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30 aniversario del colapso de la URSS: 72 horas en Moscú

  • 30 aniversario del colapso de la URSS de 1991 y cómo es recordado por un grupo de almerienses allí

30 aniversario del colapso de la URSS: 72 horas en Moscú

30 aniversario del colapso de la URSS: 72 horas en Moscú / D.A.

Al mediodía del 19 de agosto de 1991, un grupo de almerienses se dirigen al aeropuerto próximo a la ciudad de Ordzhonikidze -Cáucaso Norte ruso-, desde el hotel donde están alojados desde hace unos días, para regresar a Moscú.

Sin explicación alguna, la salida ha sido apresurada y sus acompañantes nativos parecen muy alterados. Al llegar al aeropuerto se dan cuenta de que algo pasa ante la situación caótica que se respira, con inusitada presencia militar y policial, histeria de quienes quieren coger un vuelo a toda costa y un gran retraso en los embarques.

Finalmente no pueden coger el avión y regresan al hotel sin que nadie les dé una explicación. Buscan información en los dos únicos canales de la Televisión Central Soviética (SSSR), sin que puedan ver otra cosa que la grabación en el Teatro Bolshói de “El lago de los cisnes” de Piotr Ilich Chaikovski; hasta que con muchas interferencias captan la señal de una tv en lengua italiana, donde apenas es visible una imagen de tanques por las calles de Moscú y un titular: “Colpo di stato a Mosca”.

Horas antes, Mijaíl Gorbachov había sido destituido como presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y su puesto ocupado por Guennadi Yanayev. Minutos después carros de combate y camiones cargados de soldados ocupaban los principales edificios y calles de Moscú, decretándose el estado de emergencia en algunas provincias y constituyéndose un Comité de Estado de Emergencia.

Tras conseguir subir a un tardío vuelo y llegar al Aeropuerto de Vnúkovo (Moscú), el grupo de almerienses atraviesa de noche -en furgoneta, con los cristales tapados y con la prohibición expresa de mirar al exterior-, una capital moscovita atestada de soldados, camino del hotel; que curiosamente se encuentra dentro de la zona cero, en uno de los perímetros de barricadas que los moscovitas levantaron alrededor de la Casa Blanca (en aquel momento sede del Soviet Supremo de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia - RSFSR).

Ruptura de la URSS Ruptura de la URSS

Ruptura de la URSS / D.A.

La noche transcurre con esporádicas detonaciones, audibles desde las habitaciones, y visibles las hogueras de los moscovitas que se han atrincherado junto al presidente de la RSFSR, Boris Yeltsin, para evitar que los golpistas, el ala dura del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Comité para la Seguridad del Estado (KGB) y del Ejército Soviético, acaben con las reformas de la “perestroika” (políticas y económicas) y la “glásnost” (transparencia), que precisamente al día siguiente Gorbachov culminaría con la firma del Tratado de la Unión, donde la URSS cedería poder a las quince repúblicas que la forman, liquidando el centralismo soviético, para llamarse Unión de Estados Soberanos (UES).

El día 20 de agosto amanece para los almerienses con la noticia de que el caos ha hecho que se vacíen las despensas del hotel y por tanto no haya nada que comer, lo que obliga a racionar los escasos alimentos que llevaban durante el viaje. Intentando al mismo tiempo, ante la escasez de noticias de la Televisión Central Soviética que sólo ofrecía música clásica y documentales patrióticos, ponerse en contacto telefónico con la Embajada de España, siendo imposible por haber sido cortadas las comunicaciones por los golpistas.

Por la tarde los hechos parecen precipitarse, el comandante del Distrito Militar de Moscú, el general Kalinin, declara el toque de queda en la capital y las tropas golpistas se acercan a las barricadas, al mismo tiempo que la compañía de tanques del mayor Evdokímov, que apoyaba a Yeltsin, se retira de la Casa Blanca.

Finalmente Vladímir Kryuchkov (KGB), Dmitri Yázov (ministro de Defensa) y Borís Pugo (ministro del Interior) ordenan el ataque bajo el nombre en clave de “Operación Grom” (trueno), pero militares infiltrados entre la multitud que defiende la Casa Blanca e informadores internos del Ejército Soviético comunican a sus superiores el escaso apoyo al golpe entre los militares y la suma de otras ciudades a la resistencia, lo que no impide que se continúe con el plan con menores unidades de las previstas. Al mismo tiempo, por intervención de los servicios de inteligencia estadounidenses, muchos militares golpistas traicionan a los suyos, como Aleksandr Lébed, que informa a asesores de Yeltsin que el ataque se iniciará a las 2 de la mañana.

Finalmente no hubo gran asalto como tal, después de que la mayoría de las fuerzas del Ejército Soviético se negaran a obedecer, y sí diferentes acciones del grupo Alpha y las Fuerzas Especiales del KGB, que dieron lugar a enfrentamientos en las calles aledañas a la Casa Blanca, donde en la madrugada del día 21 se produjeron algunas muertes, que provocaron que muchos más militares incumpliesen las ordenes de ataque y más moscovitas se incorporaran a la resistencia. A esas horas estaba claro que la imagen mundial televisada de un Yeltsin de pie sobre un tanque golpista arengando al pueblo soviético contra los contrarios a las reformas, había triunfado y desbaratado el golpe.

Caída del muro de Berlín Caída del muro de Berlín

Caída del muro de Berlín

Amanece el 21 de agosto, y el grupo de almerienses sigue aislado dentro del perímetro rodeado por los golpistas y sin poder contactar con la Embajada, desconocen que en aquel momento el Ministerio de Exteriores español ordena al embajador en Moscú, Juan Cuenca, la localización y repatriación inmediata de este grupo.

Conforme avanza la mañana, las tropas golpistas comienzan a retirarse de las calles de Moscú, tienen lugar los primeros arrestos entre los miembros del Comité de Estado de Emergencia y se restablecen las comunicaciones; lo que permite al grupo de almerienses contactar con el embajador, que les ordena dirigirse inmediatamente al aeropuerto o en caso contrario hacia la sede diplomática.

Finalmente consiguen atravesar, camuflados como rusos, el perímetro de defensa de la Casa Blanca y algunos puestos de control militar y llegar al Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo, donde las colas de extranjeros que buscan salir del país llegan hasta los aparcamientos, pudiendo embarcar en el primer vuelo de Iberia que salía para España y que estuvo retenido en pista más de cuatro largas horas, hasta que por fin pudieron llegar a Madrid, y hoy, treinta años después, me permito contarlo.

A esas horas el golpe había fracasado totalmente, pero también Gorbachov, la perestroika y la glásnost. Yeltsin visibiliza la desaparición de la URRS presentando el día 22 de agosto la nueva bandera rusa (zarista), suspende el día 23 el PCUS, lo que obliga el día 24 a Gorbavhov a dimitir como secretario General del mismo y disolver el Comité Central del Partido, y el 8 de diciembre de ese mismo año el Acuerdo de Belovezha, firmado por los presidentes Boris Yeltsin, Leonid Karavchuk y Stannislav Shushkiévich de Rusia, Ucrania y Bielorrusia respectivamente, declaraba oficialmente la disolución de la URSS.

Terminaban así casi setenta años de un régimen que no pudo aguantar más sus propias políticas autoritarias y centralistas, el infierno de la burocracia, una economía fallida y como no, la falta de libertades.

Durante los años posteriores vinieron la crisis económica, los conflictos internos y la anarquía social. Aquí tanto Europa como especialmente Estados Unidos fueron crueles y aprovecharon la ocasión para dar el tiro de gracia a su enemigo, abandonaron a su suerte a Rusia y se hicieron con las migajas de la URSS atrayendo a muchas de sus hasta ahora repúblicas. Grave error que están pagando ahora, al no contar con el sentimiento ruso de pertenecer a una gran nación, y que da lugar a la situación geopolítica actual. Pero eso sería cuestión para otro artículo.

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