Almería

El Cañarete sigue aún cerrado sin fecha para vuelva abrir al tráfico

  • Los trabajos para reabrir la carretera se siguen desarrollando tras la caída de una enorme roca

Socavón que produjo la roca.

Socavón que produjo la roca.

La carretera nacional N-340, también llamada la carretera del Cañarete, fue cerrada cerrada al tráfico en la madrugada del martes por desprendimientos de rocas, que ocasionaron incluso un socavón “enorme” en la calzada, y no está previsto que se reabra hasta dentro de varios días cuando se terminen las reparaciones.

Fuentes de la Guardia Civil de Tráfico señalaron que los trabajos “van para largo” porque “no son cuatro piedras” y la empresa responsable del mantenimiento de la vía tiene trabajo “para rato” y “tardará” en arreglar el agujero. La alternativa a esta carretera es la autovía A-7.

Los desprendimientos se se produjeron sobre las 1:20 horas en el punto kilométrico 434,500, a la altura del Hotel Playa Sol, en Enix, cuando diversos conductores avisaron al servicio de Emergencias 112 de lo ocurrido y se enviaron a la zona a la empresa responsable del mantenimiento de la vía y a la Guardia Civil de Tráfico, que mantiene cerrada la vía.

No es la primera vez que la carretera está cerrada al tráfico. En 2015, por una situación similar, la vía que une Almería y Aguadulce tuvo que permanecer cerrada durante varias semanas. Entonces, hubo que desarrollar obras de intervención en el talud y la construcción de un muro de 22 metros para contener posibles desprendimientos de los acantilados que discurren junto a la vía. El hecho se remonta al 2 de noviembre de 2015, cuando el temporal que azotó con virulencia a la provincia provocó la caída de grandes rocas, tras rajar la malla protectora instalada para evitar este tipo de corrimientos de tierra. Fue el detonante que permitió descubrir una triste realidad: el talud rocoso que rodea a esta vía era una manzana podrida.

Apenas un día después de los desprendimientos, la Subdelegación del Gobierno anunció que El Cañarete permanecería cerrado al tráfico de forma indefinida aún cuando las rocas desprendidas fuesen retiradas, debido al riesgo que existía para los conductores. Se prometió entonces la reapertura en un “plazo relativamente corto” que dependía del estado de un talud que, a la postre, demostró estar agonizando.

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