Un día en las Urgencias del hospital

Diario de Almería vive en primera persona el trabajo de los profesionales del centro hospitalario La Inmaculada del municipio de Huércal-Overa

El trabajo es constanteen el área de Urgencias de La Inmaculada.
El trabajo es constanteen el área de Urgencias de La Inmaculada.
Ricardo Alba

31 de marzo 2013 - 05:01

No es frecuente ingresar en Urgencias de un hospital por el propio pie. Menos aún, acceder a la zona medular de control y que, además, permitan describir lo que allí sucede. Diario de Almería, gracias al hospital La Inmaculada de Huércal-Overa, ha convivido unas horas con los profesionales del área de Urgencias que diariamente se enfrentan a situaciones límite. Así fue y así se lo contamos.

A esa primera hora del día en que todo asoma desvaído, la explanada del aparcamiento del hospital La Inmaculada de Huércal-Overa es una constante mudanza de vehículos. Los relevos de personal, pacientes madrugadores, familiares tempraneros, taxis, ocupan o desalojan las plazas de estacionamiento. Una pequeña ciudad comienza la actividad y, dentro de ella, hay relevo de médicos y sanitarios en una sala de máquinas cuidadosamente organizada: Urgencias.

Comienza todo. Son las 08:00 horas. El doctor Mateo Silvente, Jefe de Sección de Urgencias, se reúne con los médicos que salen de guardia y los que entran. En este cambio se cuentan las incidencias de la guardia anterior y se informa de los pacientes que permanecen en observación, aquellos que se encuentran pendientes de su evolución y los que han de ingresar en observación.

El estado de cada paciente es exhaustivamente analizado, deliberado y decidido el idóneo procedimiento terapéutico. La pequeña sala se llena de constantes vitales, índices, tratamientos, medicación, un vocabulario preciso, profesional, que a oídos de profano dice poco excepto que un paciente continúa en estado crítico.

Tras el cambio de guardia, tanto médicos adjuntos como residentes asisten a una sesión clínica de carácter científico y posterior debate con el objetivo de contribuir a la formación de los médicos residentes. El hospital La Inmaculada desempeña tareas de formación de pregrado, postgrado y de investigación clínica, de tal modo que cinco médicos residentes por año se forman en Medicina Familiar y Comunitaria en el Servicio de Urgencias.

Una hora y media más tarde, la dinámica de trabajo hace tiempo que ha comenzado en las cinco consultas distribuidas nada más concluir el cambio de guardia. Sea cual fuere el momento y durante las 24 horas siempre hay un médico de guardia que atiende una posible emergencia o la llegada de un paciente crítico. En toda el área de Urgencias no hay una voz más alta que otra. Celadores, administrativos, auxiliares, enfermería, médicos, todos desempeñan su cometido con aplomo y, sobre todo, con sensibilidad. Rosa Milá, médico adjunta de urgencias, recién salida de guardia, relata que "estar en contacto todo el día con la enfermedad te marca. Nos hace cambiar la escala de valores. Hay que ponerse en la piel del paciente; a veces, muchas veces, una conversación, explicar lo que les pasa, ayudarles a entender los síntomas, es una medicina que ayuda a la recuperación del enfermo". La doctora Rosa Milá abandona la Sala de Observación en busca del merecido descanso.

A las 10:00 horas la Sala de Observación dispone de 14 camas, dos de las cuales están aisladas y destinadas a pacientes con enfermedades infecciosas. Desde el control ubicado en el centro de la sala el personal sanitario registra cualquier evolución clínica. El silencio de la sala es palpable, solamente interrumpido por la llamada de un paciente o un cruce de opiniones entre los dos médicos que continuamente hay en la Sala de Observación. Uno de ellos abandona la Sala apresuradamente. Un timbre imperceptible para el no entrenado avisa de la llegada de una emergencia. Sale a recibirlo el equipo básico consistente en un médico, una enfermera y un auxiliar. Con enorme rapidez se traslada al paciente hasta el box de emergencias, el médico efectúa la valoración del enfermo para decidir el procedimiento. En cuestión de muy pocos minutos, tras una exploración tan urgente como metódica, el paciente, ante sus delicadas constantes vitales, pasa a la Sala de Observación.

Aparentemente, el único alterado es quien suscribe. Es imaginable que la procesión en formato adrenalina corra por las venas de los profesionales. El doctor Silvente sale al quite con la minuciosa explicación del sistema de filtros para establecer prioridades: "el triaje o clasificación de pacientes se efectúa en una sala llamada así, de Triaje. Previamente, el paciente pasa por la administración de admisión para la toma de datos y automáticamente se genera una pantalla en enfermería donde le toman las constantes: tensión, temperatura, pulso, saturación de oxígeno, y con estos datos, más lo que cuenta el paciente se establece la prioridad. Una vez establecida pasa a las diferentes consultas". ¿Y cómo se establecen las prioridades? El Jefe de Servicio de Urgencias, para hacerlo más comprensible, las resume en: 1.- Prioridad máxima. Pasa directamente al box de emergencias. 2.- El paciente puede esperar aproximadamente entre 15 y 20 minutos. 3.- El tiempo de espera oscila entre 30 y 40 minutos. 4.- El paciente puede hacer antesala durante una hora. 5.- Los pacientes pueden esperar hasta dos horas sin ser vistos, como por ejemplo, de un esguince de tobillo. "Entendemos que cualquier paciente considere que su caso es prioritario", añade el doctor Mateo Silvente, "sin embargo, los profesionales nos vemos en la obligación de determinar la gravedad de cada enfermo que entra por la puerta de Urgencias y actuar en consecuencia. Una persona con infarto tiene riesgo de muerte; ante un caso así, y se producen más de los que quisiéramos, no puede esperar como puede hacerlo un paciente que su vida no corra peligro".

A las 12:00 horas, en el pasillo que conduce a las consultas, una habitación con sillones en lugar de camas es la alternativa de Sala de Observación para pacientes con una estancia más breve para administrar tratamientos cortos. Es el caso de Luis Cortés García, 90 años, de Garrucha, que se bañó en la mar con el agua helada y le dio un enfriamiento al hombre, "que hacía calor y me metí en el agua. Me tiene que dar una foto, no se olvide". No hay cuidado de olvido.

De las 5 consultas externas, una es la llamada de consultas rápidas donde se ven las prioridades 5 y en alguna ocasión la del nivel de prioridad 4. Las otras 4 consultas están dedicadas a pediatría, medicina interna, cirugía, todas las patologías incluidas en los niveles 2, 3 y 4. La prioridad 1, que es el paciente emergente, se ve en críticos, un box especial donde entran pacientes con paradas, personas que se encuentran muy mal y que son vistas inmediatamente.

El doctor ajunto José Miguel Medina explica el proceso de una consulta en Urgencias sobre la marcha: "ya abierta la historia se llama al paciente, se le hace la entrevista clínica, se explora al paciente, se piden las pruebas que sean necesarias y con los resultados, según cuales sean, o bien se le ingresa, se le mantiene en observación o se le da el alta si no tiene ninguna complicación".

A las 14: 00 horas , en el interior del Servicio de Urgencias no existe nada más lo exterior es ajeno, la concentración es máxima. Los familiares de los pacientes, algunos, pierden los nervios. Quieren saber, la impaciencia supera a veces la educación. Como a veces la picaresca sobrepasa el uso del Servicio de Urgencias como atajo para sortear las citas en consultas externas. El pícaro resta tiempo y recursos a los pacientes que realmente precisan de los Servicios de Urgencia.

Durante el día el equipo de Urgencias está integrado por dos administrativos de admisión; dos profesionales de enfermería en la Sala de Observación y cinco en consultas; dos médicos en la Sala de Observación y cuatro en policlínica. Las guardias nocturnas se cubren con dos sanitarios en Sala de Observación y otros dos en consultas externas. En cuanto a doctores, dos adjuntos en Sala de Observación, uno en consultas más dos médicos residentes. Tanto en las guardias de día como en las nocturnas, siempre hay dos celadores en la entrada de Urgencias y cuatro en el interior.

Una hora más tarde, alguien, en algún lugar, abre la imaginaria válvula de descompresión. Pese a ello, los profesionales que ejercen en Urgencias tardan un tiempo en aligerar la adrenalina acumulada. Les cuesta relajar la tensión del día, de la semana, del mes, del año, frente a la toma de decisiones inmediatas, en primera fila de casos a vida o muerte

El hospital La Inmaculada sisa un brevísimo respiro al tiempo, el de tomar un bocado apresurado, el de intercambiar fugaces saludos. La salida de vehículos deja al descubierto una explanada de asfalto tatuada con estrías blancas e impregnadas de historias humanas.

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