“Lo que hoy soy se lo debo a la consideración del pueblo de Almería”
Escudo de Oro Ciudad de Almería
El dermatólogo Ramón Fernández Miranda recibe la distinción del Ayuntamiento de la capital tras 42 años cuidando de la piel de miles de almerienses
"Lo que hoy soy se lo debo a la consideración del pueblo de Almería”. Con estas palabras de agradecimiento culminaba su discurso el dermatólogo almeriense, Ramón Fernández Miranda, reconocido con el Escudo de Oro de la Ciudad de Almería por el Ayuntamiento de la capital.
Una distinción que el especialista ha recibido tras 42 años cuidando de la piel de miles de almerienses con una profesionalidad avalada por sus resultados y una particular forma de ser cargada de afecto, comprensión y solidaridad hacia sus pacientes.
“Siempre es muy agradable y es un honor recibir el reconocimiento de los tuyos, aunque en mi caso me siento doblemente privilegiado porque, además de haber trabajado en lo que me gusta, se me ha premiado por ello”. “Muchas gracias señor alcalde por esta distinción”, ha señalado en su reflexión, en la que ha manifestado su emoción y orgullo por el reconocimiento a toda una vida profesional en la que “ he gozado de la confianza y el cariño de casi cien mil almerienses”.
Ramón Fernández Miranda, dermatólogo
"Además de utilizar los avances científicos y tecnológicos, la palabra ha sido para mí una potente y eficaz arma terapéutica. El paciente necesita ser escuchado”
“La piel es el órgano más extenso e importante de nuestro organismo y, a través de ella, se nos manifiesta la persona con sus problemas existenciales, emociones, anhelos, ira y un sin fin de signos que me han sido fundamentales para el diagnóstico y tratamiento en mi práctica diaria. En definitiva una medicina cuyo centro es la persona enferma y en la que, además de utilizar los avances científicos y tecnológicos, la palabra ha sido para mí una potente y eficaz arma terapéutica. El paciente necesita ser escuchado”.
Con 17 años de edad dejó Almería para ir a Granada a cursar los estudios de Medicina y volvió de nuevo a los 25 siendo ya especialista en Dermatología. “He trabajado en casi todas las instituciones y dispositivos sanitarios, tanto públicos como privados de nuestra tierra, en los antiguos consultorios de la calle Gerona y San Leonardo, La Casa de Socorro, el 18 de Julio, la Bola Azul, el Hospital Cruz Roja, aunque destacaría mi trabajo en la Delegación Territorial de Salud y mi consulta privada”.
“Sin duda el trabajo por el que me siento más gratificado ha sido la lepra”
“La actividad privada la he desarrollado principalmente en las áreas de la oncología cutánea y la tricología. En oncología, con la prevención y tratamiento del cáncer de piel, tan frecuente en nuestra Almería por la cantidad de horas de sol que disfrutamos y que, en ocasiones, me ha hecho sentir como Juan el Bautista clamando por el desierto. La tricología, que es la ciencia que se dedica a las enfermedades del pelo, me ha dado muchas satisfacciones, pero como otros muchos aspectos de la dermatología actual, no deja de formar parte de la llamada ‘sociedad líquida’ de Bauman. Sin duda, el trabajo del que me siento más gratificado ha sido en lepra y que comencé en 1981 en la Delegación de Salud como jefe de Programas de Salud, además de colaborador con el comité de expertos de la OMS y formar parte de la Cátedra de enfermedades tropicales de la Unesco como profesor de lepra. La tasa de prevalencia de la lepra en Almería, en los años 80 del siglo pasado, era la segunda más alta de España después de Jaén y, en consecuencia, de toda Europa”.
Para el alcalde de la capital, Ramón Fernández Pacheco, “imponer un Escudo de Oro de Almería es una forma muy sencilla de decir cosas complejas. Y es, en este caso, una manera de hacer patente la palabra que sin duda más veces habrá escuchado en su vida la persona que hoy nos reúne aquí, el doctor Ramón Fernández Miranda. Y esa palabra gracias”.
“Gracias, doctor. Gracias Ramón. Gracias, papá… ¿Hay algún almeriense que no haya tenido alguna vez motivos para dar las gracias a Ramón? Tengo mis dudas”, ha expuesto el regidor en el acto de entrega de la distinción en el que Fernández-Pacheco ha querido destacar la bondad, el cariño y a la profesionalidad, “sobre todo cuando se ejercen durante tantos años dentro y fuera de la consulta”.
“Ramón se ha jubilado, no por gusto, sino por obligación, después de 42 años cuidando de la piel de los 150.000 almerienses que alguna vez han tenido ficha en su consulta, que sin duda ha sido una de las más conocidas y acreditadas de toda Almería. Y eso no ha sido sólo por la garantía de sus diagnósticos y tratamientos, sino también por el trato personal, siempre humano y cercano, del doctor Fernández Miranda".
"Como buen dermatólogo, Ramón sabe que la piel tiene memoria, y como buena persona que es, sabe que la gente que le conoce, que es lo mismo que decir que es la gente que le quiere, también tiene memoria. Y sé que miles de almerienses siempre van a recordar no sólo su capacidad de curar, que ese es su trabajo como médico, sino también su capacidad de transmitir confianza y de aportar tranquilidad, que también son tratamientos asociados a la curación y que no todo el mundo es capaz de prescribir”. “Ramón siempre ha estado al lado de sus pacientes para lo bueno y también para lo no tan bueno, porque la medicina no siempre transcurre por un camino recto e inalterable. Así es la vida”.
"Es un ejempo de vocación y entrega constante a hacer el bien"
“Como alcalde, pocas cosas me gustan más que reconocer el trabajo y el talento de los almerienses que suman y aportan a este proyecto compartido que se llama Almería. Por eso me gustaría, y ahora me quiero dirigir a los más jóvenes, que la vida y la trayectoria del doctor Ramón Fernández Miranda sirviera como ejemplo no sólo de una vocación profesional determinada, sino de una entrega constante a la causa más importante que cualquiera puede abrazar: hacer el bien. Y eso es lo que ha hecho Ramón a lo largo de toda su vida profesional: preocuparse no solo de la enfermedad que tenia su paciente, sino del paciente que tenia esa enfermedad.
Ha sido una carrera de fondo, llena de éxitos, de partidos ganados y también, a veces, de alguna derrota. Así es la vida para todos, y así la viven los profesionales de la medicina como Ramón, que siempre ha sido consciente de el buen médico no sólo es aquel que sabe muchísimo de medicina”.
El alcalde ha destacado toda “una historia de vocación y compromiso que empezó hace ya muchos años y que gracias a la constancia, al trabajo serio, y a los valores que Ramón recibió de su familia y de sus profesores permiten que ahora, al mirar hacia atrás, descubramos que además de una buena historia hay un magnifico ejemplo y un legado apasionante”.
“Una trayectoria ejemplar que no es un esfuerzo aislado ni un fruto de la casualidad, sino que es un testimonio de utilidad y servicio público a la sociedad almeriense, promoviendo la salud, los hábitos saludables y luchando contra enfermedades que muchos han considerado como un estigma”.
“Y sospecho que en la enorme capacidad de acompañar y de ponerse siempre del lado del paciente que ha demostrado Ramón ha tenido mucho que ver su condición de seguidor acérrimo del Athletic de Bilbao”.
“Sé que es un dato poco científico, pero ser hincha de los Leones de San Mamés, le ha otorgado un gran entrenamiento -como él mismo dice- en la frustración y en la derrota. Y eso, aunque no sea muy académico, le ha ayudado mucho a la hora de afrontar los partidos de la vida y la salud de tantísimos almerienses”. “Me siento hoy casi tan feliz y orgulloso de Ramón como sin duda están hoy toda su familia y amigos”, ha concluido el alcalde.
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