El educador de perros

Francisco Martín acumula más de veinte años de experiencia cuidando y adiestrando animales Se trata de un remedio que evita el abandono de animales

Subida de rampa dentro del circuito de adiestramiento.
Subida de rampa dentro del circuito de adiestramiento.
Rafael Espino

17 de abril 2016 - 01:00

Francisco Martín comparte trabajo y afición: los perros. Junta a la Universidad, casi rozando el mar, se encuentra una de las residencias caninas más veteranas de la capital, la Escuela de Adiestramiento Las Palomas. Allí, los perros van a la escuela, algunos por el gusto de sus dueños y otros, casos tristes, porque a estos no les queda más remedio y se dan una última oportunidad antes de abandonarlos: "Es la gran parte de los casos que nos llegan. Por eso siempre Intentamos enseñar a los dueños. A los perros se les muestran unas normas básicas. Es un entrenamiento mutuo", explica Martín.

No es trabajo fácil, pues cada perro tiene sus particularidades y hay que amoldarse a sus formas: "Después de más de 20 años tratando con estos animales, tan solo con mirarlo a los ojos sabes lo que quieren lo que necesitan", agrega. Y lo mejor de todo es que su esfuerzo es agradecido, porque cuando el dueño regrese a casa con el animal, todo será distinto, no habrá que reeducar: "El aprendizaje no tiene porque perderse con el tiempo. Se puede relajar, pero la practica no se olvida".

La residencia está dividida en dos zonas: residencia y adiestramiento. La primera de ellas está destinada a aquellos perros cuyos dueños, durante un tiempo determinado, deciden dejarlos en manos de estos profesionales, bien porque se van de vacaciones o por cualquier otro motivo. No pueden atenderlos en casa y prefieren un lugar donde estén tan bien o mejor cuidados. "Es un arduo trabajo. Todas las mañanas limpiamos las perreras y sacamos a los perros a las pistas pos turnos. Ese es un momento en el que hay que tener mucho cuidado, tiene que haber mucha organización y no interferir en sus caminos para que no haya problemas", añade, y si el dueño encuentra alguna pega porque en el momento de dejar a su perro, este se encuentra enfermo, en la escuela siguen el tratamiento: "Se le da la medicación que necesite por si llega en mal estado, se continua el tratamiento del veterinario".

En la zona de adiestramiento se forman a los perros cinco estrellas, aquellos que acaban con una cartilla debajo del brazo: "Para ellos es como hacer una carrera en la Universidad", manifiesta Martín.

Las Palomas cuenta con un grupo de trabajo reconocido por la Real Sociedad Canina de España, lo que les permite hacer pruebas de trabajo, exámenes de obediencia, rastreo y ataque. Martín y los trabajadores de la escuela también realizan este trabajo de adiestramiento: "Preparar a un perro para esto tarde en torno a un año y medio. Es mucho trabajo, pero muy satisfactorio".

Eso sí, todos los perros no están diseñados para alcanzar este punto de madurez física y mental: "Los perros tienen que tener unas cualidades físicas e internas específicas. Igual que todo el mundo no sirven para ser atletas, con los perros igual".

Para este tipo de pruebas, los perros que mejores resultados suelen dar son los pastor alemán, los rottweiler, bóxer o dóberman.

Resulta increíble el poder pasear con total tranquilidad al lado de unos perros a los que a priori se les supone mal genio. Pero las apariencias engañan.

stats