"Es muy difícil en este mundo obtener una felicidad completa sin el altruismo"

Su semblante irradia bondad. Tanta como su figura petrificada sobre el sillón, no hace movimiento alguno, sólo el de los labios al hablar y de cuando en cuando una sonrisa comprensiva. Mientras el monje Sangye traduce las preguntas del inglés y español al tibetano y el posterior recorrido lingüístico a la inversa con las respuestas, el Lama Kenchen Pema Sherab aguarda con la paciencia de quien tiene todo el tiempo del mundo para dedicarlo al curioso preguntón, o al menos así lo hace sentir aunque el monje Gerek, introductor y artífice del encuentro con el Lama, solicita brevedad en la entrevista, "debido a que Kenchen Pema Sherab se muestra algo cansado tras una intensa ceremonia de iniciación".

El Lama es un viajero impenitente, "he fundado muchos centros budistas en numerosos lugares del mundo y los estudiantes de esos centros me invitan y debo corresponder a la invitación, por ese motivo viajo tanto". Kenchen Pema Sherab viene de India, del Monasterio de Namdroling fundado por el Lama Namkha Rinpoche, en visita al Centro Budista Vajrayana que significa 'Vehículo del Diamante', ubicado un poco más allá de Serena, barriada de Bédar.

-A la vista de la realidad mundial, ¿qué sufre más su corazón o su mente?

-La distinción entre corazón y mente en el Tíbet no es adecuada, porque la mente está en el corazón.

-Bien, ante la crisis de pobreza, de infortunio, de guerras, que asola a gran parte de la humanidad, ¿qué piensa, qué opina, tenemos arreglo?

-Me alegraría mucho que la gente ayudase a los pobres. Hay millones de personas en el mundo que no tienen nada y está muy bien hacer esfuerzos en este sentido. Pero, tal vez hay que darse cuenta que además de ayudar materialmente, es preciso que la gente también encuentre una felicidad total y que pueda satisfacer sus necesidades. Muchos deseos dependen de la mente y, aún con condiciones materiales perfectas, es muy difícil encontrar la felicidad en nuestra mente. Es lo que llamamos karma y significa que lo mismo que uno ha hecho es lo mismo que uno tiene que decidir. Por ejemplo, en el Tíbet, en el pasado, un Rey había intentado reunir todas las posesiones de los pobres y los ricos para repartirlos y que todos estuviesen a igual nivel para comenzar de nuevo sin ninguna diferencia, y se vio que después de un par de años muchos de los que fueron pobres volvieron a ser pobres y los que ya fueron ricos volvieron a ser ricos, había mejorado la situación pero tampoco me puedo imaginar que llegue a haber una igualdad total, porque el karma de cada uno es diferente y eso influye.

-Observándole, a veces da la impresión de que usted se encuentra ausente, muy concentrado. ¿Cómo logra llegar a ese estado?

-Bueno eso es lo que usted observa, pero yo no poseo una gran práctica de concentración meditativa muy buena porque he pasado muchos años estudiando textos y la concentración meditativa se consigue estando en retiro contemplativo. Lo que se llama concentración meditativa en general es pensar que uno tiene la percepción de los cinco sentidos y la mente, que siempre tiende a distraerse, cuando logra la concentración meditativa halla un estado muy relajado sin muchos pensamientos, eso es lo que se puede llamar estado de concentración común. Pero sobre esto podría decirse mucho más de lo que podría explicar ahora.

-Si no tiene inconveniente, deme razones para convertirme al Budismo.

-Siendo budista no le puedo decir que el budismo es la mejor tradición o la más preciosa, no es lo que quiero decir. Para mí mismo, lo que pienso es que si queremos ser felices en el futuro es importante cultivar las causas de la felicidad. Buda nos ha enseñado las causas de la felicidad que se fundamentan en el altruismo. Es muy difícil en este mundo encontrar una felicidad completa sin tener en cuenta esto. Lo que sí puedo decir del budismo es que es una tradición muy amplia, tiene muchos caminos diferentes. Buda era un príncipe que abandonó su corona para practicar y buscar la verdad espiritual y él mismo, con su propia sabiduría, ha encontrado la naturaleza real del ser humano y él la enseña.