Testigo directo
  • Sucedió este martes en el centro de salud de Vera

  • “Hoy los enfermos libran dos batallas: una contra la enfermedad y otra contra la propia administración”

Con covid, la tensión por las nubes y "expulsada" del centro médico

Colas en el centro de salud de Vera en una fotografía de octubre de 2021. Colas en el centro de salud de Vera en una fotografía de octubre de 2021.

Colas en el centro de salud de Vera en una fotografía de octubre de 2021. / V. Visiedo P.

Una mujer de 58 años llega al centro de salud de Vera, harta de que no la atiendan por teléfono, buscando asistencia tras varios días con covid y con la presión arterial a 190 – 100 (los valores normales son de 120-129 mmHg / 80-84 mmHg, según la Fundación Española del Corazón). Y en lugar de recibir un trato humanitario, intentan expulsarla porque “nos vas a contagiar a todos”, según le grita una de las recepcionistas. Les voy a contar la situación vivida este martes por mi madre con la esperanza de que sirva para sonrojar a los gobernantes y mejorar, de una vez por todas, la sanidad pública andaluza. Por intentarlo que no quede.

Ponerse enfermo hoy en día supone lidiar dos batallas: una, contra la propia enfermedad; la otra, contra la Administración, un Servicio Andaluz de Salud (SAS) que se empeña en ponérselo cada vez más difícil al ciudadano. Una lucha, esta última, que suele desembocar en situaciones que tensionan aún más al enfermo y lo aboca al cabreo, la disputa y, en muchos casos, a la reclamación.

Sirva como ejemplo de este caos (ellos lo llaman protocolo), mi experiencia personal. Nadie me lo ha contado, por lo que no hay tergiversación posible, pues la fuente informativa soy yo mismo (lo que han visto mis ojos y escuchado mis oídos). Hablemos del caso concreto del centro de salud de Vera, otrora centro de referencia del Levante Almeriense. Partimos del hecho de que conseguir una cita con el médico de cabecera es casi una quimera. Yo mismo lo he intentado en numerosas ocasiones durante el último año encontrándome casi siempre con el siguiente mensaje: “En estos momentos no podemos agendar la cita solicitada. Si necesita atención sanitaria que no puede esperar, acuda sin demora a su centro de salud. El Servicio Andaluz de Salud agradece su colaboración. Trabajamos para ofrecerle la mejor sanidad pública”. La última frase suena a excusa, o peor aún, a tomadura de pelo.

Sacar cita para el médico de cabecera es cada vez más difícil. Sacar cita para el médico de cabecera es cada vez más difícil.

Sacar cita para el médico de cabecera es cada vez más difícil. / Diario de Almería

Al intentar, una y otra vez, sacar cita a través de medios telemáticos sin éxito alguno la única solución posible es presentarse en el centro de salud antes de que abra las puertas a las 8:00. En momentos de máxima tensión asistencial, como el invierno, la cola pueda dar fácilmente la vuelta a la manzana. Si eres de los primeros, puedes obtener cita (no sé por qué esas mismas no se ofertan en ClicSalud+). Si te han tomado la delantera (o se te cuelan, porque hay personas con más cara que espalda), te quedarás sin poder ver al médico.

Existe otra opción, pero más desesperante aún: llamar por teléfono al centro de salud. Un tono, dos tonos, tres tonos… Nadie responde. Lo intentas diez, once veces, porque te urge ser atendido (lo necesitas hoy, no dentro de una semana). Al final, una de las veces alguien descuelga el teléfono, pero nadie contesta. Lo hacen simplemente para que deje de sonar. Deben estar saturados los recepcionistas, no cabe duda, pero el papel de la Junta de Andalucía es reforzar esos puestos si es necesario. Recuerde que usted, como yo, pagamos todos los meses el Servicio Andaluz de Salud con nuestros impuestos, por lo que su deber es ofrecer una atención de calidad. Y debemos exigir que sea así.

Alguna vez hay suerte, descuelgan el teléfono y responden, pero eso no siempre es sinónimo de que te vaya a atender el médico. Muchas veces la única solución al final es acudir a Urgencias, aunque por compromiso ciudadanos intentemos evitarlo para no saturar un servicio que está destinado a casos más graves.

Tras esta introducción que sirve para poner en contexto la situación de dicho centro de salud (y me aseguran muchas personas que sucede lo mismo en otros de la provincia), abordemos el caso concreto de una mujer de casi 60 años, con covid-19 y con la tensión por las nubes desde hace dos días: mi madre. La gota que ha colmado un vaso que llevaba meses llenándose poco a poco.

Hace unos días mi madre dio positivo por covid-19. Como tantas otras personas en las últimas semanas. Siempre ha sido una mujer fuerte, que rara vez da síntomas de flaqueza. Si la oyes quejarse puedes tener por seguro que es que no se encuentra nada bien, pues no está en su ADN el lamentarse. Para cumplir con su deber, asistió a trabajar como cada día. Allí, empezó a sentirse peor y, de repente, se le nubló la vista por completo. Tras el mareo fue al aseo y comprobó en el espejo que tenía los ojos inyectados en sangre. Tenía la tensión por las nubes (es hipertensa desde hace años y se medica a diario).

Los días siguientes no mejoró la situación. Se puso el pulsómetro que tiene en casa para autoevaluarse: presión arterial sistólica (máxima) de 162 mmHg, y diastólica (mínima) de 110 mmHg. Las pastillas no conseguían bajarle la tensión (no sabemos si el covid contribuye a ello o no). Decidimos que hay que pedir cita para el médico. Entramos en la web de ClicSalud+ y… ¡OTRA VEZ EL DICHOSO MENSAJE DE AGENDA COMPLETA!

Con la tensión en unos niveles muy peligrosos. Con la tensión en unos niveles muy peligrosos.

Con la tensión en unos niveles muy peligrosos. / V. Visiedo P.

Al día siguiente por la mañana, 7:50 horas, me siento frente al ordenador para repetir la operación por si a las 8:00 abrieran la agenda. Nada, no hay citas. Comenzamos a llamar al centro de salud, pero nadie responde. Una vez, dos, tres… Lo descuelgan y no habla nadie. Por fin responde una mujer: “Su médico está de vacaciones, pero le llamará otro doctor por teléfono a las 12:30 aproximadamente. Estamos bajo mínimos”, dice. Pero jamás recibió la llamada del médico. Ni a las 12:30, ni a las 13:30… Ya decide no ir a trabajar, a pesar de que ni siquiera ha podido gestionar una baja médica. Y es que “Salud no responde” (y escribo estas palabras sabiendo que en 2020 la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, dependiente de la Conserjería de Salud de la Junta de Andalucía, demandó al diario Sur de Málaga por una información con ese mismo titular; yo no tengo miedo).

Llega un nuevo día, este martes. La tensión sigue muy alta. Mi madre había intentando no ir al centro de salud, al estar contagiada de covid, pero ya no queda otro remedio. Es eso o exponerse a que le pase cualquier cosa, sola en casa. Llega al mostrador del centro médico de Vera y escucha cómo le dicen al señor que la antecede que no puede ser atendido, pues no hay citas y el servicio de Urgencias empieza a las 15:00 horas. “Es que tiene que llamar usted por teléfono a las ocho de la mañana”, le asegura la recepcionista. “Si llamé y nadie lo cogía”, lamenta él.

Mi madre, que ha escuchado la conversación, explota. “Pues a mí sí que me vais a atender, porque ayer me quedé esperando la llamada del médico”, asegura. Cuando explica que tiene covid le dicen de muy malas maneras que abandone el centro de salud. “¡Nos va a contagiar a todos, señora!”, le grita la trabajadora pública. “¿Y entonces cuál es la solución? ¿Irme a mi casa y esperar a que me pase algo?”, grita mi madre, alterada.

Me llama, cabreada, aún desde el centro de salud. No la quieren atender. Siempre evito tirar de agenda, pues creo que todos debemos ser tratados de la misma forma en un servicio público, independientemente de nuestros contactos. Pero la situación ya ha sobrepasado los límites. Decido llamar al delegado de Salud en funciones, Juan de la Cruz Belmonte, al que conozco desde su etapa como concejal en Vera. Una persona con afán de servicio público y que siempre está dispuesto a echar una mano, aunque sea abusando de su confianza, como en este caso. Tras su intercesión, finalmente una enfermera le toma la tensión a mi madre. La disputa anterior le ha provocado que suba aún más: 190 – 110 mmHg. Le ponen una pastilla bajo la lengua y a esperar. También le dan cita para que la vea un médico esa misma mañana. Le pinchan Nolotil. Tras casi dos horas en el centro de salud la tensión sigue alta: 157 – 105. ¡Y cuando llegó querían echarla a la calle sin atenderla! Otras dos pastillas sublinguales más.

Presión arterial tras más de una hora en el centro de salud y con una pastilla y un Nolotil inyectado. Presión arterial tras más de una hora en el centro de salud y con una pastilla y un Nolotil inyectado.

Presión arterial tras más de una hora en el centro de salud y con una pastilla y un Nolotil inyectado. / V. Visiedo P.

Si mi madre no hubiera protestado, y si yo no hubiera tenido contactos, quizás se hubiera tenido que ir a casa enferma y sin recibir atención. Seguramente eso es lo que le ha pasado a otras personas más tímidas o timoratas o que, simplemente, no tienen la opción de llamar al delegado de Salud. ¿Y la solución es poner una reclamación? ¿No se ha ejecutado bien el protocolo? No, no es tan simple. El problema es estructural. La sanidad pública andaluza funciona mal, le pese a quien le pese. No viene de ahora, por supuesto, sino que es una situación que se arrastra desde años atrás. Puede que no sea fácil de remediar, pero la labor de la Administración es hacerlo. Pagamos para ello y los elegimos en las elecciones para que solucionen los problemas. Solo hace falta hablar con la gente de la calle para ver que están hartos. Y si los centros de salud están bajo mínimos (todos tenemos derecho a irnos de vacaciones), se deben contratar sanitarios que los sustituyan para que el servicio no se vea mermado. La sanidad no es el Bar Paco, que puede cerrar un mes por vacaciones. Ya no valen las excusas.

PD- La médica vio a mi madre y finalmente le dieron la baja por unos días y consiguieron bajarle algo la tensión. Un par de horas después la doctora la llamó por teléfono, sin saber que ya la había atendido presencialmente en el centro de salud. Decía que tenía anotada una cita telefónica. ¿Ven como todo es caótico?

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