"De la crisis se sale con confianza, esfuerzo y apretándose el cinturón"
AÚN no ha pensado qué hará cuando abandone su despacho en la última planta de la sede de una entidad que es parte de su vida. No se alejará demasiado; al menos hasta la Puerta Purchena. De 'su' Cajamar, le será imposible desprenderse.
-Lo primero, enhorabuena por la Medalla de Oro de Andalucía que le otorgan hoy. ¿Qué cree que ha hecho para recibirla?
-Pues eso quisiera yo saber. Todos los que me conocen saben que soy una persona de costumbres muy sencillas y muy normales y esto de la Medalla de Oro de Andalucía no deja de ser un honor que ni esperaba ni muchísimo menos. El hecho de que haya llegado es el reconocimiento a una tarea de un colectivo que forman Cajamar. Al final, cuando llega el tiempo de ponerle cara, en este momento me ha correspondido a mi, pero es un premio compartido por los compañeros del Consejo Rector y de los empleados de la Caja que han hecho posible esta realidad y que ha derivado en esta concesión.
-Es usted muy modesto, algo habrá hecho bien...
-Muchas veces no consiste en hacer muchas cosas bien, sino no hacer ninguna muy mal. He tratado de llevar este cargo con dignidad desde que entré en la Caja en 1971. He recorrido muchísimos puestos con entrega y dedicación absolutas, pero tampoco tengo yo la exclusiva en ese sentido. Los que han pasado por aquí han tenido esa misma dedicación, o incluso más. Consiste en eso, en estar ilusionados con un trabajo y un proyecto como es el de Cajamar, con una realización en la provincia de Almería y Málaga sobre todo, que se reconoce por la inmensa mayoría de los andaluces.
-Es posible que sea por el tipo de entidad que son pero todos los que están en los puestos directivos de Cajamar, han comenzado desde abajo y saben lo que es esto desde sus raíces.
-Se va produciendo una renovación pero a base de continuidad. Eso es importante. La renovación tiene que existir en cualquier organización, porque no puede uno permanecer toda la vida en un puesto, a la vez que llegan razones de edad que lo van imponiendo. Dentro de esa renovación si existe esa continuidad en la base, que se consolida, mantenemos ese sostén. Para llevar el timón, previamente hay que haber sido remero y aquí todos hemos sido remeros.
-Le tocó también un miura tremendo, porque sustituir a Juan del Águila no es cualquier cosa.
-Por una parte era un compromiso, pero al mismo tiempo era gratificante. Siempre he estado con él toda la vida, de una forma muy próxima y hay un conocimiento y una conjunción que, conociendo esos rasgos de su personalidad, se convirtió en un referente y un apoyo.
-Juan del Águila es un referente. ¿Se le ha hecho justicia en su tierra? Porque me da la impresión de que no.
-Es una persona poco dada a los halagos. Le gusta hacer las cosas y que se hable lo menos posible. Está en posesión de muchas condecoraciones, entre otras esta misma Medalla de Oro de Andalucía. ¿Se le ha hecho justicia? Pues posiblemente no, pero aún está ahí y aunque tiene una relativa edad y para todos es un referente importante.
-Su personalidad y sus análisis serían, en cualquier caso, mejor tratado en otro lugar.
-Decía Churchill que el problema de la humanidad es que "la gente se empeña en ser importante, cuando lo importante es ser útiles". Comparto esa opinión; lo importante es que lo que hagas sirva para algo y aporte algún bien.
-Entró en la Rural en 1971. Cuarenta años después el cambiazo ha sido tremendo.
-Se ha llegado a alcanzar en Almería una cuota de mercado que ninguna otra entidad financiera ha conseguido alcanzar en España, nada menos que el 53% en su provincia de origen. Eso es un orgullo para la Caja que existe en una perfecta simbiosis con Almería y que ha habido un reconocimiento masivo de la población que reconoce a Cajamar como parte suya aunque no sean clientes nuestros todavía.
-Supongo que ni se imaginaba ver a Cajamar en el puesto 15 o 16 entre las entidades financieras nacionales.
-No era pensable. El ritmo de crecimiento anual que se llevaba era importante. El esfuerzo que se hizo a partir de 1973 fue terrible tras las inundaciones de octubre de ese año con el despliegue que se hizo con unos medios muy limitados. Después toda la proyección del Campo de Dalías y del Campo de Níjar, la Caja siempre ha estado incluso por encima de sus propias posibilidades. Además, por las especificidades de las cajas rurales, tampoco lo esperábamos, ya que estamos en un sector muy determinado. Somos una excepción. Pensábamos que podíamos hacer cosas, pero no llegar a eso.
-Ahora volverán a ser reclamados para estar junto al sector agrícola, tras la firma de los acuerdos con Marruecos, porque da la impresión de que vuelve a estar muy tocado.
-Siempre hemos estado a su lado. Nuestro ADN es el del campo. Todo lo que nace de la tierra tiene nuestro apoyo. No renunciamos a ese sector, a pesar de que tenemos otros mercados, pero el apoyo al campo, antes, ahora y en el futuro. Cuanta más capacidad tengamos, más posibilidades tenemos de ser útiles al sector.
-Ahora resulta que las entidades financieras son los malos de la película. Han pasado de ser dioses a diablos.
-En una situación como la actual, es como una burbuja, que no la hace uno solo; uno tiene que poner el jabón, otro la mano, el otro sopla y al final revienta. Todos tenemos nuestra parte de culpa. Achacárselas todas a las entidades financieras, me parece exagerado. Tenemos nuestra parte de culpa con la demanda de crédito excesiva, con una facilidad para acceder al dinero en la que nos hemos relajado en ciertas operaciones. No toda, ni siquiera la gran parte, la tenemos las entidades financieras.
-Y ustedes menos todavía por esa especificidad de su negocio de la que hablaba.
-Hemos estado menos expuestos al ladrillo, aunque también nos hemos llevado nuestra cuota.
-Estamos realmente tan mal o es una crisis de confianza.
-La confianza es importante, pero estamos mal. Hay un problema de endeudamiento real. No hay soluciones rápidas ni una varita mágica. Se habla de recortes para compensar el endeudamiento, pero hay que mantener el equilibrio para que la inversión no se retraiga demasiado porque eso genera menos actividad. Lograr ese equilibrio es difícil; ojalá los políticos tengan la suerte de acertar con él.
-Dígame algo positivo, haga usted el favor.
-El secreto es esfuerzo, apretarse el cinturón y tener confianza.
-¿Apretarse más el cinturón? Le he dicho algo positivo.
-El trabajo es fundamental y tomarlo con buen carácter, empeño y voluntad de salir adelante. Hemos visto a países que salen adelante. Si nos quedamos en el sillón viéndolas pasar, no se sale.
-Hay una entidad financiera que dice que no saldremos de esta hasta 2017. ¿Aguantaremos hasta entonces? Porque me da la impresión que no.
-Es muy difícil de dar cifras. Ojalá que sea antes. Ciframos en finales del año que viene para verse algunos resultados.
-O sea que nos queda dos años para aguantar como se pueda.
-Ojalá sea antes de finales de año, pero yo creo que e n 2013 se verá la recuperación.
-¿Se ha dado demasiado poca importancia al dinero?
-Nos hemos endeudado demasiado. Lo veíamos todo demasiado fácil. Se accedía al crédito demasiado fácil y nos hemos endeudado de una manera que ahora tenemos que pagar. Ahora estamos sufriendo la resaca de los excesos que hemos cometido años atrás y como en la resaca, hay que estar sin beber vino unos cuantos días.
-Yo vengo a una de sus oficinas; imagine que soy mileurista y quiero pedir una hipoteca, ¿ustedes me la darían?
-Nuestro interés es dar hipotecas y dar préstamos ese es nuestro negocio. Ahora puede haber más rigor, más control y más exigencia. Cuando se ve una operación que tiene viabilidad, nos volvemos locos por dárselo. La pena es cuando se reduce la demanda. Si reúne las condiciones, encantado de dársela. Cuando se da un préstamo sin las garantías de poder cobrarlo, ni es bueno para el que lo da, ni para el que lo pide.
-Otra de las cosas que se van a reformar ahora es la dación en pago. Desde luego no parece muy justo que un banco se quede con la casa y nos deje la deuda.
-Sí ha habido momentos en que la casa valía 100 y se daban 120, después me quedo con la casa y no cobro. El dinero no es nuestro , sino de nuestros socios. Ahora vas a pedir dinero y no te dan 100, sino 70, Si después pagas algo, esa dación en pago puede equilibrarlo más.
-Además, los bancos no son inmobiliarias, quieren dinero, no pisos.
-Por supuesto que no. Los que tienen son a la fuerza.
-¿Sigue siendo válido eso de que "si debes un millón al banco, tienes un problema, pero si le debes 100 millones el problema lo tiene el banco?
-Sigue siendo verdad.
-A partir de ahora, Cajamar entra en una nueva etapa tras la fusión con Ruralcaja.
-Confirma su presencia en todas las provincias. Cajamar tiene una confianza y un grado de aceptación bastante positivo. Nos queda Extremadura y el País Vasco, algo impensable hasta hace poco.
-¿Y en el extranjero?
-No se descarta nada, pero de momento no. Hubo un momento en el que se pensó abrir una en Perpignan porque por allí se exportaban todas las frutas y hortalizas.
-Eso es una de las cosas que ha llamado la atención, que en un momento en el que el sector estaba retraído, ustedes se expandían.
-Dentro de esta política de expansión ha habido una reestructuración de oficinas, porque había muchas. Además, algunas parecían boutiques. En otros países eran muy austeras.
-¿Qué va usted a hacer ahora que le llega el momento de abrir otra etapa en Cajamar, ya que abandonará la presidencia en mayo?
-Cuando se llega a una edad y a una realización, lo natural es una salida a tiempo y cuando uno está en plenas condiciones. Lo dejo, pero no le alejo. Seguiremos con una vinculación en la Caja. Me quedará más tiempo libre para dedicarle a otras cosas.
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