y a favor de la adopción y la esterilización, la última fue hace unos meses", informa Carlos Sánchez, "es fundamental que todo el mundo esté concienciado en un tema tan delicado. Un perro es un ser vivo que necesita cuidados y cariño".

Los abandonos en vacaciones siguen multiplicándose, aumentando en casi un 50% el número de casos que se dan, especialmente al inicio del verano. La perrera municipal se encarga de acoger a estas mascotas, perros y gatos en su mayoría, y darles todos los cuidados y atenciones necesarias para que las familias que lo deseen puedan adquirirlos en perfectas condiciones. Las adopciones se antojan vitales para salvar la vida de unos animales que, por norma general, pagarán con cariño y fidelidad a aquellos que quieran darles una segunda oportunidad.

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