Otro aniversario olvidado de un almeriense ilustre

El 9 de abril de 1936 era Jueves Santo. En Madrid, el aire primaveral ya se mezclaba con la atmósfera prebélica. Esa tarde-noche, sobre las nueve, fallecía en su vivienda de la calle Galileo número 12, Francisco Villaespesa Martín, el gran poeta de Laujar del Andarax. Hoy 85 años después, el aniversario ha pasado casi inadvertido en el mundo cultural, docente y académico de Almería. Ese día, solo alguna referencia aislada en redes sociales. Una lástima que confirma cómo esta ciudad olvida a los suyos y más a él, que triunfó en Hispanoamérica con su extensa obra literaria.

No ocurrió lo mismo cuando el fallecimiento de Villaespesa: la prensa mundial incluyó en sus páginas distintas biografías, obituarios y referencias sobre el gran autor alpujarreño. El historiador y escritor, también laujareño, Florentino Castañeda y Muñoz, conservó en su domicilio de la Puerta del Mar, frente a la fuente de los peces, distintas referencias de periódicos nacionales e internacionales sobre la muerte de Villaespesa. Así, el diario madrileño “La Libertad” (1919-1939), adquirido en 1925 por el empresario y financiero Juan March publicó: “con el poeta que acaba de irse se pone punto final a una generación de la cual él era el valor más alto”.

El poeta, periodista y narrador español Emilio Carrere Moreno (1881-1947) escribió en el histórico diario bonaerense “La Nación”, fundado en 1870 por Bartolomé Mitre (1821-1906), que la muerte de Francisco Villaespesa era tal que estaba “adquiriendo proporción de pérdida nacional”.

El escritor, dramaturgo, historiador y doble premio nacional de teatro Federico Carlos Sainz de Robles y Correa (1998-1982) reconoció que las obras teatrales de Villaespesa no habían sido valoradas justamente por la crítica: “yo añadiría que ha sido terriblemente injusta. La justicia que obliga a decir que sus éxitos sobre la escena fueron de los más extraordinarios”.

El diario ABC también hablaba del poeta almeriense en términos de reconocimiento a su extensa obra: "de su apellido era inseparable la denominación que le distinguía: un poeta tan fiel que no hizo sino cumpliré su destino y cantar. Villaespesa dejó huella profunda en nuestra poética con poemas musicales, elegantes y tristes."

Tres días después de su muerte, y poco antes del asalto a la redacción y asesinato del director, el diario granadino “El Defensor” fundado por Luis Seco de Lucena Escalada (1857-1951) ensalzaba así al autor almeriense: “Cuando regresó a España volvió como los soldados de Cortés y Pizarro: con la victoria en el alma y la derrota en el cuerpo, pero el templo de la inmortalidad ha abierto de par en par sus puertas para recibirle”.

Incluso unos días antes del fallecimiento del almeriense, algunos diarios se hacían eco del agravamiento de las dolencias de Villaespesa. El diario madrileño, conservador y vespertino “La Época”, fundado en 1849 incluía este suelto en su página 3 de la edición del 25 de marzo de 1936: “Anoche se agravó en la enfermedad que desde hace mucho tiempo viene padeciendo el gran poeta Francisco Villaespesa, autor de “El Alcázar de las perlas» y otras obras dramáticas de gran valor poético”.

Del mismo modo, el diario “La Libertad”, fundado en 1918, escribía sobre la enfermedad del autor, a finales de marzo: “Paco Villaespesa, que representa en poesía el final del siglo XIX, es en las letras españolas un valor y una escuela. Más que un poeta popular es un poeta al que hay que leer en la soledad del estudio. El poeta de los sonetos; ahí está su libro “Campanas pascuales”, por ejemplo, cuya colección supone un modelo del género”.

El diario “Ahora” de Madrid, cuyo subdirector era Manuel Chaves Nogales, en la edición del 9 de abril de 1936, el mismo día del fallecimiento de Villaespesa, incluía el adelanto del fatal desenlace en su primera página: “Algún periódico de la noche dejó traslucir ayer el temor de que la enfermedad que padece el ilustre poeta Francisco Villaespesa pudiera tener un funesto desenlace. El estado del enfermo ha sufrido una agravación considerable durante la noche. A la hora de cerrar esta edición, personas allegadas al glorioso autor de "El Alcázar de las perlas" nos comunican que Francisco Villaespesa ha entrado en el periodo agónico. La noticia nos llena de sincera y honda consternación”.

Por su parte, el diario “El Sol”, fundado en 1917 por Nicolás Urgoiti, también adelantaba el óbito en su contraportada del 9 de abril, ratificándolo en su edición del día posterior: “La enfermedad que le ha llevado al sepulcro la contrajo en América. Llegó a España hace cinco años, con la salud muy quebrantada. Desde esta fecha, se encontraba impedido en un sillón, desde el cual continuó trabajando.” “El Sol” le dedicó su contraportada, con una imagen del poeta y referencias a su vida, obra y nacimiento en Almería.

Finalmente, el diario “Ahora” de Madrid daba cumplida cuenta el 10 de abril del proceso de la enfermedad, de su llegada a España, de los homenajes que le tributaron en Madrid e incluso de los doctores que atendieron al poeta durante su prolongada enfermedad. Se trataba de los doctores Juarros, La Caba, Pajares Rojo y Álvarez Sierra.

Es más, el periódico entraba en detalles hasta de sus vinculaciones familiares: “Rodeaban su lecho de muerte su esposa, doña María García; su hija Dolores, su hijo Francisco, Eduardo Zamacois, Emilio Carrere, Joaquín Dicenta, Alberto Alvarez Cienfuegos y Antonio J. Larra. Obsesión de Villaespesa eran sus obras inéditas, que habían quedado en poder de una hija suya, de la que en la actualidad se hallaba completamente distanciado. Entre estas obras están sus traducciones de poetas chilenos. Varias veces Villaespesa intentó recuperar esta 'última parte de su producción, sin lograrlo. Minutos antes de morir, Villaespesa exclamó: ¡Mi obra! ¡Mi obra! Fueron las últimas palabras”.

Más duro fue con él fue Carlos de la Válgoma y Díaz-Varela en el diario “El siglo futuro”, que informó así en su edición del 11 de abril. “Murió Villaespesa en la española tarde del Jueves Santo, mientras Madrid entero, llenando las iglesias, rezaba y ahuyentaba al odio y al sectarismo, pasmados de la tregua milagrosa... Murió Villaespesa definitivamente, porque en realidad era un muerto-vivo desde hace unos años…”