España, en hora buena
Cultura
Con el cambio horario de esta madrugada pasada, nuestro país se acerca al huso que le corresponde geográficamente
¿El siguiente paso? No adelantar la hora cuando llegue el mes de marzo 2026, para tener horario de verano
Entre flores, fandanguillos y alegrías
Toda Europa ha estado obligada a atrasar la hora la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre para entrar de lleno en el horario de invierno. Sin embargo, durante esta madrugada, España y en particular los almerienses no se limitarán a decir adiós al verano. Al pasar las manecillas de las 3:00 a las 2:00 horas, estaremos un poco más cerca de abrazar el huso horario que nos corresponde, del meridiano de Greenwich, el que realmente nos corresponde por situación geográfica: una hora menos de las que marca el reloj. Así lo piensa la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe).
Ya en el año 2018, y más concretamente el 8 de febrero el Parlamento Europeo votó a favor de una resolución no vinculante para que la directiva regule los cambios de hora a nivel europeo en primavera y otoño. El famoso texto, aprobado con 384 votos a favor, solicitaba a la Comunidad Europea que realizara una evaluación exhaustiva del impacto sobre la salud del cambio horario y, en caso necesario, presentar una propuesta para su revisión.
A primeros del mes de julio de dicho año la CE invitó a todos los ciudadanos europeos a pronunciarse sobre la conveniencia de eliminar o mantener este cambio de hora estacional. El resultado fue abrumador: el 84% de los participantes se manifestó a favor de suprimir el cambio horario, lo cual no nos debe de extrañar, ya que desde hace muchos años se insistió en algo que la propia CE reconoció: por un lado, el efecto global del ahorro de energía lo que se deriva del cambio horario es marginal y, por otro lado, el impacto en las salud de las personas es mayor de lo que inicialmente se pensaba, especialmente en niños y personas mayores más vulnerables.
La naturaleza nos provee con un ciclo de luz-oscuridad que influye enormemente en nuestra evolución. Y la luz y su ausencia tienen efectos en la salud.
Con el restablecimiento de la Hora Europea Occidental, se volvería a un horario más idóneo, en el que los ciudadanos nos seguiríamos levantando a la misma hora de “reloj”, pero en realidad una hora (solar) más tarde y “se dormiría una hora más”; se comería y cenaría en un horario más internacional, a la una y a las ocho de la tarde; se fomentaría la jornada continuada de nueve a seis de la tarde, con una parada de una hora para comer a mitad de la jornada laboral, lo cual es beneficioso para la salud y provocaría una disminución de la siniestralidad laboral.
Hace casi una década, el periodista Carlos Díaz escribió: “Adecuar el huso horario a la realidad de la península ibérica permitiría mejorar de todo tipo en materia de conciliación de la vida laboral y familiar, aumento de la productividad, ahorro energético o salud psíquica ciudadana, y sobre ello parece existir consenso entre los expertos en la materia. Sin embargo, pasan los años y los gobiernos, pese a que una subcomisión del Congreso de los Diputados haya pedió que se estudiase la posibilidad de volver al horario de siempre, petición amparada por todo tipo de sólidas argumentaciones, no parecieron dispuestos a tomar decisión alguna”.
El reloj español
Aquel sábado de marzo de 1940 Franco ordenó adelantar una hora el “reloj oficial” para hacerlo coincidir con el de la Alemania de Hitler, situada más al Este, en otra longitud geográfica distinta. Se hizo a las once la noche, que pasaron a ser las doce. Las Islas Canarias permanecieron al margen de esa orden y se quedaron con una hora menos. La simpatía del régimen dictatorial por la Alemania de Hitler dejó huella en el ADN de los españoles en forma de horario descontrolado. Vamos sesenta minutos por delante de la hora solar. Es evidente que el dictador Francisco Franco dejó “atado y bien atado” un cambio: el de la hora, a tenor de la Orden del BOE de 7 de marzo de 1940: “Considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los otros países europeos, y las ventajas de diversas órdenes que el adelanto temporal de la hora trae consigo: Dispongo: Art. 1º El sábado, 16 de marzo, a las veintitrés horas, será adelantada la hora legal en sesenta minutos. Art. 5º Oportunamente se señalará la fecha en que haya de restablecerse la hora normal”. Estamos esperando dicho restablecimiento. No fue en la dictadura. No ha sido en los años que gozamos de democracia. ¿Para cuando será?
Y en el Este…Almería
En la latitud de España, las horas de luz son las mismas, más o menos 10 horas en invierno y aproximadamente 14 en verano, pero no amanece o anochece a la misma hora en el este que en el oeste, pudiendo haber más de una hora de diferencia de un extremo al otro. Vigo (Pontevedra), por ejemplo, es la ciudad europea en la que más tarde anochece. En el lado opuesto, las comunidades de la costa mediterránea y las Islas Baleares tienen un desajuste menor con la hora solar, por lo que el paso al horario de verano no supone unos atardeceres tan tardíos. Es el caso de Cataluña y Baleares y, en menor medida pero también de la Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Andalucía oriental, en especial Almería. De hecho, el Parlamento balear llegó a aprobar en 2016 una declaración para institucional para solicitar -sin éxito- no hacer el cambio de hora de invierno y permanecer siempre en horario de verano.
Aunque la simple acción de cambiar la hora del reloj parezca un gesto inofensivo, la realidad es que el ritmo circadiano, está muy marcado por la luz natural y los hábitos de sueño, y esta práctica puede provocar desajustes temporales. Los efectos más frecuentes son: insomnio o dificultad para conciliar el sueño, cansancio, problemas de concentración, falta de energía, irritabilidad y cambios de humor. Los expertos señalan que estos síntomas suelen durar entre tres días y dos semanas, dependiendo de cada persona.
Qué ayuda: El buen humor y aceptar la realidad como es. Estar ocupado sin dar pie a medir si tengo alguna sensación negativa que pueda atribuir al cambio horario.
Quien sienta que le afecta puede ir adelantando sus hábitos en días previos al cambio en primavera y atrasándolos en otoño.
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