El municipio de Topares ha recuperado un vestigio de su pasado reciente. El Ayuntamiento pedáneo del municipio de Vélez-Blanco ha recuperado y restaurado el antiguo lavadero del núcleo. Se recupera así un trozo de historia que servirá a partir de ahora como punto de interés turístico.
El alcalde pedáneo, Rafael Serrano, explica que a la hora de desarrollar los trabajos de restauración y acondicionamiento se ha contado con la participación de hasta seis personas que participan en el Plan de Empleo Rural y se han invertido tres meses.
La fecha de construcción del lavadero se remonta al año 1947. "Mientras hacíamos la obra descubrimos una inscripción con la fecha y las siglas de las personas que lo hicieron, pone: Topares 1947. J.L. y G.S.", cuenta Serrano. Durante años la infraestructura sirvió de lavadero para los vecinos del municipio.
Cada día grupos de vecinas iban cargadas de ropa y se afanaban en dejarla limpia a fuerza de frotar, armadas con jabón casero y el motor de sus propios brazos. Posteriormente, en el año 1978 se cerró el pozo que surtía lo de agua. "Se hizo un segundo pozo para el abastecimiento del pueblo y se abandonó el primero, ya no se volvió a utilizar más el lavadero", recuerda el alcalde pedáneo. Este año se ha vuelto a poner en valor la infraestructura, que recibe agua de forma natural desde un nacimiento desde hace apenas 15 días.
Junto a esta obra enfocada a la recuperación de un retazo de la tradición del pueblo, el Ayuntamiento pedáneo de Topares ha desarrollado esta primavera otras obras que representan una mejora para los vecinos. Se trata del adoquinado de la calle Carrera de Baza, que mejora el tránsito por la vía y embellece la zona. "Ha quedado estupenda", comentan dos vecinas topareñas que viven en la zona.
La pedanía de Topares, en el municipio de Vélez-Blanco, se ubica en el norte de la provincia, a 194 km de la capital. Hasta la llegada de la agricultura intensiva en el Poniente almeriense, fue la zona agrícola por excelencia en Almería, siendo el cereal su cultivo preferente. El terreno del núcleo siempre se ha caracterizado por campos fértiles y ricos en cereales, y por este motivo se conocía a Topares como el 'granero de la provincia'.
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