Aquí hay de todo, como en botica

Confidentes, amigos y el eterno despierto de las noches de guardia · Una farmacia esconde distintas funciones a la mera atención en mostrador · Miguel Gallego lleva siete años trabajando en Almería

Miguel Gallego, en el centro, junto a Paco y Antonio en el mostrador de la farmacia.
Miguel Gallego, en el centro, junto a Paco y Antonio en el mostrador de la farmacia.
Berta F. Quintanilla / Almería

05 de marzo 2010 - 01:00

Pasa sobre todo en verano. Los cuidadores llegan con personas mayores, entran y suspiran. Toman una silla. El anciano se queda. Ellos se van. Es que hace fresquito dentro. El farmacéutico le sonríe. Es más que una bata blanca que despacha medicamentos. Para muchos es un amigo, aunque hay de todo, como en botica. En la farmacia donde trabaja Miguel Gallego sobran historias. Noches en vela. Días de guardia.

"Este es un trabajo duro, vienen muchos a buscar compañía, nos cuentan su vida y eso no lo cobras nunca". Pero a ellos les da igual. Lo hace con gusto. Se siente bien al lado de sus clientes. No sólo la atención es en directo. "Cuando llaman por teléfono, además de hacer la pregunta que querían, luego cuentan cosas", resalta el farmacéutico. Lo sabe de primera mano. Cuenta anécdotas curiosas. Gente que llega pidiendo un medicamento y se guían por el color de la caja. Lo solventa gracias a lo aprendido en la carrera. "Sales muy preparado, estudias muchas cosas", recuerda Gallego. Habla como quien conoce. La vocación es lo más importante. Si no hay llamada, no hay motivación. Y sin ésta, no queda nada. "Mi padre era farmacéutico, le veía y me gustaba". Una vez que quiso conocer los estudios, ya estaba enganchado. La biología, la botánica... formulación magistral y sobre todo, lo que nunca aparece en el título recogido en la secretaría del la facultad. Un máster en Humanidad y trato con los clientes.

Él lo sabe. Tiene 33 años y lleva siete ejerciendo la profesión. Su juventud no le hace dudar. Habla tranquilo. Domina el terreno. "Creo que existen distintas salidas para esta carrera". Se decantó por Granada para estudiarla. Ojeó las ofertas de las demás ciudades y quiso aprender a la sombra de la Alhambra. Menos de dos horas le separaban de su Almería natal. Hace un alto en el recuerdo para evocar a sus amistades. Suena el teléfono. Es uno de ellos. Un amigo de Jerez. "Es que conocí a muchos de allí", resalta.

Ya nada es lo que era. Los boticarios siguen manteniendo, eso sí, el mismo color de bata y el mismo buen hacer. Las farmacias de horario continuado, las que no cierran y las que van a medias han hecho más ligeras las guardias. No obstante, de cuando seguían siendo como antaño, quedan anécdotas. Igual que de día, de noche una farmacia es un mundo.

Una de las anécdotas que cuenta Gallego hace referencia a la Viagra. "Es cierto que tenemos nuestros clientes fijos, que a veces se esperan a que despachemos a todos y no nos dicen nada, pero sabemos a qué vienen". Él como sus cinco farmacéuticos y dos auxiliares trabajan doce horas, incluidos los sábados y domingos. Pero esto no es lo único que sorprende a los profesionales. Las madres cuidan a los niños cada vez más. "Miran mucho la estética del chupete, que si es anatómico, que si no... y muchas veces tardan mucho en decidirse". Precisamente los niños son protagonistas de otra de las historias más curiosas que han pasado en esta farmacia. La noche de Reyes, sus Majestades eligen la rebotica para guardar los regalos mientras esperan que los pequeños se duerman. Y dan la una, y las dos, y las tres... y los juguetes siguen esperando. "Es totalmente verídico", remata Gallego. Una muestra más de la confianza y el estrecho lazo establecido entre el farmacéutico y el cliente. "La noche del día 5 nos dan un toque antes de venir a por los presentes, y claro, nosotros los tenemos aquí, esperándolos".

Otra de las leyendas urbanas, la letra de los médicos. "Sí que es cierto que en muchos casos es ininteligible pero no sabría explicar cómo pero hemos aprendido a leerla". "Supongo que serán los años de experiencia y el hecho de que terminas conociendo a los clientes y sabes ya más o menos a qué vienen", matiza. También la receta electrónica les ha puesto las cosas "muy fáciles".

Sigue siendo una caja de sorpresas. Sigue habiendo de todo, como en botica.

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