La búsqueda de un pasado almeriense
El Obispado espera la centralización de documentos para poder aunar las partidas en un solo edificio
Por las partidas de bautismo no pasa el tiempo. Por el papel sí. Y es ese tono amarillento de bordes desgastados lo que da más validez a las investigaciones de aquellos familiares que buscan reencontrarse con su pasado en la provincia. Sangre almeriense corre por las venas de quienes ahora se sientan ante el reto de dar con quienes les regalaron la vida. O los que se las dieron a los que se las regalaron... y así hasta la elaboración del árbol genealógico.
Llenar las ramas y las hojas de esta compleja estructura se ha convertido en un reto que hace que, por medio de llamadas o aprovechando una estancia vacacional en Almería, ciudadanos europeos o latinoamericanos busquen algunos indicios.
Ahora, con la puesta en marcha del Archivo Diocesano en el Obispado, los documentos estarán centralizados pero mientras tanto el peregrinar de parroquia en parroquia se ha convertido en algo cotidiano para los que buscan cotejar estos datos. El vicario general, Tomás Cano, ha explicado a Diario de Almería que los datos están protegidos, que no a cualquiera se le puede dar la partida solicitada. "Una persona que viene demandando información tiene que acreditar que el sujeto al que busca tiene relación directa con él". Dentro de esta cantidad existen dos vertientes, una de ellas protegida de modo especial. A partir del año 1920, los que podrían estar vivos, escapan a esta modalidad histórica. "Hay que tener mucho cuidado con los que son de antes de esa fecha: si uno viene a pedirnos una partida de bautismo de alguien asegurando que es su abuelo, primero nos tiene que demostrar que efectivamente lo es", ha asegurado Cano.
Existen varios de antes de 1900. "Hay una pareja de nacionalidad francesa que buscan a sus antepasados por Níjar o Arboleas". Intentan recuperar algo de memoria. "También nos escriben solicitando partidas de las embajadas, consulados o asesorías, que muchas veces hacen un trabajo un tanto irregular". Aunque sí deja claro que "nosotros no podemos darles los libros de bautismo porque no están contemplados como datos, no son archivos, normalmente lo que se hace es dejar que los consulten". La importancia radica en "que quieren sus raíces, muchos de ellos son franceses, brasileños, cubanos o argentinos que nos piden información desde sus lugares habituales de residencia".
Luego, también están los que buscan la inmersión en su pasado a través del árbol genealógico, por el que no pasan los años. Este es el caso de aquellos residentes en Europa. "Ha habido un incremento de interés dentro del territorio nacional por conocer las raíces familiares a través de sus antepasados", asegura el archivero diocesano, Victoriano Montoya, conocedor de los nuevos retos que supondrá contar con el Archivo Diocesano abierto. "Nos vienen peticiones de cualquier zona, pero las más frecuentes son las de la Alpujarra, Níjar o el Poniente".
Para entender el funcionamiento de este proceso es necesario echar un vistazo a la historia, "concretamente al Concilio de Trento, en el siglo XVI, este manda que los sacramentos queden en unos libros a custodiar, ya que la partida de bautismo es un acta histórica. Una vez entendido el principio, hay que analizar el proceso. "Estamos tendiendo a realizar un archivo histórico, no uno vivo, porque tendemos a aunar los documentos, va a haber una centralización en la sede del Obispado de Almería". Hay que cuidar mucho los materiales, son más que frágiles. "Contamos de 1540 en adelante, aunque los de la guerra civil fueron destruidos, los sacerdotes con los que he hablado me cuentan que los que buscan el árbol genealógico encuentran a menudo lo que quieren en un excelente estado", destaca el archivero.
Fruto de esta conexión entre demandante y cura es una amistad que en muchas ocasiones perdura. "En muchos casos nos ha pasado que nos es complejo contestarle". Es todo un ir y venir de demandas, de solicitudes... "es constante". Sonríe y recuerda. "Ahora mismo tengo a una pareja de franceses que han quedado en venir a buscar las partidas de sus abuelos para hablarle de ellos a sus nietos". "Nosotros siempre les facilitamos el trabajo, ayudándoles en la medida de lo posible".
Actualmente en Almería hay 212 parroquias, pertenecientes a 102 municipios, cada una de ellas cuenta con su propio archivo "y hay algunos que con completísimos, como es el caso del de Laujar de Andarax, por ejemplo, que conozco bien porque fui párroco allí". Cuevas del Almanzora también es uno de los templos a los que acude mayor número de personas. "Habrá en torno a cuarenta al mes".
Además, asegura "en las de construcción más antigua hay papeles que se conservan bien, que dejan constancia de una parte de la historia para la familia afectada". "Trabajamos con un material delicadísimo, la propia tinta es la mayor enemiga del papel, porque poco a poco se lo va comiendo, y de ahí la importancia de un buen equipo de restauración".
Para entender mejor la situación, Montoya ha ejemplificado. "En el archivo central del Obispado, según los datos del año 2011, existen 90 ó 100 archivos, teniendo en cuenta que desde aquí no podemos emitir nada, pero sí informar, enviamos una comunicación en la que decimos que efectivamente lo que están buscando lo tenemos nosotros o en caso de que corresponda a los años en los que la guerra civil borró nuestra historia, pues también lo confirmamos". ¿Se atreve a realizar un balance total? "Aunque es arriesgado, puedo redondear diciendo que serán unas 500 demandas al año, contándolas todas".
Ya fueron inauguradas las instalaciones del Archivo Diocesano, situado en la sede del Obispado de Almería. El responsable de las instalaciones tiene muchas esperanzas puestas en que estas dejen constancia de la riqueza documental que existe en la provincia de Almería. "Es un empeño personal del obispo desde que llegar a su cargo, además él cuenta con la ventaja de que entiende mucho de documentación y de historia, con lo que el partido que puede sacarle a los documentos es muy alto".
Han sido muchos días de trabajo para conseguir un resultado óptimo y los albañiles se afanan en estos días para conseguir un orden que será imprescindible. Revistas y libros por encuadernar ocupan en estos momentos lugares preferenciales entre toda la vorágine a ordenar, pero los responsables de las instalaciones comparten la certeza de que todo el esfuerzo valdrá la pena en el momento en que los interesados completen con los datos de sus antepasados los árboles genealógicos, que florecen de nuevo.
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