El caso del inglés descuartizado
El lado oscuro de la Transición
En la noche del 17 de noviembre de 1.993 las amigas de George Drew Hansford, propietario del pub 'Los Contrabandistas', encontraron su cadáver decapitado y descuartizado en ocho bolsas de basura en su finca
ESTE crimen parece propiamente sacado de una novela de la insuperable dama del misterio, Agatha Christie. Todas las circunstancias que concurrieron en el caso podrían haber sido la base para lucimiento del inefable Hércules Poirot pero no hizo falta, la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería aclaró lo que parecía un turbio y oscuro asunto en un tiempo record. Este mes de diciembre se cumplen quince años de este cruel asesinato que conmocionó a la opinión publica y de nuevo llevó el nombre de Almería a "sonar" a escala nacional con este triste y macabro suceso que fue recogido por la prensa británica con un alusivo recuerdo a otro extraño caso, como fue el crimen de una enfermera británica en Aguadulce en agosto de 1991 cuyo cadáver no se llegó a encontrar.
Poco podían imaginarse las amigas del británico George Drew Hansford, que se iban a encontrar al dueño del pub "Los Contrabandistas", decapitado y descuartizado en su propia vivienda la madrugada del 17 de noviembre de 1993, cuando tras haber tomado unas copas por diferentes pubs de la urbanización de Roquetas sobre las tres de la madrugada, las jóvenes llegaron al chalet propiedad del inglés con la intención de descansar unas horas y esperar el nuevo día.
La impresión fue tremenda. Tras abrir la puerta con una de las llaves que el británico les había facilitado y encender la luz, las tres muchachas se quedaron sobrecogidas sin poder articular palabra. La habitación olía a sangre. Regueros y manchas de sangre en las paredes. Algunas de éstas jóvenes que se dieron de bruces con el macabro descubrimiento, precisaron después atención médica durante cierto tiempo afectadas con fuertes crisis nerviosas y ataques de angustia y ansiedad.
En ocho bolsas de basura estaba descuartizado el cadáver del propietario de la finca. En una de las bolsas, más próxima a la puerta de entrada a la casa, se encontró la cabeza del inglés que había sido separada del tronco.
La noche del 17 de noviembre de 1.993 no era especialmente fría en Roquetas de Mar aunque un ligero y racheado viento del norte aumentaba la sensación térmica de frialdad. El chalet del británico George Drew Hansford de 61 años de edad y afincando en la provincia de Almería desde hacía varios años, se encontraba situado en la calle río Terde la urbanización de Roquetas de Mar.
El espectáculo que presentaba el salón principal de la vivienda era simplemente dantesco. Presas de un fuerte ataque de nervios, las amigas del infortunado británico aterrorizadas no daban crédito a lo que estaban viendo. Los gritos de terror resonaron en la tranquilidad de la noche en toda la urbanización.
A partir de ese momento el nerviosismo se apoderó de las amigas de George Drew, que fuertemente impresionadas, telefónicamente informaron del horroroso descubrimiento al acuartelamiento de la Guardia Civil de Roquetas de Mar.
Y empezó a funcionar la máquina policial. Unas horas más tarde, un equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería se encontraba ya en el chalet practicando las primeras inspecciones oculares, tomando huellas y datos de todo cuanto podían encontrarse en el chalet al mismo tiempo que empezaban a interrogarse a conocidos, vecinos y amigos de la victima de la colonia británica. La jueza Victoria Ortuño, fue la encargada de instruir el sumario. Todo fue vertiginoso. De inmediato la jueza decretó secreto el sumario.
Veinticuatro horas mas tarde, la Guardia Civil detenía como principal inculpado en el crimen a Francisco H. de 57 años, amigo y socio en diversos negocios con el inglés, aunque las relaciones entre ambos estaban un tanto deterioradas por problemas económicos. Sus huellas aparecieron en una carretilla encontrada en el jardín del chalet del británico. Sin embargo unos restos de sangre que aparecieron en el salón del chalet, analizados por la Guardia Civil, según el ADN no pertenecían al inculpado. Finalmente ante otra serie de pruebas incriminatorias, Victoria Ortuño, la titular del juzgado de instrucción numero 2 de Roquetas de Mar decretó su ingreso en la prisión provincial de Acebuche. Juzgado por la Audiencia Provincial de Almería, los magistrados consideraron probada su participación en el crimen
Según se pudo conocer a través de las investigaciones, George Drew fue visto por última vez el 15 de noviembre jugando a los dardos en una taberna de la urbanización de Roquetas de Mar, junto a un grupo de amigos entre los que se encontraba Francisco H. y según parece anunció entonces su intención de irse en la segunda quincena de noviembre unos días al Reino Unido para pasarse una semana de vacaciones antes de que llegasen las Navidades. Francisco H. tenia una deuda con el británico de unas 150.000 libras esterlinas. Ambos se conocían desde 1985 y habían sido socios en el bar "Smuggler" incluso la victima le había comprado el chalet en el que vivía al procesado. Una violenta discusión entre ambos por motivos económicos desembocó en la tragedia.
Según la reconstrucción del asesinato, la victima en estado de coma, pero aún con vida fue descuartizado con una pequeña sierra de cortar metales e introducido su cuerpo en ocho bolsas de basura. Descuartizado el cuerpo quedó totalmente desangrado y- según consta en la sentencia- los distintos trozos fueron envueltos en toallas que fueron sujetadas con cinta aislante e introducidas en bolsas de plástico, de tamaño grande, de color negro, de las usadas para hacerlas desaparecer tal y como había planeado el procesado.
La sentencia de la Audiencia Provincial de Almería, hecha pública el 29 de octubre de 1.997 condenó a Francisco H. a la pena de veintiséis años de cárcel y pagar a los herederos de George Drew Hansford una indemnización de veinte millones de pesetas. En esos años, en la calle se hablaba del crimen y de la posible participación de más personas en el caso, extremo éste que no pudo ser probado por los investigadores por lo que solo fue detenido y condenado el antiguo socio del británico.
El caso llego al Tribunal Supremo. El 31 de octubre de 1998, la sala II bajo la presidencia del magistrado Roberto García Calvo- ex gobernador civil de Almería- desestimó el recurso de casación interpuesto contra la sentencia de la Audiencia de Almería.
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