El lado oscuro de Almería

El autobús del estraperlo

  • El mal estado de la carretera, unido a las fuertes lluvias, hizo perder el control del vehículo que transportaba a una treintena de personas desde la provincia de Granada a Berja. Once viajeros no llegaron a su destino

Once personas muertas y diecinueve heridas de diferente consideración fue el definitivo balance de un trágico accidente de circulación ocurrido el 18 de noviembre de 1946 en el término municipal de Adra al salirse de la carretera y despeñarse por un puente un autobús de la línea de viajeros Granada- Berja. El pesado vehículo sufrió un inesperado deslizamiento a consecuencia de la fuerte lluvia que en esos momentos caía en la zona a la que se sumó el deficiente estado del firme de la carretera. Estas circunstancias unidas, provocaron que el conductor perdiera el control del vehículo a la entrada de una curva y no responderle los frenos, precipitándose el autobús hasta el fondo de un barranco existente en el denominado paraje "El Búho".

El vehículo, un anticuado Hispano Suizo con capacidad autorizada para treinta y dos pasajeros circulaba de forma dificultosa y lentamente por la sinuosa carretera antigua de Ugijar después de recorrer varios pueblos alpujareños en donde había efectuado diversas paradas para la recogida y bajada de viajeros y equipajes. El autobús había salido a las ocho y media de la mañana de la estación de Granada y su llegada a la localidad de Berja estaba prevista en torno a las tres de la tarde. Ese día, hacia mal tiempo generalizado por toda la comarca y el vehículo ya acumulaba cierto retraso para llegar a su destino, porque que el chofer, un experimentado conductor, conocía perfectamente las dificultades del trazado de la carretera, por lo que venía extremando las precauciones ante la copiosa lluvia e inesperadas ráfagas de viento. Muchos de los pasajeros, un amplio número de ellos mujeres, llevaban el corazón en un puño dado el estado del tiempo, cuya virulencia iba acentuándose cada vez más.

El terrible accidente se produjo en torno a las cuatro menos cuarto de la tarde a la entrada de una cerrada curva existente entonces junto al desaparecido bar "Barbacoa" ubicado pasada la barriada abderitana de Guainos y poco antes de llegar a la pedanía de La Juana. La intensa lluvia iban deteriorando cada vez más la consistencia del escaso firme de la carretera de apenas unos tres metros de ancho, que en ocasiones y en algunos tramos, dificultaba el cruce de vehículos que circulaban en sentido contrario.

Según la versión oficial de los hechos ofrecida entonces por las autoridades una vez analizadas las supuestas causas del accidente, en el autobús viajaban treinta personas. Al vehículo se le conocía popularmente en los pueblos de la comarca, como "el autobús del estraperlo" porque mucha gente lo utilizaba para desplazarse a los pueblos de la Alpujarra a intercambiar productos, fundamentalmente alimentos por otros elementos de primera necesidad, ya que eran unos años de estrecheces, bastantes difíciles y escaseaban muchas cosas. El estraperlo, era una forma de subsistencia para muchos- la mayoría- y una forma de enriquecerse y lucrarse por las necesidades ajenas para otros.

Respecto a las causas que provocaron el suceso, según los testimonios de algunos de los supervivientes del terrible accidente, a pesar de la fuerte lluvia, el autobús conducido por José Carvajal Canovas que murió en el accidente, circulaba por determinados tramos a una velocidad un tanto inadecuada para el trazado de la resbaladiza carretera. Técnicamente, se especuló como elemento básico causante de la tragedia a un fallo mecánico, aseverándose que la perdida de control del vehículo obedeció a una rotura de frenos o un fallo de la dirección sin que el conductor hubiese actuado en ningún momento de forma negligente.

Según algunos de estos supervivientes, el autobús entró en la curva sin aparentes problemas y cuando ya tenía perfilada la salida, inesperadamente se salió por el margen derecho del puente derribando los mojones de piedra, utilizados como quitamiedos precipitándose al vacío desde unos quince metros de altura.

El autobús quedó en el lecho de una rambla con las ruedas hacia arriba totalmente destrozado y con los pasajeros atrapado en su interior. Se vivieron terribles momentos de angustia y tensión entre los viajeros heridos y los que intentaban salir desesperadamente para ponerse a salvo de entre el amasijo de hierros y chapas en que quedó el vehículo. Nada más conocerse el dramático suceso, el entonces gobernador civil de Almería que circunstancialmente se encontraba en Adra, tomó el mando de las operaciones de rescate junto al alcalde de la localidad y el teniente jefe de línea del cuartel de la Guardia Civil de Adra. Hasta el lugar del accidente se desplazaron desde la capital una ambulancia de la Jefatura Provincial de Sanidad y un autobús de la compañía Alsina Graells concesionaria de la línea de viajeros.

Fue de notable importancia en los primeros momentos, la actuación y comportamiento de numerosos vecinos de los cortijos cercanos al lugar donde ocurrió el accidente junto a la intervención de los agentes de la Guardia Civil destinados en el acuartelamiento de Adra durante las labores de rescate, auxilio y socorro a las víctimas para ponerlos a salvo. Asistidos en una primera instancia por el medico de la localidad y dos practicantes, alrededor de las once de la noche llegaron al Hospital Provincial de Almería los primeros heridos graves, entre ellos varios soldados del regimiento número 4 de Regulares con destino en Marruecos donde cumplían el servicio militar y que ese día se dirigían hasta Almería para embarcar con destino a Melilla.

El terrible accidente provocó una gran consternación en Almería. Casi todos los fallecidos y heridos residían en la provincia, gran parte de ellos eran vecinos de Adra, Berja, Fondón, La Rábida y Balerma, así como de distintos pueblos de la Alpujarra granadina.

Aunque desgraciadamente, posteriormente se han producido en la provincia otros accidentes con autobuses implicados y de extremada gravedad, este caso fue el primero de ellos y el que desgraciadamente se cobró más victimas mortales. Recordemos que once años más tarde, el 18 de marzo de 1957 murieron siete personas y otras veintiocho resultaron heridas de carácter grave al despeñarse por un puente un autobús de la línea Almería Carboneras cuando el vehículo circulaba a unos dos kilómetros de Níjar.

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