Una enciclopedia llamada Mojácar

4.000 años han sido suficientes para coronarla como uno de los núcleos históricos más importantes de la historia · Ha sido y es el centro de inspiración de numerosos pintores, poetas e historiadores

Vista exterior del municipìo de Mojácar, situado a 152 metros y a 90 kilómetros de la capital.
Vista exterior del municipìo de Mojácar, situado a 152 metros y a 90 kilómetros de la capital.
Juan R. Belloso / Almería

22 de agosto 2008 - 01:00

Existen pocos rincones en el mundo que posean el encanto que tiene Mojácar. A lo largo de la historia su atractivo ha inspirado a cientos de artistas que, o bien lo han ilustrado en un lienzo, o bien sobre papel y a toque de pluma.

Responsable del nacimiento de numerosas obras de arte, esta pequeña localidad almeriense de 6.507 habitantes se encuentra situada a una altitud de 152 metros, a 90 kilómetros de la capital.

Sus blancas, estrechas y empinadas calles hacen recordar a las majestuosas pirámides egipcias. Su extensa playa, prima hermana del Parque Natural de Níjar, evidencia que Mojácar sea un lugar idóneo para disfrutar de unas buenas vacaciones.

Situada en una colina a pie de Sierra Cabrera, sus casas cúbicas y blanqueadas cubren de lejos un amplio esqueleto de calles, rampas, cuestas de vértigo y plazoletas, que albergan a decenas de comercios artesanales, bares o pubs; en su mayoría emparentados con la arquitectura autóctona del norte de África.

El Parador, que fue inaugurado en el año 1966, se ha mantenido en sintonía con las construcciones de los alrededores. Una amplia estructura de dos plantas que abre sus brazos hacia el mar. Tiene tres partes: una central y dos laterales que comunican las dos primeras en sentido oblicuo hacia la playa.

Cada minúsculo rincón de Mojácar refleja una nueva historia que contar. La Iglesia Santa María, las murallas (Las Pilas, Barranco de La Ciudad), las torres (Los Escobetos, Macenas) o el Castillo de Jesús Nazareno, situado a las afueras del municipio de Garrucha, propiedad del Ministerio del Interior y destinado a casa cuartel de la Guardia Civil, mantienen en pie una fortaleza que recibió un escudo de armas por merced real en el año 1497.

La literatura teatral del dramaturgo Win Wells, que inmortalizó aún más a Federico García Lorca con su obra Cante Hondo, el pintor Neoyorquino Fritz Mooney, quien expuso sus pinturas en el museo de Arte Moderno de Nueva York y en el Banco de América el británico William Bill Nappier, decidieron descansar durante sus años previos a la muerte y yacen en el cementerio. Ellos, entre otros, han contribuido a que el pueblo de Mojácar sea una enciclopedia abierta universal en pleno corazón de Andalucía.

Los libros describen a la antigua mujer mojaquera, como tímidas y huidizas criaturas que tapaban su rostro con paños, sujetando los bordes con los dientes mientras trepaban por las cuestas, a trancas y barrancas, cargadas con cántaros , uno bajo el brazo y otro sobre la cabeza, rellenos de agua. Durante el período de luto, se cubrían con pañuelos negros. En cambio, las jóvenes y las casadas utilizaban otros de color amarillento.

La estatua de mármol blanco de Macaél, alzada en la Plaza de la Iglesia el día de San Agustín de 1989, honra la labor de una mujer que entregó su vida a sus tierras, educó a sus niños y mantuvo a flote al pueblo durante la ausencia de los maridos que emigraron en busca de una vida mejor.

Transcurren los años y el libro de las aproximadamente 4.000 primaveras de Mojácar cada vez es más extenso. Liderada en la actualidad por su alcaldesa Rosa María Cano Montoya, acoge todos los años a centenares de personas procedentes de todo el mundo; no sería descabellado imaginar que Mojácar representa a una auténticaTorre de Babel.

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