Un 'cepo' para los billetes

La incorporación de nuevos sistemas de seguridad en las tarjetas bancarias ha obligado a los delincuentes a volver a un sistema simple pero eficiente, la trampa de la pletina y el pegamento.

M. J. Uroz · A. Asensio

25 de marzo 2012 - 10:31

Las medidas de seguridad con las que las entidades bancarias han dotado en los últimos tiempos a las tarjetas han obligado a los delincuentes a echar la vista atrás y desempolvar viejos sistemas de sustracción. Lo que interesa, a fin de cuentas, es hacerse con el dinero, no con la tarjeta. Esto explica la proliferación de denuncias relacionadas con el empleo del conocido como cepo o cash trapping en los cajeros automáticos.

Uno de los delincuentes que utiliza frecuentemente este método para hacerse con dinero fácil y de forma fraudulenta fue detenido recientemente en Níjar, hace apenas un mes. La Guardia Civil arrestó al joven de 25 años acusado de hasta 44 robos en cajeros automáticos de la provincia mediante este método, con el que se hizo con un botín de casi 6.000 euros en efectivo, según calcula la Benemérita. Venía expresamente desde Orihuela hasta la provincia de Almería para delinquir y espiar a los posibles objetivos.

Las artimañas del ladrón dejaron víctimas en municipios como Roquetas de Mar, Níjar, Huércal-Overa, La Mojonera, Vera, La Puebla de Vícar, Huércal de Almería y Las Norias de Daza (El Ejido). Fue precisamente en Níjar donde la Guardia Civil lo sorprendió retirando de un cajero 200 euros que había cogido el obturador. El individuo ya está en prisión como presunto autor de un delito continuado de robo.

El sistema es simple. Se instala una pletina metálica que obstruye la ranura por la que sale el dinero. La pletina se adapta perfectamente a la estética del cajero para que no desentone -los delincuentes cuentan normalmente con varios modelos, uno por entidad bancaria- y se impregna de pegamento por dentro. El usuario intenta sacar su dinero pero éste queda adherido a la pletina falsa. Aunque el cajero reintegre el dinero, al detectar que éste no es retirado, algunos billetes llegan a pegarse al adhesivo. El delincuente, que vigila la escena, espera a que el usuario, contrariado, se vaya del lugar para, con un punzón, despegar la pletina de la ranura y sustraer los billetes que se hayan quedado adheridos. "Es sencillo, poco costoso y difícil de detectar", explican desde la Policía y la Guardia Civil.

Sin embargo, la solución puede ser igual de simple. A pesar de la desazón que pueda provocar realizar todas las operaciones de forma correcta y no obtener el dinero -hay que estar seguro de que el motivo por el que no salen los billetes no esté indicado en la pantalla del cajero-, el usuario debe permanecer tranquilo y llamar a los teléfonos al usuario que figuren en el propio cajero. Los encargados de la entidad bancaria harán las indicaciones necesarias para evitar ser víctima de una sustracción. Hay que recordar que el delincuente suele vigilar el cajero, por lo que si se da cuenta de que no es posible hacerse con el dinero es muy posible que acabe por marcharse.

Este sistema suele ser empleado por bandas más o menos organizadas de entre tres y cinco personas, que normalmente actúan en varias ciudades y que prefieren instalar estos cepos en horario en el que esté cerrada la oficina bancaria para evitar llamar la atención de los propios empleados.

Este sistema ha regresado a las calles a raíz de la difusión de los chip en las tarjetas, que ha provocado, por contra, que desaparezcan otros sistemas, como la clonación de tarjetas. Sin embargo, desde la Policía Nacional y la Guardia Civil insisten en la necesidad de "estar alerta" porque continuamente aparecen nuevos métodos para delinquir. "Cuando se vea algo raro, hay que llamar a los números que aparezcan en el cajero y esperar instrucciones", advierten los agentes.

El resurgir del sistema de los cepos -que cuenta con variantes ya desfasadas como el cepo libanés, en el que se emplea una radiografía para hacerse con la propia tarjeta- convive con la captación de datos bancarios a través de internet, captación que se realiza con el fin del uso fraudulento de los mismos.

Los delincuentes emplean los datos de las tarjetas -que obtienen a través de internet- normalmente para comprar dispositivos y programas informáticos y billetes de avión. En este sentido, algunas páginas web permiten la compra de productos sin demasiados controles, y otras no ofrecen la suficiente seguridad y, cuando se introducen los datos, éstos pueden ser copiados por un tercero. Por ello, desde la Policía Nacional y la Guardia Civl se recomienda comprar en internet únicamente en páginas "conocidas".

Tampoco sobra un consejo para evitar disgustos fuera de la red. "Cuando se pague en cualquier negocio es importante no perder nunca de vista la tarjeta, para evitar manipulaciones".

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