La ansiedad, el trastorno más frecuente de salud mental en los niños

Las primeras manifestaciones pueden aparecer con apenas meses de vida del menor

Una profesional durante una sesión con un menor.
Una profesional durante una sesión con un menor.
Mar París

03 de agosto 2016 - 01:00

Trastorno de ansiedad por separación; trastorno de pánico; ansiedad generalizada; fobia social, fobia específica; trastorno obsesivo compulsivo... son diversas las manifestaciones de la ansiedad en los más pequeños. Un trastorno que, según la coordinadora de la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil (USMIJ) del Complejo Hospitalario Torrecárdenas, Eva Viciana, es el más frecuente entre los menores, con una incidencia que oscila entre el 5 y el 10%. Tal y como ha apuntado la doctora Viciana, "muchos de estos casos se pueden tratar desde Atención Primaria y siempre que sea necesario se derivan al Hospital de Día de la USMIJ". Las primeras manifestaciones de este trastorno se pueden dar a edades muy tempranas, apenas en bebés con meses de vida. Si es cierto, que a diferencia de los miedos evolutivos, los trastornos de ansiedad en los niños no desaparecen por sí solos, sino que, por el contrario, se intensifican y predisponen a quien los padece a sufrir otros trastornos emocionales, así como también dificultades en el aprendizaje. Los estudios que relacionan ansiedad y aprendizaje determinan que los altos niveles de ansiedad, como así también como los bajos niveles de ansiedad dificultan el aprendizaje. La relación entre el funcionamiento neurocognitivo y la ansiedad es bidireccional, ya que los trastornos de ansiedad interfieren en dicho funcionamiento y, de manera inversa, determinado funcionamiento neurocognitivo puede incrementar patológicamente la ansiedad. .Por ejemplo: un niño con dificultades en el habla puede desarrollar, por esa causa, una fobia social y, a la inversa, una fobia social severa puede conducir a una dificultad en la expresión del habla. Por estas razones y para ahorrarle al niño años de padecimiento, es fundamental el abordaje de estos trastornos en el momento de su aparición, para prevenir el desarrollo de complicaciones como las ya explicitadas o, por ejemplo, el abuso de sustancias. A diferencia de lo que ocurre con los adultos, en los niños se privilegia el abordaje psicológico por sobre el farmacológico, si bien existe la posibilidad de que, en algunos casos en particular, cuando los síntomas resultan muy severos y difíciles de controlar, se indique, además del abordaje familiar, la psicoeducaciòn y la terapia cognitivo-comportamental, el tratamiento con psicofármacos.

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