Instituciones Penitenciarias

90.000 barras de pan elaboradas por internos para sus compañeros

  • Inauguradas las nuevas instalaciones de la panadería de El Acebuche, que permitirán nuevas actividades formativas en el centro

La panadería ha sido inaugurada este miércoles tras una completa renovación. La panadería ha sido inaugurada este miércoles tras una completa renovación.

La panadería ha sido inaugurada este miércoles tras una completa renovación. / D.A. (Almería)

La actividad en el centro penitenciario El Acebuche es permanente. Entre sus muros se reproduce a pequeña escala una ciudad con todos los servicios posibles, ocupando un lugar primordial la formación de los internos. Algo lógico teniendo en cuenta que la reinserción social y laboral es uno de los objetivos fundamentales de esta institución. Entre ellos se encuentran los cuatro reclusos que en la actualidad trabajan en la panadería de la prisión, que este miércoles fue inaugurada por el subdelegado Manuel de la Fuente, tras una completa renovación de sus instalaciones y maquinaria.

La panadería del centro penitenciario depende de la Entidad Estatal Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (que se encarga de la promoción del trabajo productivo en los centros penitenciarios y de la formación profesional de los internos), adscrita al Ministerio del Interior a través de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Esta entidad tiene por objeto la promoción, organización y control del trabajo productivo y la formación y orientación para el empleo de los reclusos de los centros penitenciarios.

Así, los cuatro internos que realizan las labores de maestros panaderos, tienen una retribución por sus servicios y llevan a cabo la producción de labores de panadería para la alimentación de unos 800 internos del centro y de otros 200 del Centro de Inserción Social. A diario se están fabricando alrededor de 3.000 barritas de pan, lo que supone alcanzar las 90.000 mensuales.

También está prevista la realización de una línea de elaboraciones de bollería (tortas, suizos, magdalenas, etc.) que pueda satisfacer las demandas de los internos en sus momentos de vida en común, para lo que, igualmente, se ha dotado de maquinaria nueva al taller. Como explica Miguel Ángel de la Cruz, el objetivo es que se consiga el “autoservicio” de panadería en el centro penitenciario.

Con este taller (y otros, como el de cocina, economato, lavandería, mantenimiento, etc.) se proporciona al recluso un empleo retribuido, con los beneficios de la Seguridad Social, en los espacios productivos del centro penitenciario.

Otro de los beneficios que ofrece este nuevo espacio es la óptima adecuación para acoger la impartición de cursos de formación profesional especializada en este oficio, enseñanza muy demandada por los internos y de gran importancia para la búsqueda de un empleo una vez finalicen el cumplimiento de su condena. Con este fin, se desarrollan acciones de formación para el empleo en el interior del centro penitenciario y de ciclos formativos de grado medio.

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