Un pueblo que abraza la cultura y recrea con pasión su pasado morisco

la ruta de los 102 | purchena

Purchena se enclava en el Valle del Almanzora y cuenta con 2.000 habitantes Es la sede más antigua de los Cursos de Verano de la UAL y presume de sus Juegos Moriscos de Abén Humeya

Panorámica de Purchena, un municipio con mucho encanto.
Paqui Martínez

01 de junio 2014 - 05:01

El municipio de Purchena se encuentra en el margen derecho del río Almanzora, a unos noventa kilómetros de la capital y al regazo de las sierras de Los Filabres y Las Estancias. Hoy día cuenta con 2.000 habitantes, pero ha sido históricamente el centro geográfico, histórico, administrativo y cultural del Alto Almanzora. De hecho, una de las antiguas puertas de la capital, la más importante, fue llamada con este nombre, lo que sin duda es indicativo del papel que tuvo Purchena en el pasado.

Rodeada de huertas y resguardada por las ruinas de su vieja alcazaba islámica, es un pueblo cargado de historia; numerosos restos arqueológicos de todas las culturas. De la Edad del Cobre existe una verdadera ciudad en los Churuletes, con su recinto murado y su gran necrópolis, se han extraído casi una veintena de idolillos de pizarra, mármol y piedra calcárea. En la montaña de la Alcazaba han aparecido molinos de mano, hachas de piedra o vasijas pertenecientes al nacimiento de la cultura del Argar. Pero si de su historia hablamos para hacer esta pequeña introducción, hay que abordar la Guerra de las Alpujarras, al convertirse durante el verano de 1.569 en capital y corte de los moriscos rebelados. Es entonces cuando se produjeron las famosas fiestas que narra Ginés Pérez de Hita en la Segunda Parte de las Guerras Civiles de Granada. El reyezuelo Aben Humeya convocó competiciones atléticas, musicales y de danza en las que participaron moriscos de Granada, Baza, Guadix, Almería y Las Alpujarras, así como soldados llegados del reino de Fez y de Turquía. Purchena se convirtió en el centro del levantamiento, un contingente morisco bajo el mando de El Maleh descendió en junio de 1569 de las Alpujarras y levantó en armas a los moriscos de la comarca. Los cristianos de Purchena no se resistieron y huyeron. Los rebeldes ocuparon la fortaleza desierta y convirtieron Purchena en centro de diversas actividades. Tras el cerco de Vera, Abén Humeya, rey de los moriscos, organizó en Purchena unos juegos y fiestas denominados Juegos Moriscos de Aben Humeya que recuerdan a los Juegos Olímpicos. Hoy en día una fiesta recuperada por este pequeño pueblo del Almanzora, declarada de Interés Turístico de Andalucía y que supone el eslabón perdido entre la antigüedad y el mundo moderno.

Dejamos su historia y nos centramos en su presente. Purchena es cabecera de Partido Judicial con Juzgado de primera instancia e instrucción, posee notaría, registro de la propiedad, guardia civil e incluso instituto de enseñanza secundaria. Posee la biblioteca más antigua de la comarca y con más vida culturalmente hablando, polideportivo, piscina, un Museo de Arqueología Islámica y es sede de los Cursos de Verano de la Universidad de Almería. Precisamente en ellos se aborda cada año el trabajo que lleva a cabo la localidad a través de los centros de atención a menores en riesgo de exclusión social, que además suponen una importante fuente de trabajo para el municipio. Junto a su polígono industrial, donde se asientan empresas del sector del mármol, son la base de su economía.

Les invitamos ahora a compartir un paseo por este pueblo acogedor. Coronando el municipio se sitúa la Alcazaba. Ascendiendo hasta ella por la plazoleta de la iglesia, lo primero que nos encontramos es un bonito aljibe hispanoárabe y la Torre del Agua, que técnicamente es más bien una torre coracha, en cuyo interior existe un manantial de agua potable del que abastecían la fortaleza y los barrios de la ciudad. En la parte más alta del monte se localizan casi una veintena de torretas defensivas y una porción bastante grande del primitivo lienzo de la muralla. En el centro de la explanada, junto a la ermita de la Virgen del Carmen y la estatua del Corazón de Jesús, se conservan otras dos edificaciones árabes; un aljibe y un baño. El legado islámico se complementa con una antigua atalaya nazarí, hoy derruida, que está a un kilómetro del pueblo, y con la visita al Museo Municipal de Arqueología Islámica, que guarda varias maravillas de mármol, vasijas decoradas de todos los estilos del período y muchos otros objetos procedentes de excavaciones en la Alcazaba y de hallazgos fortuitos en el barrio viejo del pueblo.

Hagan una parada en la iglesia de San Ginés, cuya construcción se inició en 1550 por el famoso arquitecto renacentista Juan de Orea y declarada Monumento Histórico Artístico en 1983. La visita al pueblo se completa paseando por la extensa y vertebradora Plaza Larga, rodeada de casas decimonónicas de hermosos balcones de rejería. En la misma se sitúa el monumental Agricultor, obra del macaelense Antonio Sabiote, y el monumento al legado hispano-musumán, una media luna humana de mármol amarillo que funciona como reloj de sol, obra del escultor Julio Alfredo Egea López.

Si hablamos de sus tradiciones y fiestas más importantes, pronto vivirán una nueva edición de los Juegos Moriscos de Aben Humeya que se celebran como preámbulo a las fiestas de San Ginés. Durante tres días recrearán las pruebas atléticas y musicales que hiciera el rey morisco. Son jornadas llenas de color y bullicio en las cuales la gente se viste con chilabas y trajes de la época, se suceden los espectáculos folclóricos andalusíes, las carreras de cintas a caballo y las diferentes pruebas deportivas que nos trasladarán al pasado.

El 16 de julio se celebran las fiestas de la patrona, la Virgen del Carmen, durante la cual mujeres de la localidad velan durante una noche a la Virgen. También se le honra celebrando distintos actos y varias noches de verbena en la plaza. A finales de agosto, tiene lugar la Romería de la Virgen del Carmen hasta su ermita del cerro de la Alcazaba, en una fiesta popular, llena de colorido, donde es tradicional que los romeros y las refajonas, vestidos con el traje típico del pueblo, canten y bailen el fandanguillo de Purchena. En agosto celebran sus fiestas mayores en honor al Patrón, San Ginés de la Jara. Destaca también su Semana Santa por sus excelentes imágenes, San Marcos, fiesta típica de la primavera en la que los purcheneros y purcheneras salen de merienda al campo. Las Lumbres de Santa Lucía en diciembre o el Carnaval con la quema del muñeco el miércoles de ceniza.

Si visitan Purchena podrán disfrutar además de su gran patrimonio natural, rodeado de bosques; increíble la subida por Gevas hasta la zona recreativa de la Silveria en los Filabres o la zona boscosa del Campillo. Vengan dispuestos a conocer un pueblo cargado de historia, con un paraje natural que invita a recorrer un domingo cualquiera y siéntense en alguno de sus establecimientos y pidan ensalada asada; pimiento y tomate asado, sal, aceite de oliva, aceitunas y cominos. Una fritada de conejo o unas buenas migas. ¿Qué más se puede pedir?

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