Almería

La curiosa historia del alegre mosaico de la Virgen del Mar

Alas nueve de la noche del día 31 de agosto de 1963 tuvo lugar en el Santuario de la excelsa Patrona de Almería Santísima Virgen del Mar una Salve en su honor, interpretada por el Coro, que también cantó el Himno de la Coronación, con motivo de la llegada de las Hermandades filiales de Madrid y Sevilla. Testificado el día después, con imágenes del gran Ruiz Marín, que ofició el Padre Superior de los Dominicos, Fray Manuel Guerrero, acompañando en el presbiterio al Obispo Alfonso Ródenas los Canónigos y de Presidencia civil el Gobernador y Jefe Provincial del Movimiento, Luis Gutiérrez Egea; el General Gobernador militar de la Plaza, Rafael Arjona, Fiscal de la Audiencia, José María Contreras, el Alcalde de Almería, Antonio Cuesta Moyano, el Presidente de la Diputación, Julio Acosta así como miembros de las Junta de Gobierno de la Muy Antigua, Pontificia, Real e Ilustre Hermandad de la Santísima Virgen del Mar Patrona de Almería y filiales de Sevilla (creada en 1956) y Madrid (en 1958).

Terminados los cánticos, las autoridades religiosas y civiles salieron al portón del templo para bendecir solemnemente un artístico mosaico de azulejos de gran tamaño, recién colocado en la fachada principal entre dos artístico faroles, donado a la Comunidad de Padres Dominicos por el Hermano Mayor sevillano Cristóbal Pérez Rodríguez. En presencia de los Estandartes corporativos y Hermanos con báculo, el Gobernador Civil procedió a descubrirlo y a continuación, el señor Obispo efectuó la bendición del colorido mosaico, obra de los artistas de una reputada fábrica de cerámica sevillana Navia: Amador Pérez Benanguio, Joaquín Pérez García y Alonso Rodríguez Marín.

El donante pronunció unas emotivas palabras, de las que entresacamos "es para mí un honor hacer ofrenda de este retablo a la Hermandad de la Virgen del Mar y a la Ciudad de Almería. Creo representar el sentir de todos los almerienses que en Sevilla residen y que integran nuestra Hermandad sevillana, al expresar mi deseo con esta prueba de filial devoción a nuestra Excelsa Patrona y de cariño filial a nuestra tierra sirva de estímulo a todos nuestros paisanos que tienen la dicha de vivir aquí para laborar constantemente en ese maravillosos programa de vida cristiana que la devoción a la Virgen del Mar nos impone. Paisanos, ¡Viva la Virgen del Mar! ¡Viva Almería!".

En el mosaico puede contemplarse la imagen de la Virgen del Mar y el niño Jesús con las coronas de su coronación (1951), rodeados de una colorista orla adornada con motivos marinos: remos, redes, peces, tritones, estrellas y caballitos de mar, conchas, y al fondo la Alcazaba y la Giralda, así como los escudos de Almería y Sevilla. Como curiosidad añadir que un retablo cerámico casi idéntico de la Virgen del Mar sigue instalado en la sevillana Iglesia de la Misericordia.

Pero si nos fijamos bien con detalle, enseguida nos llamará la atención un curiosísimo manto que abriga a la Virgen, donde se observan gusanos de seda sobre hojas de morera y un fondo verde. ¿Cuál es la historia de esta singular prenda?

La industria de la seda tuvo en Almería su esplendor máximo en la época musulmana con grandes plantaciones de moreras, hoja que alimenta al gusano, aunque decayó la producción con el correr de los siglos. Según nos cuenta la web de la Hermandad de la Virgen del Mar, la prensa histórica y fotografías de la Revista Gráfica de Turismo de 1 de septiembre de 1929, fue reinando Alfonso XIII y como Alcalde de Almería Francisco Rovira Torres cuando resurgió la idea de recuperar la manipulación para lo que se creó una Escuela municipal de Sericicultura dependiente de la Comisaría Regia de la Villa y Corte, emplazada en la calle Marín, dirigida por Leopoldo Abad que dedicaba su tierra en La Cañada para esta actividad. El Comisario Regio para la seda era en esa época Federico Bernardes, potentado industrial sedero catalán. Tras visitar entusiasmado la ciudad en 1928 y el Santuario de nuestra Patrona, decidió emplear las madejas de seda de elaboración experimental que le cedieron los alumnos almerienses en para tejer en su fábrica de Barcelona un manto a la Virgen del Mar y entregarlo como donación personal.

Recibido el manto el 14 de agosto de 1929 fue expuesto públicamente en Tejidos "la Verdad" en el Paseo. El manto es una obra de arte, tejido con la seda de los capullos criados en Almería, de color verde esmeralda, recamado de oro, con una linda cenefa de hojas de morera sobre las cuales se posan gusanos. Lleva los escudos de Almería y España e infinidad de mariposas.

El día 27 de agosto tuvo lugar el homenaje que el Ejército, la Guardia Civil y los Carabineros tributaron a la Virgen del Mar, que estrenó el curioso manto de seda para la ocasión. Bendecido en el templo por el Obispo en presencia del donante, el Alcalde, Rafael Monterreal, Corporación, Junta de la Hermandad y Damas Camareras, Padres Dominicos y Gobernador Civil y Militar y otras autoridades, la imagen mariana fue trasladada en procesión a la Plaza Emilio Pérez y situada en un templete, oficiando Misa de campaña el Capellán castrense.

Al estallar la Guerra Civil fue protegida la imagen de la Virgen del Mar en el domicilio de Angustias Pérez en la misma Plaza Virgen del Mar y el manto regio donado por Isabel II y el de los gusanos de seda estuvo oculto en la casa de la Dama Camarera Ana Martínez, en su casa de Álvarez de Castro, siendo salvados de la quema, destrucción o vandalismo.

El mosaico fue retirado de la fachada en 1975 con motivo de obras de reparación en el templo para ser arrumbado y olvidado en una caja. Recordar también que en la calle del Arco, que comunica la calle Real con la Plaza Careaga, el Ayuntamiento pavimentó y puso en una de las fachadas un bonito mosaico de la imagen de la Virgen del Mar, con dos faroles y unas florecillas, hoy todo desaparecido. Hasta que en 2002, con motivo de la inauguración de la Casa de la Hermandad en la Calle Real de Almería, siendo Hermano Mayor Francisco Gómez Berjó, fue rescatado del olvido y felizmente restaurado el desaparecido mosaico e instalado allí para su contemplación gracias al magnífico trabajo de los Licenciados en Bellas Artes Esther Guerrero y Francisco Valls.

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