Así fue la detención de 'Julio el Tonto', el asesino de niños de Gádor
La captura de Julio Hernández se produce tras ser estafado por el barbero Francisco Leona, cabecilla del crimen, quien le había prometido una recompensa por secuestrar al niño Bernardo
La película 'El hombre del saco', basado en el crimen de Gádor, llega este viernes a los cines
La figura de 'Julio el Tonto', el hombre que cargó con el saco, se convierte en la clave para desmantelar la atroz conspiración del Crimen de Gádor (Almería) en 1910, un caso que dio origen a la leyenda del 'Hombre del Saco' que aterrorizó a la provincia de Almería. Su detención y confesión no se deben a un arrepentimiento, sino a una brutal traición económica. Francisco Leona, el barbero y cabecilla intelectual del crimen en el Bajo Andarax, intenta estafar a Julio Hernández Rodríguez al negarle las 50 pesetas que le había prometido por ser el ejecutor material del secuestro del niño Bernardo.
Esta miserable avaricia quiebra el pacto de silencio. Julio Hernández, que había planeado usar el dinero para comprarse una escopeta con esa suma, se siente engañado y traicionado. El miedo a ser descubierto y la rabia por el incumplimiento del pago le llevan a romper la omertá y buscar venganza, entregando la verdad a las autoridades. La figura del 'Sacamantecas' pasa de ser un mito a tener un rastro físico gracias a esta disputa en la comarca.
La venganza del engaño y el rastro del 'Hombre del Saco'
El proceso de detención se inicia cuando 'El Tonto', movido por el despecho, se presenta ante la Guardia Civil. El hombre que la leyenda señala como el 'Hombre del Saco' confiesa su participación y, lo que es más valioso para las autoridades, se ofrece a guiarles hasta el cadáver.
Julio Hernández lleva a los agentes hasta el desolado Barranco del Pilar, el lugar exacto donde los conspiradores habían enterrado al pequeño Bernardo González Parra. Esta prueba tangible confirma la culpabilidad de Hernández y, de forma crucial, la existencia de la atroz conspiración que involucra a Leona, la curandera Agustina y "El Moruno".
La confesión de Julio no solo revela la ubicación del cuerpo, sino que también ofrece detalles escalofriantes que ligan directamente el crimen con la leyenda popular. Hernández relata cómo ayudó a cargar el saco con el niño dentro y cómo el pequeño "lloraba mucho antes de morir", cimentando el mito del 'Sacamantecas' en el imaginario popular de la comarca.
La caída del barbero y la resolución judicial
Con la confesión de Julio y el hallazgo del cuerpo, la Guardia Civil cierra el círculo, procediendo a la detención inmediata de Francisco Leona, el verdadero cerebro detrás del ritual. Aunque Leona y los otros cómplices intentan culparse mutuamente, el testimonio de 'El Tonto' ya ha desmantelado todas las coartadas.
La declaración de Julio Hernández es la base que permite a la justicia de Almería comprender que el crimen se había cometido bajo la creencia supersticiosa de que la sangre y la grasa del niño curarían la tuberculosis de "El Moruno".
Finalmente, Julio Hernández, aunque detenido y condenado a muerte, fue indultado de la pena de muerte por su condición de demente. Sin embargo, su traición por una deuda sella el destino de los otros conspiradores, transformando un macabro crimen en el relato fundacional del 'Hombre del Saco' en toda España, un relato que siempre comienza con el hombre que cargó el saco por 50 pesetas.
El crimen en la cultura popular
Más de un siglo después, este brutal suceso de Gádor sigue vivo y ejerce una poderosa influencia en la cultura popular española. La leyenda del 'Hombre del Saco', inspirada en los hechos de Almería, ha sido utilizada durante décadas para infundir miedo y educar a los niños de todo el país.
Recientemente, el caso ha vuelto a cobrar vida con la inspiración de la película de terror El hombre del saco (2023), dirigida por Ángel Gómez Hernández y protagonizada por Javier Botet.
La cinta revive la historia, demostrando que el eco de aquel crimen atroz en el Bajo Andarax y la figura de Julio Hernández como el ejecutor del secuestro, son una fuente inagotable de historias que congelan la sangre y que siguen vigentes en el presente.
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