Dos décadas de mejora genética y fisiología vegetal del tomate

Desde su creación hace más de 20 años, el Grupo de Investigación Genética y Fisiología del Desarrollo Vegetal tiene entre las especies de estudio a tomate, melón y más recientemente judía. Además, actualmente colaboran en proyectos de genética y mejora genética de leguminosas y de sandía, entre otras. Incluso han trabajado con especies no cultivadas y lo seguirán haciendo en un futuro. Pero entre todas las especies, el tomate constituye la principal especie modelo en mejora genética y fisiología vegetal, y en la que actualmente tienen sus miras puestas las grandes empresas biotecnológicas. A ello se une el hecho de que es uno de los cultivos hortícolas de mayor importancia socio-económica a nivel mundial, y que Almería es una de las principales zonas productoras y exportadoras. Así lo cuenta Rafael Lozano, director del citado grupo de investigación de la UAL.

El grupo ha realizado contribuciones relevantes y novedosas en el ámbito de la genética y fisiología del desarrollo reproductivo de tomate, algunos de los cuales están propiciando nuevos avances en mejora genética de este cultivo. Haciendo un repaso, Lozano señala: "Podríamos destacar nuestros primeros resultados, que lograron explicar a nivel genético y molecular las malformaciones que las bajas temperaturas ocasionan en la formación de flores, y por ende en los frutos, de tomate, y que son responsables de pérdidas económicas importantes en inviernos fríos".

"Otro de nuestros resultados más reconocido por la comunidad científica, y no solo por la que trabaja en esta especie, fue la identificación y caracterización de falsiflora, un nuevo gen cuya función resulta esencial para el correcto desarrollo de flores y frutos de tomate", explica el investigador.

Añade que a este se unió el reciente descubrimiento de otro gen que regula el proceso de maduración del fruto, y al que se denomina arlequín. A este respecto, aclara: "Habida cuenta que la alteración de este gen hace que los sépalos de la flor tengan apariencia suculenta, similar al de los gorros de los personajes de la comedia italiana. Cuando "apagamos" este gen en los frutos de tomate, estos maduran más lentamente y su firmeza es mayor, de ahí el interés del mismo para las futuras variedades".

Por último, dentro del trabajo realizado en el campo del diagnóstico genético, y que según Lozano, ha permitido desarrollar marcadores moleculares (similares a los marcadores de ADN de humanos que ahora se suelen ver en series televisivas) y que se utilizan para identificar plantas portadoras de genes de resistencia a plagas y enfermedades, o variedades y cultivares con mejores atributos de calidad de fruto, por citar algunos ejemplos.

En la actualidad, los miembros del grupo están intentando identificar los genes y mecanismos responsables del desarrollo de unas estructuras en forma de pelo, los denominados tricomas, que recubren la superficie de la hoja de los tomates. "Sabemos que en los tomates silvestres hay tricomas que producen sustancias que resultan repelentes para plagas como la araña roja. Sin embargo, los tomates cultivados no producen este tipo de tricomas, pero si finalmente aislamos los genes necesarios para la formación de estas estructuras, habremos dado un paso de gigante para, en un futuro cercano, obtener nuevas variedades de tomates cultivados que resistan a las plagas sin renunciar por ello a caracteres como productividad o sabor", explica el responsable de los inbestigadores.

Rafael Lozano asegura todas las investigaciones siempre tienen un objetivo aplicado. "Pretendemos que nuestro trabajo contribuya a la obtención de nuevas variedades, con características distintas, pero siempre respetuosas con el medio ambiente, con mayor rentabilidad para que sean interesantes a los productores y con mejores propiedades para que sean atractivas a los consumidores".