Más casas, menos personas: la vida de los almerienses caminan hacia la soledad
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Vivir solo ya no es una excepción, sino una tendencia estructural en Almería. Según los últimos datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), los hogares unipersonales —personas que viven solas— no han dejado de crecer desde 2002 y, si se mantiene el ritmo actual, podrían convertirse en mayoría en las próximas décadas.
En 2002, apenas representaban el 20 % del total de hogares. Hoy ya son uno de cada cuatro. Y en 2039, según las proyecciones oficiales del INE, alcanzarán los 123.442 hogares en Almería, es decir, el 31,7 % del total. En números absolutos, su peso ha crecido de forma continua: solo entre 2025 y 2039, aumentarán en más de 40.000 unidades, pasando de 83.189 a 123.442 hogares.
El cambio es profundo y acelerado. Mientras las parejas con hijos pierden peso —pasando del 48 % al 31 % del total de hogares en 40 años—, los modelos familiares alternativos y las personas que viven solas se consolidan como los nuevos protagonistas. Y no solo cambia el tipo de hogar: también disminuye el número de personas que viven juntas. En 2002, el tamaño medio del hogar en Almería era de 2,95 personas. En 2025 ya es de 2,59 y en 2039 bajará a 2,43, según el INE.
Las parejas sin hijos superarán a las familias tradicionales
Una de las transformaciones más simbólicas es la inversión en el orden de prevalencia. Las parejas sin hijos, que eran minoría en 2002, superarán en 2026 a las que sí los tienen. En números absolutos: de 34.200 hogares sin hijos en 2002 a más de 91.900 en 2040. Un salto del 168 %.
Mientras tanto, las parejas con hijos apenas crecerán un 16 % en ese mismo periodo, pasando de 89.400 a 103.900 hogares. Pero no solo importa el volumen: la proporción cae en picado, lo que indica una caída relativa del modelo familiar tradicional.
Las familias monoparentales se duplican
Otra figura que gana protagonismo es la del hogar monoparental. En 2005 había unas 16.200 familias con un solo progenitor en Almería. En 2040 serán más de 31.500, casi el doble. El crecimiento ha sido continuo, especialmente desde 2010, y muestra un reflejo directo de los cambios sociales, económicos y jurídicos en torno a la parentalidad.
Más allá de las cifras absolutas, lo relevante es la transformación cultural. La soledad, lejos de ser marginal, se ha normalizado. Ya no es sinónimo de aislamiento, sino también de independencia, envejecimiento, divorcio, movilidad o nuevas formas de vida. Según las proyecciones, en 2039 también habrá 116.034 hogares de dos personas, muchos de ellos sin hijos, frente a solo 81.446 hogares con cuatro personas o más.
La previsión hasta 2040: más hogares, menos hijos
En términos globales, el número total de hogares en Almería también crece con fuerza. Se pasa de 185.200 hogares en 2002 a 300.305 en 2025 y 388.496 en 2039. Es decir, un aumento de más del 110 % en menos de cuatro décadas.
Pero ese crecimiento no se traduce en más familias numerosas. Al contrario, cada vez hay más hogares, pero con menos personas dentro. La media de habitantes por hogar cae cada año, y la fragmentación del núcleo familiar es una constante.
Los hogares formados por dos o más núcleos familiares o aquellos considerados pluripersonales sin lazos evidentes de parentesco también tienen un papel menor. Los primeros bajan del 5,1 % al 4,3 % entre 2002 y 2040. Los segundos, que llegaron a rozar el 13 % en 2006, apenas supondrán el 1,4 % en 2040.
Se trata, en muchos casos, de formas de convivencia ligadas a situaciones económicas difíciles o transitorias, como pisos compartidos, residencias informales o migración reciente. Su declive indica también una mayor estabilización del tejido residencial.
El impacto de esta transformación es transversal. Afecta a la demanda de vivienda (más pisos pequeños), a la planificación urbana, al consumo energético, a los servicios públicos (más personas mayores solas), e incluso a la forma en que se organizan los barrios.
Los municipios tendrán que adaptar sus políticas sociales y urbanísticas a un nuevo paradigma en el que la soledad ya no es una excepción, sino parte de la estructura.
¿Qué nos espera después de 2040?
Aunque el estudio del IECA se detiene en el año 2040 y el del INE llega a 2039, la tendencia no da señales de frenarse. De hecho, si el crecimiento actual se mantiene, los hogares unipersonales podrían alcanzar la mayoría absoluta a partir de 2050, superando el 50 % del total.
Un fenómeno similar ya ocurre en ciudades nórdicas o alemanas. En España, y en especial en Andalucía, ese escenario ya no parece tan lejano.
El caso de Almería es ilustrativo de una paradoja nacional: cada vez hay más viviendas ocupadas por menos personas. La provincia crecerá en número de hogares, pero cada vez se parecerá menos a esa imagen tradicional de familia con hijos en casa.
Almería ya no es solo tierra de juventud y natalidad alta —como indicaban los últimos datos demográficos—. También es una provincia donde vivir solo es cada vez más común. Y, según las cifras, lo será aún más en el futuro.
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