Un barrio asesiado por los robos

Los robos en los entornos rurales están a la orden del día. Los asaltos en núcleos donde las viviendas se encuentran diseminadas, caso de los cortijos, son muy recurrentes, ya que reúnen las características idóneas para los cacos, donde la principal es que el tiempo de respuesta de las fuerzas de seguridad para acudir a la zona. En los barrios de la periferia de la capital están viviendo exactamente el mismo problema y, concretamente en el barrio de Venta Gaspar llevan ya meses asediados por los robos.

La situación de los hurtos en viviendas y fincas en esta zona, al igual que en otras de la periferia, siempre ha estado presente, sin embargo, en Venta Gaspar ha habido un repunte en los últimos seis meses que ha dado lugar a que los vecinos estén viviendo un infierno, donde conciliar el sueño es una auténtica aventura y dejar la vivienda varias horas para salir casi una irresponsabilidad.

"La situación que estamos viviendo en el barrio está tomando tintes dramáticos. Es muy mala. Los ladrones ya ni se cortan y entran en las viviendas a diestro y siniestro. Tal es así que, por poner un ejemplo, el pasado 25 de julio, durante las fiestas del barrio en honor a Santa Ana, en las que se congregaron la práctica totalidad de los vecinos, comenzaron a sonar las alarmas de varias viviendas, dando lugar a un estruendo impresionante y el correspondiente alboroto y temor entre los presentes", explica Manuel Ordóñez, presidente de la Asociación de Vecinos Venta Gaspar - Sol y Arena. Otro de los episodios más llamativos sucedió durante la cabalgata de reyes del pasado mes de enero. Durante la misma, unos vecinos vieron a lo lejos como entraban en su casa, aún con la luz del día, cuando seguían las carrozas.

En las últimas semanas, desde la Asociación Sol y Arena se han intensificado las conversaciones con el inspector de la Policía Nacional, único cuerpo que vela por la seguridad de esta zona, para que intensifique la presencia.

En un barrio con viviendas tan diseminadas es necesario una patrulla especializada en medio rural para velar por la seguridad de esta zona y pese a ser una barriada de la capital, la Policía Local no tiene los medios suficientes para atender esta zona, tal y como aseguran desde la Asociación. "He de reconocer que la Policía Nacional siempre nos atiende, el problema es que tampoco tiene efectivos. Cuando tenemos fechas importantes como las pasadas fiestas, siempre llamamos con antelación y nos mandan una patrulla para que vele por el orden en la zona.

"Otro de los problemas que hacen si cabe más perjudicial los robos que aquí sufrimos es derivado de las propias características del barrio. Aquí el 80% de los habitantes se dedican a la agricultura y tienen finca. Así que los ladrones no solo roban en las viviendas, también lo hacen en invernaderos y naves agrícolas, arrebatándoles así, además, su sustento. Es un auténtico drama", explica Ordóñez, quien lanza un llamamiento al Ayuntamiento y pide encarecidamente que "en la capital la agricultura también tiene su importancia y es uno de sus motores económicos. Aquí, como en el resto de la periferia, se concentran la mayoría de las explotaciones agrarias, así que creemos que debe mover ficha y asegurar más estas zonas", subraya.

"Vemos necesario que se articule una patrulla que de vueltas por estos barrios de la periferia, como el nuestro La Cañada, El Alquián, San Vicente... y que sea en exclusiva, ya que solo hay una hasta Cabo de Gata", explica el presidente de la Asociación.

Lo más llamativo del modus operandi de estos ladrones es su descaro, bombas hidráulicas para romper rejas o desencajar cerraduras son sus métodos. Ruidosos y poco ortodoxos, provocando los ruidos de las alarmas incluso a plena luz del día. Algo que parece preocuparles poco sabedores de que la Policía anda lejos.