La comunidad de La Salle reúne a 300 personas en la ermita de Torregarcía

En uno de los actos del centenario de la creación del centro, los asistentes disfrutaron de comida, misa y un concurso de hostelería en el entorno natural

Trescientas personas se congregaron en el entorno de la ermita de Torregarcía.
Trescientas personas se congregaron en el entorno de la ermita de Torregarcía.
Berta F. Quintanilla / Almería

23 de marzo 2009 - 01:00

"Cuidado con la cristalería, que la tenemos por el suelo". Marisa Jiménez recogía algunos vasos de plástico que, debido al fuerte viento que a las dos y media de la tarde soplaba en el entorno de Torregarcía, habían caído al suelo. Tras la comida y los dulces llegaba el momento de celebrar. El coro del colegio La Salle, situado en una estratégica esquina, comenzaba a entonar un villancico. Luego llegarían las canciones de toda la vida, las que no se olvidan y quedan para los momentos compartidos con amigos.

La ermita de Torregarcía fue el enclave elegido por el colegio La Salle para uno de los actos más representativos de su centenario. Antiguos alumnos, padres de los actuales, profesores y hermanos compartieron una jornada que comenzó a las 10:30 de la mañana, momento en el que de la puerta del centro, salieron dos autobuses cargados con 80 personas. Los demás, hasta llegar a los 300 que estimó Teodosio Oliver, director técnico del colegio, hicieron el trayecto en sus coches particulares. A pesar del viento, los asistentes disfrutaron de una jornada en la que pudieron departir y pasar un rato agradable a orillas del mar. A modo de escudo, los vehículos aparcados protegían la comida de la arena, mientras que los niños organizaban un improvisado partido de fútbol y los más pequeños encontraron en el interior de la ermita un sitio ideal para jugar un rato.

"Hemos elegido este sitio por la historia que tiene Torregarcía, ya que es el sitio donde apareció la imagen de la Virgen del Mar", señaló Oliver quien resaltó que además la fiesta cobra más importancia debido a que "San José también es el patrón de la congregación de los Hermanos". "La mañana se está desarrollando muy bien, hemos tenido más participación de la que esperábamos", señaló el director técnico del colegio. Como acto religioso, a las 11:00 de la mañana tuvo lugar la celebración de la Eucaristía en el interior de la ermita que estuvo oficiada por el padre Justo Cuberos, prior del Convento de Santo Domingo y director espiritual del colegio La Salle.

Posteriormente llegó el momento esperado por todos. Los asistentes comenzaron a unirse por grupos, colocándose en las mesas dispuestas a tal efecto. Tortilla, bacalao, ajoblanco y varias botas de vino fueron de los presentes. "Estamos aquí para compartir, ¿no? todo el mundo está invitado a coger de nuestras mesas... ¿os apetece una cerveza?", preguntó Jiménez. Música, risas y concursos completaron la jornada hasta el momento de la salida, de vuelta a casa, a las 17:30 horas. Los presentes se organizaban solos. Pelando habas o sentados en las escaleras de la ermita siempre había sitio para uno más. Para los niños que corrían inquietos o los más tranquilos que esperaban el momento de la vuelta con no demasiadas ganas. "Hemos querido que también la sociedad almeriense sea partícipe de este acto, y no restringirlo sólo a los miembros de la comunidad educativa", apuntó Oliver, micrófono en mano, poco antes de comenzar con la entrega de premios del concurso de hostelería, que tuvo una excelente aceptación ya que casi todos los grupos presentaron un dulce.

Oliver destacó la "buena organización que en todo momento han demostrado los asistentes, ya que cada uno colocó sus mesas donde han estimado conveniente y nos ha dado muy buen resultado". Además la ubicación de la zona, en el entorno de Cabo de Gata, ha hecho esta convivencia entre comunidad educativa y ciudadanos algo más entrañable.

Al término de la jornada, a las 17:30, momento en que partían los autobuses, era la hora de realizar balance. Ya apenas quedó nada ni nadie en el entorno de la ermita devolviéndole al paisaje su apariencia habitual. Además, tanto mayores como pequeños se implicaron para dejar de nuevo el entorno limpio y sin resto alguno que denotara que se había celebrado allí una actividad reciente.

Una nueva celebración del centenario, un momento para compartir con los amigos y las familias. La Salle ha conseguido que todos al mismo tiempo se sientan partícipes de un evento en el entorno de la ermita.

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