La comida del celíaco es 1.700 euros más cara que la normal
Los diagnosticados con la enfermedad están atados a consumir productos especiales que duplican el precio. Los comedores escolares preparan dietas sin gluten a los niños
La cesta de la compra para una persona diagnosticada de celiaquía es, con diferencia, mucho más cara que la del resto de los almerienses. Si un paquete de macarrones suele costar 60 céntimos, ellos pagan tres euros. El pan les sale el doble de caro y por productos como galletas, pan de molde o cerveza llegan a desembolsar de tres a cinco euros más que el precio habitual.
Según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) a pesar de los avances que se han producido en el sector alimentario de los productos sin gluten, las diferencias de precios entre estos alimentos y los denominados normales son de una importancia mayúscula. Las cifras hablan por sí solas, y es que el incremento de la cesta semanal de alimentos básicos sin gluten asciende a los 50 euros aproximadamente, frente a los 15 de la cesta normal. En datos mensuales, la diferencia de una compra a otra es de 140 euros, y en términos anuales, a los celíacos les cuesta unos 2.500 euros mientras que a los que no tienen que tomar productos especiales les cuesta 800 euros de media. La diferencia está en hasta 1.700 euros.
Este disparate explica que una persona que debe seguir una dieta sin gluten tiene que gastar hasta un 328% más, con lo que, están atados a una dieta y además a un gasto extra. Los celíacos son personas que no toleran alimentos que contengan trigo, cebada, centeno o avena, y por lo tanto deben eliminar de su dieta todo lo que lleve estos ingredientes. De este modo, el único tratamiento que les queda es seguir una dieta sin gluten de por vida. Precisamente por este motivo, desde las asociaciones de celíacos no se cansan de reclamar ayudas para compensar el coste de los alimentos básicos. Algunas hasta llegan a comparar la situación con la de los diabéticos, pues aseguran que al igual que la Administración financia la insulina, también debería reconocer esta necesidad y prestar apoyo económico a los diagnosticados con esta patología. "Los alimentos sin gluten no son un capricho, sino una necesidad de primer orden para nosotros", indicó Maribel Ortega, una almeriense que lleva atada a esta enfermedad desde hace diez años. Por el momento sólo Cataluña y Navarra otorgan ayudas económicas a los celíacos.
Unas ayudas que ascienden hasta los 290 euros al año aproximadamente. Por otro lado, países como Italia, Francia, Suiza y Austria hace años que optaron por financiar este tipo de alimentos.
En Italia por ejemplo, la comida especial se adquiere en las farmacias con recetas de la Seguridad Social, mientras que en Francia y Suiza, sus respectivos gobiernos remiten a los afectados el gasto que les supone la compra. La dieta del celíaco es rigurosa y muchos de ellos sueñan con el día en que se descubra un medicamento que, como la insulina para los diabéticos, les permita transgredir aunque solo sea esporádicamente el régimen.
La celiaquía es la enfermedad crónica intestinal más frecuente entre los almerienses. Afecta a uno de cada cien ciudadanos, aunque tanto las asociaciones como los profesionales sanitarios coinciden en que tan sólo están diagnosticados un 10% de las personas que la padecen.
Al parecer, tiene un importante componente genético. Suele producirse a los dos años de edad tras la introducción del trigo en la alimentación del menor. Pero no sólo aparece a edades tan tempranas, sino que una persona adulta también puede desarrollarla, según los facultativos.
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