El drama de los seguros agrarios
Solo un tercio de las explotaciones tiene bajo salvaguarda su producción
Los datos son demoledores. Solo entre un 20 y un 30% de las explotaciones agrícolas de El Ejido está asegurada según los datos que barajan las organizaciones agrarias. Una cifra que deja a las claras la situación de desesperación que viven ahora muchos de los afectados, que ven el futuro negro a la hora de hacer frente a los gastos millonarios que les va a suponer la reconstrucción de sus explotaciones agrícolas.
Según los agricultores consultados a pie de invernadero por este periódico, de media asegurar una hectárea supone un coste anual de unos 600 euros. Si se tiene en cuenta que el perfil del agricultor del Poniente es el de un propietario con una o dos hectáreas, asegurar sus tierras supone un importante desembolso que muchos no están dispuestos a asumir y que conlleva una serie de riesgos que finalmente han hecho acto de aparición.
Pero no es el único punto de vista de una problemática que cada vez tiene más peso en el campo. También están los casos de los agricultores que aún queriendo asegurar sus tierras no pueden hacerlo porque las empresas de seguros no se hacen cargo de sus explotaciones al haber sufrido anteriormente accidentes por inclemencias meteorológicas. Así lo afirmaban ayer los hermanos López a este periódico. "Aquí pasa como con las aseguradores de vehículos, en el momento que des varios partes de accidente ya ninguna quiere asegurarte y hacerse cargo de tu vehículo", ejemplifica.
No en vano, las explotaciones agrícolas de toda la comarca del Poniente han sufrido en la última década varios momentos álgidos en cuanto a destrozos por temporales de viento, lluvia y granizo. Un hecho que ha llevado a muchas aseguradoras a encarecer el precio por asegurar una hectárea y, en los casos más extremos, a declinar la propuesta de los agricultores para asegurar sus tierras.
Un drama que ahora alcanza tintes épicos porque la inmensa mayoría de los afectados, todos ellos principalmente con producción de pimiento y en menor medida berenjena y tomate, "nos vemos con una mano delante y otro detrás porque dependemos de créditos bancarios para hacer frente a la reconstrucción de nuestros invernaderos", aseguran.
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