El coche del cobrador de morosos

El horario laboral del que persigue al que debe dinero es igual que uno 'normal', como ellos explican a Diario de Almería · El protagonista de la información ha preferido mantenerse en el anonimato

Imagen de un Cobrador del Frac, negocio que sigue en auge.
Imagen de un Cobrador del Frac, negocio que sigue en auge.
Ricardo Alba / Mojácar

09 de diciembre 2011 - 01:00

En un mundo al borde de la quiebra, llama la atención un vehículo con el rótulo Cobrador Morosos aparcado en el mismo lugar desde hace semana, semana y media. Si alguien llegó a pensar que técnicas de cobro tipo el Cobrador del Frac habían pasado a mejor gloria ya se ve que no, aún funcionan. Por decir con exactitud, aún están porque funcionar, oiga, pues nunca se sabe. ¿Y hasta cuándo va a estar aquí? "Hasta que paguen". ¿Y si no pagan? "Eso es cosa de los jefes, ellos sabrán". El horario lpaboral del coche Cobrador de Morosos es similar al de cualquier otro trabajo, jornada de ocho horas. ¿Aburrido? "Pues hombre, sí. De cuando en cuando me bajo y estiro las piernas. Leo, escucho la radio". Desde luego, la tarea no requiere mucho esfuerzo, la verdad.

En un mundo al borde de la ruina, con Bancos y Cajas morosas de sí mismas, con países entrampados a plazo de dos generaciones venideras, el coche Cobrador de Morosos se antoja prehistórico, sin embargo ahí está, inmóvil, impávido, ajeno a las miradas ajenas, incluso a las miradas con el rabillo del ojo.

Total, es un mandado, de metal pero un mandado y, además, mudo. Si el coche Cobrador de Morosos hablara a lo mejor hasta se le caían lágrimas como a la ministra italiana. Dicen los expertos en asuntos de cobros y pagos que hay dos tipos de morosos: los morosos de morosidad, o sea, de callo duro, y morosos de necesidad. Los mismos especialistas cuentan que sus métodos son contratados cuando el acreedor se siente burlado. Explican también que antes de aplicar sus técnicas se aseguran de que el moroso es moroso auténtico y que aunque se lo solicitaran jamás tratarían de cobrar a un moroso de pedir.

En un mundo al borde de la histeria, el coche Cobrador de Morosos no se libra de la ira, comprensible o no de los perseguidos día tras día. "Hay quien pierde los nervios. Por ejemplo, el otro día tiraron un peñasco contra el cristal trasero y lo rompieron". También muestran sentido del humor, como cuándo a la palabra Morosos le borraron las dos últimas letras y lo dejaron en Cobrador de Moros. "No veas, casi lo queman unos marroquíes que se lo tomaron como insulto. Hubo que explicarles lo que había sucedido". Están las cosas como para andarse con bromitas de tal porte.

En un mundo al borde de la desesperanza, la morosidad no es patrimonio de empresas, particulares y profesionales de la cosa, no, también las entidades financieras son morosas con sus propios clientes, aspecto éste que, como cuenta un empresario al que una entidad que recibió una porrada de millones de euros para recomponerse le debe una factura por servicios prestados desde hace más de año y medio, clama al cielo.

De momento, el acreedor guarda el anonimato aunque está dispuesto a no sólo dar pelos y señales del asunto, sino y también a contratar los servicios del coche Cobrador de Morosos. Menudos tiempos estos, dita sea.

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