La Asociación de Vecinos del Casco Histórico de Almería celebra sus 30 años soñando el futuro

La Asociación de Vecinos del Casco Histórico celebra su 30 aniversario mirando hacia atrás, pero, sobre todo, hacia delante. Una mesa redonda en el salón de la Casa Sacerdotal en la Plaza de la Catedral fue el punto de partida de una conmemoración para poner de relieve los principales ejes temáticos que afectan a este emblemático barrio de Almería y al modelo que se quiere.

En la mesa redonda, se desarrolló un un diálogo sereno sobre cuestiones en las que la asociación lleva décadas trabajando, con temas transversales como el urbanismo, el patrimonio histórico, el medio ambiente, la salud, la cultura, la educación, economía, comercio, turismo, vivienda, soledad, mayores, envejecimiento, gentrificación, movimiento vecinales y sociales, etc. Moderada por el historiador Rafael Quirosa Cheyrouze y Muñoz, que también es decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Almería, en la tertulia participaron: Juan Salvador López Segura, gerente de Joyería Regente; Mónica Ramírez, arquitecta; Manuel Vida, director gerente del Hospital Universitario de Torrecárdenas; Andrés García Ibañez, pintor y Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Granada; Estefanía López, Gerente del Hotel Catedral; Rosa Rumí, directora CEIP Inés Relaño; Manuel Pérez Sola, activista social; María del Mar Marín Navarro, cofrade; Lola Peralta Cantón, niña de 10 años.

"Llevamos 30 años defendiendo que el Casco Histórico no se convierta en un decorado, sino un lugar para vivir, con un urbanismo pensado a escala humana en el que sigan prevaleciendo las voces de las personas, por ello es tan importante la recuperación de los espacios públicos. No queremos un museo al aire libre, queremos un barrio vivo, en el que se rehabiliten las casas, para que las habiten familias, jóvenes, personas mayores, no solo para apartamentos turísticos. El mejor plan urbanístico es aquel que no expulsa a nadie”, resumió la presidenta de la Asociación, Magdalena Cantero, quien señala que "si pensamos en este barrio dentro de 30 años, lo imaginamos como un laboratorio de convivencia intergeneracional, la clave está en reforzar el tejido asociativo, impulsar actividades comunitarias durante todo el año y garantizar que los nuevos residentes —sean estudiantes, familias jóvenes o personas de otros países— encuentren puertas abiertas para participar".

El turismo es otro de los temas más sensibles de los que se habló durante la cita. Pero un turismo respetuoso que llegue porque aprecia la historia del barrio, su patrimonio y su vida cotidiana, no para convertirlo en un parque temático. Los contertulios invitados por la Asociación no apartaron la mirada del envejecimiento progresivo del barrio, y de lo que supone la soledad no deseada. Por ello, entre otras cuestiones, el comercio de proximidad adquiere especial importancia. "Un casco histórico donde comprar el pan, la fruta o arreglarse los zapatos debe ser posible andando cinco minutos y para ello es necesario el apoyo institucional, pero también compromiso vecinal: No podemos pedir tiendas en el barrio y luego hacer la compra en centros comerciales de las afueras", como señaló Cantero.

En la mesa redonda se abordó igualmente el papel del patrimonio y la importancia de conservarlo, para contribuir a la vez a evitar la pérdida de la memoria colectiva y las tradiciones. "Queremos una ciudad cuidada y un barrio cuidador. Estos son los ejes temáticos que afectan al Casco Histórico y al modelo que queremos y soñamos, porque ese sueño lleva implícito el futuro de la ciudad", señaló Magdalena Cantero.

Al acto asistió un