El edificio de Protección Civil, una de las insignias del barrio almeriense de Los Molinos, luce ya como recién construido, aunque esta casa burguesa diseñada por el arquitecto Guillermo Langle fue edificada a medios de la década de los años 30 del siglo pasado. Es el resultado de 24 meses de trabajos de rehabilitación, con los que no solo la capital ha recuperado este inmueble protegido, sino que las obras garantizan su perdurabilidad en el tiempo al haberse corregido las importantes deficiencias estructurales que presentaba.
Ahora, en fase ya de remates y a punto de ser recepcionado, le toca la apertura de puertas y su puesta de nuevo en uso. Los planes del Ayuntamiento de Almería son convertir este edificio, que fuera el centro de operaciones de Protección Civil, en un Centro de la Mujer: el tercero de la capital.
Las obras, que comenzaron el 14 de febrero de 2019, con nueve meses de plazo y un presupuesto de 400.000 euros, han requerido más tiempo y más dinero –550.000 euros ha sido el coste final–, precisamente para reforzar la estructura. Pero atrás quedan ya los años de cierre del inmueble, los excrementos de palomas, los restos de botellón, y puertas y ventanas desvencijadas, así como los años de reclamaciones vecinales pidiendo el auxilio municipal para este emblema de Los Molinos.
Ana Martínez Labella, concejala de Urbanismo e Infraestructuras, área encargada de la ejecución de este proyecto, se ha congratulado del resultado de la rehabilitación llevada a cabo sobre el inmueble, llevada a cabo por la empresa Rehabitec, que permitirá, señala la edil, recuperar para un uso social un edificio singular como éste.
Los trabajos realizados sobre el inmueble han consistido en su limpieza y adecentamiento, después de mucho tiempo en desuso, y el picado de cerramientos exteriores, procediéndose a continuación a realizar las obras de consolidación estructural, consistentes en la demolición de forjados que se encontraban en mal estado y la construcción de nuevos elementos estructurales.
Una vez ejecutados todos los trabajos estructurales, las tareas de recuperación entraron de lleno en el interior del edificio, en toda su extensión, renovando los acabados, las cubiertas, la carpintería y otras instalaciones, “de modo que la construcción, funcional y accesible, quede perfectamente adaptada”.
Para ello, se ha incorporado al inmueble, de dos plantas y un semisótano, un ascensor con el que el Ayuntamiento ha logrado la accesibilidad total. El elevador se encuentra en el interior de una estructura anexa de nueva construcción, que le aporta a la casa burguesa de Langle un plus de diseño arquitectónico de contorno modernista y redondeado en combinación con la vivienda original.
Con una terraza transitable, será el futuro Centro de la Mujer. Con aforo para 136 personas, dispone de seis salas distribuidas en las diferentes plantas. Así, en la planta baja iría el vestíbulo, la zona de conserjería y tres salas, mientras que en la primera planta irían dos salas. En el semisótano se habilitarán los aseos y una última sala más.
La empresa ha solicitado ya la recepción de las obras, que serán, más adelante, completadas con mejoras del entorno, ya previstas por el equipo de gobierno.
Imágenes de su estado anterior
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