Sin 'bocata' en el recreo
Centenares de escolares del colegio Nuestra Señora del Milagro de la capital celebraron ayer el 'Día del Ayuno Voluntario' para ponerse en la piel de los niños del Tercer Mundo
Un recreo sin un bocadillo es para los niños lo que a cualquier amante del cine una película sin sus pertinentes palomitas. Un sacrificio que hicieron ayer centenares de escolares del colegio Nuestra Señora del Milagro de la capital para ponerse en la piel de aquellos niños del Tercer Mundo que no tienen nada que echarse a la boca ni en el desayuno, el almuerzo o la cena.
Además, para aportar su pequeño granito de arena con el fin de cambiar estas desigualdades, los escolares también donaron de forma altruista el coste del bocata y el zumo del recreo a una hucha cuyo importe íntegro va destinado a diferentes campañas que realiza Manos Unidas en distintos puntos de la geografía mundial.
"Hoy (por ayer) nos vamos a poner en la piel de los niños que no tienen nada para comer", explica muy convencida la pequeña Ana Bestard con tan sólo diez años. Como ella, un centenar de niños disfrutaron de su tradicional media hora de recreo sin ningún aporte calórico pero con las mismas ganas e ilusión de pasarlo bien y con la sensación de que "estamos haciendo algo bueno", añade Nacho Casanueva, que confiesa entre risas que ha desayunado "muy bien" para soportar cinco horas de colegio sin comer nada.
Marvi Hernández, maestra de 5ºA, uno de los cursos implicados en esta causa solidaria, señala que el Día del Ayuno Voluntario es una iniciativa "con la que buscamos fomentar los valores de solidaridad y humildad entre los escolares" aunque apunta mientras mira a sus pupilos que "espero que ninguno se lleve un bollo o un bocadillo a escondidas al recreo".
Pero el sacrificio no es igual para todos. Mientras los niños de Primaria se quedan sin bocata, los más pequeños, los de Infantil (hasta los seis años), hicieron su particular obra benéfica comprando por un euro y medio un bocadillo de Nocilla que varios profesores prepararon a primera hora de la mañana. "Los más pequeños no pueden estar tanto tiempo sin comer por lo que hacen una pequeña aportación económica en este día tan especial", explica Raquel Sáez, maestra de Primaria.
Mientras tanto, los mayores, los niños de Secundaria se encargan estos días de confeccionar pulseras que van a vender este próximo lunes día de San Valentín y lo que recauden se sumará a esa hucha solidaria, que todos los años suele reunir entre 900 y 1.000 euros.
Un acto de solidaridad que se produce todos los días cuando entre los propios escolares de este centro comparten sus desayunos en el recreo con los niños que no tienen ese día bocadillo o zumo tal y como afirman Javier Martínez y Armando Ruiz -10 y 9 años-.
El año que viene volverán a repetirlo, eso sí. a más de uno ya no le cogerá por sorpresa y desayunarán fuerte en casa.
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