40 años desde aquel lío de siglas

Almería

En la primavera de 1982 votamos por primera vez al Parlamento de Andalucía entre un galimatías de letras, iniciales y extraños nombres de partidos

40 años desde aquel lío de siglas
40 años desde aquel lío de siglas
José Manuel Bretones

Almería, 11 de junio 2022 - 21:02

Hace 40 años, en 1982, ya habíamos votado varias veces, pero nunca al nuevo Parlamento de Andalucía que se iba a constituir en Sevilla. El peso de la capital hispalense le ganó el pulso a la céntrica Antequera en eso de la capitalidad de la comunidad y, claro, el foro autonómico se marchó a orillas del Guadalquivir. Al antiguo “Hospital de la Sangre”, concretamente. Un magnífico edificio que estaba en ruinas y que entre todos los andaluces restauramos para que se sentaran allí nuestros representantes.

Los comicios se convocaron para mayo. El día 23, los almerienses tuvieron que votar para elegir al primer presidente de la Junta de Andalucía. Aquello sonaba lejos porque no había vuelos ni trenes directos; ni tan siquiera autovía. Solo un autobús de Alsina Graells Sur que tardaba nueve horas y un transbordo del expreso a las dos de la madrugada en Linares. Era necesario bajarse de un vagón y subir, deprisa y corriendo, en otro que hacía el trayecto Madrid-Sevilla. Sería coincidencia, pero el primer vuelo Almería-Sevilla se inauguró en plena campaña electoral, cuando el 12 de mayo un “Foker 27” de la desaparecida compañía “Aviaco” trasladó a políticos, señoras de políticos y periodistas que seguían a los políticos.

Durante esos años, a un almeriense en Sevilla se le veía como a un tipo raro, extraño, fuera de lugar. Era de un sitio lejano, desconocido y de una provincia que les había fallado en el referéndum del 28-F de 1980. Y, es evidente, dicho recelo sevillano llegaba hasta las familias almerienses. “No vamos a ir donde no nos quieren”, “nosotros somos de Murcia” se escuchaba con reiteración en aquella campaña electoral y eso se plasmó en más del 40 % de abstención.

El dato histórico de que ganó el PSOE con Rafael Escudero al frente ya ha sido extensamente estudiado, analizado y “vendido” por los grupos de investigación universitarios e históricos. Lo verdaderamente llamativo de aquellas elecciones regionales de hace cuatro décadas fue el guirigay que hubo con las siglas de los partidos; en ocasiones, mareante. Sobre todo, para los ciudadanos de izquierdas.

Candidaturas con el apellido de comunista hubo un porrón: El Partido Comunista de Andalucía-Partido Comunista de España (PCA-PCE); la Unificación Comunista de España (UCE); el Partido Comunista Obrero Español (PCOE), el Movimiento Comunista de Andalucía (MCA), el Partido Comunista de España (marxista-leninista) (PCE (m-l)), la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) o la Organización Comunista de España (OCE (BR)) que en toda la comunidad solo obtuvo 10 papeletas… Tanto lío de siglas no hizo sino dividir el voto y solo el PCE de Felipe Alcaraz consiguió representación, con ocho escaños.

Cartel de ap
Cartel de ap

Nueve partidos para once escaños

En Almería, nueve formaciones pelearon por alguno de los 276.311 votos y los once escaños que correspondían a la provincia. La candidatura de la extinta UCD estaba encabezada por el procurador Luis García García, que quedó en segundo lugar con el 22,1 % de los sufragios y obtuvo además las actas para el médico Manuel Rodríguez Martínez y el empresario Nicolás Linares Navarro. La lista la cerraba el boxeador olímpico, el almeriense Juan Francisco Rodríguez. Los hoy populares del PP eran AP y se presentaron con una coalición con muchas letras y demasiadas tendencias: los democristianos del Partido Demócrata Popular y los liberales de UL. Resultaron elegidos el abogado y profesor Ángel Gómez Fuentes y el exportador de frutas Adrián Martínez García, en una lista donde ya figuraba en sexto lugar Luis Rogelio Rodríguez-Comendador Pérez, que tenía 23 años y estudiaba Derecho. Luego fue concejal, alcalde, diputado andaluz, presidente de la Diputación y aun hoy senador del Reino.

La lista del PSOE estaba encabezada por el que fuera alcalde de la capital Santiago Martínez Cabrejas, que lo usaron de tirón para recolectar voto y una vez elegido dimitió para seguir al frente de la Corporación. Se alzó con seis diputados, entre ellos César Martín Cuadrado, Pedro Sarmiento Posada o Álvaro Sánchez Nogales. Escudero no eligió a ninguno de ellos para formar parte de su gobierno.

cartel de ucd
cartel de ucd

Los otros seis partidos quedaron sin escaño: Los Sindicalistas Independientes (SI) de Francisco Bonilla Sánchez; Fuerza Nueva del notario Alberto Agüero de Juan; el PCE de Antonio Sánchez Cañadas y Salvador Fuentes; el Partido Socialista de Andalucía (PSA) de Antonio Serrano Agulló; el MCA de Concha Ruiz y la UCE de Juan José Simón Godoy. Hoy se estilan las listas paritarias y de cremallera, pero entonces, de los 99 candidatos avalados por Cándido García Moreno, secretario de la Junta Electoral, 82 eran hombres.

De la remota campaña con la ensalada de siglas andaluzas recordamos cosas muy curiosas: El lema electoral de UCD fue lastimero y limosnero: “Anda, Andalucía. Anda” decía junto con la ironía de “no te dejes meter en un puño”, en clara referencia al logo del PSOE. Éste, por su parte, usó el slogan “A la hora de la verdad”; Alianza Popular tocaba la fibra del empleo con “Soluciones de verdad contra el paro” y “Podéis contar con nosotros”. Los empresarios andaluces también se metieron en faena en el fango electoral con una dura campaña publicitaria en la que pedían que “nadie os engañe” pero fu denunciada y retirada por las autoridades.

También aparecieron por aquí primeros espadas de la política nacional, intentando rascar algún voto para sus formaciones. El presidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo ofreció un mitin en el Teatro Cervantes; se desplazaron ministros como el de Industria, Ignacio Bayón -que luego fue candidato por Almería en las generales de octubre de 1982-, de Cultura, Soledad Becerril o de Sanidad y Consumo, Manuel Núñez Pérez.

También vino, el 14 de mayo, Felipe González Márquez que disertó en el Cine Imperial sobre sus planes socialistas. Criticó que los consejos de administración de las grandes empresas y multinacionales estuvieran llenos de ex ministros y que había que establecer líneas de ayudas económicas para los desempleados. Entre las filas de AP ofrecieron actos pidiendo el voto el propio Manuel Fraga Iribarne y su secretario general Jorge Verstrynge, quien tras descender de un avión privado en el aeródromo de Turre aseguró que el único partido político creíble era Alianza Popular. Por el PCE vino Nicolás Sartorius, quien vaticinó que si el comunismo no obtenía un buen resultado habría problemas que harían peligrar al partido. Muy visionarios todos ellos.

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