A los almerienses capitalinos les está costando habituarse al nuevo contenedor marrón que, solo para restos orgánicos, está instalado el Ayuntamiento de manera pionera en la ciudad, ya que están siendo utilizados para verter basuras “impropias”. Esto ha hecho que la Concejalía de Sostenibilidad Ambiental haya decidido pausar la expansión de estos nuevos marrones hasta que los residentes en los primeros barrios donde han sido colocados terminen por acostumbrarse.

El plan de contenerización prevé la instalación de medio millar de marrones a lo largo de año y medio. El Ayuntamiento comenzó en noviembre del pasado año, convirtiendo a la capital almeriense en uno de los primeros municipios en implantar el contenedor solo de residuos orgánicos (restos de comida) antes de que sea una obligación legal en el año 2023, con penalizaciones a las localidades en caso de incumplimiento o uso inadecuado.

Los barrios en los que a la hilera de contenedores grises, amarillos, verdes y azules se ha sumado el del color marrón son Nueva Almería, Cortijo Grande y La Goleta, núcleos escogidos precisamente por su nota alta en el reciclaje, acompañando esta aparición de una campaña de difusión con carteo, un puerta a puerta y publicidad en redes, medios de comunicación y mupis.

Pese a este despliegue, la concejal Margarita Cobos reconoce que los contenedores marrones “están recibiendo impropios”, si bien considera que forma parte del proceso de adaptación, que incluye el hábito de separar los orgánicos ya en casa, disponer de otro cubo por tanto, y el empleo de bolsas biodegradables, si se quiere contribuir de manera eficiente a la conservación del medio ambiente y a la economía circular, como recuerda la edil.

“Es normal que esto esté ocurriendo, es cuestión de tiempo, de insistir más en la campañas de concienciación. De ahí que programamos un plan progresivo de instalación de estos contenedores y vamos a esperar a ver la evolución de estos primeros barrios antes de seguir avanzando. Tenemos tiempo, además, hasta 2023”, añade Cobos.