Almería

De la base de la Legión a la lejana Antártida

  • Un teniente médico del cuartel de Viator participará en la Campaña Antártica del Ejército de Tierra

  • Apoyará a los científicos en el único continente sin conflictos del mundo

La Campaña Antártica se desarrolla anualmente en la Base Antártica Española del Ejército de Tierra "Gabriel de Castilla" situada en la Isla Decepción, en el Archipiélago de las islas Shetland del Sur. Esta misión del Ejército de Tierra en la Antártida tiene como finalidad proporcionar apoyo logístico a la investigación científica en la base y realizar proyectos de investigación y experimentación de interés para el Ejército en las áreas de transmisiones, medio ambiente, sanidad, bromatología o vestuario y material de campamento.

Cada año, un equipo parte al inicio del verano austral a estas instalaciones. Entre ellos se encuentra Óscar Garrido, teniente médico destinado en el Cuartel General de la Brigada "Rey Alfonso XIII" II de La Legión, que por ser tradicionalmente una unida operativa y expedicionaria será Brigada Experimental hasta 2035 (BRIEX35). Junto a otros doce militares, el teniente médico Garrido es uno de los miembros de la XXXII Campaña Antartica y desvela para Diario de Almería el por qué, el cómo, el cuándo y todos los secretos de esta iniciativa.

El lema de este año es: "Nunca la bandera arriada, nunca la última empresa" (Ernest Shackleton). Una frases que encaja perfectamente con este onubense afincado desde 2010 en la provincia almeriense. Durante toda su vida laboral se ha centrado en las emergencias extrahospitalarias, comenzando en Cruz Roja en Granada, ciudad en la que cursó Medicina, obteniendo la especialidad de Médico de Familia en Ferrol.

Cuando concluyó sus estudios comenzó a trabajar con el 061 y en 2015 sumó una faceta más, la de los rescates. "Descubrí el deporte y las necesidades que existen en este tipo de emergencias. En Andalucía aún no tenemos esa capacidad para que los facultativos vayan al lugar donde se ha producido el sinistro. Empecé a trabajar con federaciones, con el Grupo de Espeleosocorro Andaluz", explica.

Su vida cambió precisamente en 2015 cuando se haciendo un curso de rescate vio que uno de los instructores era un amigo con su mismo perfil familiar y laboral pero con uniforme. "Se lo dije a mi mujer, ella me respondió que era para mí, que fuese a por ello y a los dos meses estaba haciendo las oposiciones", confiesa Garrido, quien reconoce "creer un poco en el karma" y que su mujer, profesora de inglés y con la que tiene un niño y una niña, "tiene el cielo ganado".

Su primer destino fue y es la base "Rey Alfonso XIII" II de La Legión en Viator. Pero ya ha podido participar en misiones en Mauritania con Operaciones Especiales y en Irak con la Legión. "Por un lado eres como un médico de familia que lleva cosas del día a día y por otro un emergencista, por lo que encaja con lo que yo quería", dice el teniente, quien recuerda que en lugares como éstos "estás aislado, los medios no siempre son los que quieres y cualquier cosa que pase allí puede ser muy grande". "Nunca pasan las cosas hasta que pasan. En el mundo civil ya tuve situaciones, en el tiempo que llevo como militar también he tenido estas emergencias. Por ejemplo, en una acabé yo en un quirófano extranjero",. relata.

A Mauritania e Irak fue voluntario, igual que a la Antártida, donde "hubiese pagado por ir". "Cuando estaba en Irak llamé directamente a la base de la Antártida y pregunté. No me pareció una misión militar sino más como las expediciones civiles al Nepal, un reto como médico de expedición a un sitio aislado con mucha naturaleza, no podía dejarlo pasar", cuenta el militar, quien admite entre risas que sabe que se va a encontrar con "mucho frío, mucho hielo, pingüinos y vientos huracanados".

Así, a principios de diciembre partirá hasta la isla Decepción y no regresará hasta primeros de abril. "Afortunadamente es una isla y no tiene las condiciones tan extremas del continente, que está a unos cien kilómetros... Menos 25 grados, mucha humedad, nieve", dice entre risas y recordando que la Decepción es un volcán activo que ya "explotó a finales de los 60 y se llevó dos bases" y que este año la Base Antártica Decepción de Argentina, que apenas tiene actividad un mes al año, estará cerrada. "No hay nadie más, pingüinos y focas. Si pasa algo, estamos a mil kilómetros del hospital más cercano", apostilla.

Aunque la campaña dura apenas unos meses, la comisión es de un año entero en el que preparar la logística y la forma física o mentar. El teniente Garrido se ha hecho cargo de formar en primeros auxilios, hipoterminas y congelaciones y cómo actuar en cualquier tipo de accidente. "Con suerte si el tiempo es perfecto podemos sacar en helicóptero a una persona en 24 horas, pero también pueden ser siete días", aclara. Son 13 militares para dar apoyo a una quincena de científicos, por lo que deben saber navegar en zodiac, rescatar a nado, llevarlos por la montaña, usar quds y otros vehículos, moverse entre los dos glaciares de la isla... Una formación total.

Y además Garrido no tendrá enfermero. Todos sus compañeros han sido instruidos por él pero todos tendrán que hacer de todo. Los requisitos físicos son duros y los preparativos exhaustivos. "El problema no es una lesión, el problema es que esa tendrías que dejar de hacer una función y que el resto lo hicieran por ti", especifica.

Cuentan con el apoyo de los buques oceanográficos Hespérides, de la Armada Española, y Sarmiento de Gamboa, perteneciente al CSIC. Éste último los recogerá en Punta Arenas (Chile) y los dejará en Decepción y el Hespérides los traerá de vuelta. Eso sí, entre porteo y porteo de materiales en barco, pueden pasar uno o dos meses. "Aquí no llega Amazon", bromea.

Con todo, no habrá tiempo para nada. "Es un sin parar. No es sólo abrir la base y ponerlo todo en orden, sino dar apoyo continuo a los científico, mantener las instalaciones, equipos y comunicaciones. Hay muy poco tiempo para el ocio", insiste. Trabajo que no faltará porque la "Gabriel de Castilla", llamada así por el español que vio la Antártida por primera vez, está ahora cerrada a excepción del módulo de emergencias. Y es que este continente es "el único sin conflictos, sin armas, en el que sólo se hace ciencia" y en el que la colaboración entre los países del Tratado Antártico sería impensable en otros lugares.

Dos de los compañeros de Garrido repiten este año, algo habitual porque "alguien tiene que saber dónde están las cosas". "Dicen que es una experiencia bonita, inolvidable auqnue se trabaje mucho". A la pregunta de si repetiría responde rotundo: "Creo que sí, pero ya lo diré a la vuelta".

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